Protestantes vascos del s. XVI

Me ha resultado sorprendente un artículo(1) con el título “Luteranos franceses en la España de los Austrias. Aspectos culturales de un conflicto religioso”, de Michel BOEGLIN de la Universidad de Montpellier III, hispanista, profesor y experto conocedor del siglo XVI pero que repite los mismos tópicos minimizadores sobre el luteranismo español aunque los envuelva en erudición y citas de relevantes historiadores. Ha coincidido la lectura de este artículo, con la relectura de la “Historia del P

10 DE SEPTIEMBRE DE 2007 · 22:00

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Además insiste Boeglin en que es opinión que la Reforma no logró cuajar en España y que los casos de españoles reformados prácticamente no existieron dentro de la península y que la dimensión del protestantismo dentro de la península estaba muy alejada del peligro que representaban no solo los reformados españoles sino también los extranjeros franceses. Todo lo mismo que se ha dicho siempre desde Menéndez y Pelayo. Sin embargo los datos de Olaizola demuestran a las claras que el País Vasco y la Bearn fue en algunos momentos mitad protestante con cultos protestantes y católicos en las mismas iglesias y pueblos enteros de fe reformada, además de que sus gobernantes por esta época fuesen evangélicos de fe reformada. El enfoque de este erudito francés es seguir viendo erasmistas, iluminados y reformistas católicos, pero no luteranos, aunque realmente los hubiese, como demuestra John Edward Longhurst en Luther´s Ghost in Spain (1517-1546). Solo los casos de Sevilla y Valladolid (1557-1563) aparecen con cierta dimensión verificable pero este hecho solo reconoce una culminación de un proceso anterior que Longhurst ya demuestra con cerca de 800 creyentes evangélicos procesados en el periodo entre 1517-46. Precisamente las zonas fronterizas con Francia fueron las primeras en conocer una actividad en materia de protestantismo pero también la España del XVI que era un hervidero de mercaderes, artesanos, vendedores ambulantes, aventureros y jornaleros extranjeros que venían a ganarse el pan, traían algunos de ellos sus posiciones reformadas aunque en la mayoría de los casos no las hiciesen públicas. Es lo mismo que ocurre hoy en España con 53 millones de turistas, de los que se supone un 50% al menos protestante y apenas tiene impacto religioso. En esta frontera pirenaica, sin embargo, se instalaban extranjeros protestantes como trabajadores eventuales, ejerciendo oficios humildes, con un propósito definido de propagación de su fe, pero era también donde más se vigilaba el “contagio hugonote”. Se dice también que los inquisidores actuaron por analogía al comparar las testificaciones con aquello que se conocía del protestantismo en España. Cierto es, como demuestra C. Nieto, que las doctrinas de los alumbrados se parecían tanto a las luteranas que los condenaron por luteranos, pero después los inquisidores supieron discernir, no ya por el conocimiento teológico que en muchos de ellos era básico, sino porque aprendieron a ver y escuchar los gestos y los énfasis de las declaraciones para darse cuenta de su luteranismo. Mantiene Boeglin algo que rotundamente desmiente Olaizola. Para Boeglin la influencia de los extranjeros en la Península que podían pasar con el propósito de evangelizar o hacer prosélitos no tuvo apenas fruto, pero para Olaizola el País Vasco y Navarra en tiempos de la Reina Margarita de Navarra y de Juana III de Albret hubo comunidades lo suficientemente arraigadas y organizadas que pudieron costear V.G. la Biblia al vascuence sin aportaciones subvencionadas por la Reina y pagar estudios a misioneros y enviarlos a predicar. Es cierto que la represión en las provincias de Aragón y Navarra fue extremadamente violenta apareciendo entre 1560 y 1600, 79 protestantes ejecutados, otros 94 en efigie y 378 a las galeras reales. Se rebaja la penetración del protestantismo también cuando se dice que apenas aparecieron comunidades protestantes de extranjeros en España y dice Boeglin: “De hecho fueron numerosos los franceses procesados, contados fueron los casos de auténticos dogmatizadores venidos a "hereticar" España, a pesar del marcado proselitismo que podía animar a los reformadores del otro lado de la frontera, que veían a España como el último baluarte que seguía incólume frente a la extensión del protestantismo”. Sin embargo pone un caso que demuestra que la penetración era sistemática y había propósito de predicar el Evangelio. Es el caso del clérigo francés Juan Rojas, estudiante en Ginebra y segidor de Calvino, que habiendo tenido su ministerio pastoral en Bearn durante varios años, pasó a España para sondear el campo evangelístico en San Sebastián, Tudela y Logroño. Sería detenido por la Inquisición en Pamplona porque había sospechas de que “había de predicar en secreto en España”. Ciertamente también en Cataluña en 1571 un inquisidor destacaba la comunicación de esta tierra con Francia entrando cada día por sus fronteras poblaciones con doctrinas heréticas y aún poblaciones católicas que manifestaban cierto rechazo o una indiferencia hacia los ritos de la iglesia española pues veían en la religiosidad hispana solo adhesión externa y formal además de su mala formación que atendía mas a gestos y devociones que a una mínima dogmática. Por esta causa el auto de fe sería la mejor forma de marcar las fronteras confesionales ya que no había otras razones espirituales para testificar de la fe católica y sólo sería la fuerza de la hoguera la mejor forma de gravar en las mentes del pueblo la doctrina romana. Lo que nos deja claro Olaizola (pag:109) Es que “ya desde 1531 el protestantismo tenía adeptos no solo en Laburdi sino en todo el País Vasco Norte. Con la conversión de fe Evangélica de los reyes de Navarra un cuarto de siglo después, gran parte de los súbditos navarros, bearneses y de los otros estados de la Corona de Navarra se convirtieron al Evangelio”. Sería el obispo de Orolón, Gerardo Rousel, que era también del vizcondado de Zuberoa el que más apoyaría la Reforma. Por eso dirá el historiador Poeydavant: “Su herejía prodigiosamente avanzada en la diócesis de Orolón, que es donde su venenosa propaganda abundó” El primer predicador del Evangelio de la Corte Navarra sería Pedro David monje agustino y otro monje dominico Enrique de Barran también se convertiría a la fe evangélica en 1554, siendo ambos predicadores de la reina Juana de Albret Y también Olaizola se da cuenta de que historiadores de prestigio quieren ignorar que “la Reforma protestante no es exógena al país, pues las ideas germinantes vienen de fuera, si, circulaban por todas las iglesias y cortes, pero florece y se desarrolla in situ”. En 1559 Antonio de Borbón de Navarra se adhiere a la Reforma y según el historiador Nicolás de Bordenave en “el año 1560, en la Cena de Navidad, la reina Juana adjuró en Pau de la religión romana e ingresa en la Reforma, después de haber hecho confesión pública de fe y toma el sacramento de la Santa Cena según la forma de dicha iglesia” En muy poco tiempo se organizaría toda la iglesia reformada y aunque hubo sus altos y bajos por las persecuciones constantes, en 1574 el Sínodo celebrado en Pau contó con 81 pastores entre vascos y berneses. Tras 20 años de duras Ordenanzas Eclesiásticas promulgadas por la reina Juana de Albret donde en 1584 una doce de habitantes de Olorón fue condenado a pagar un multa por no haber asistido al culto evangélico, sin embargo el impacto de la Reforma fue enorme. Todavía el exterminio se prolongaría durante un siglo, donde iglesias fueron confinadas y destruidos sus templos, perseguidos los que se ocultaron en las montañas y hasta los abogados formados en la universidad protestante de Ortez (que de los 200 en activo, 150 eran títulos obtenidos allí) fueron acosados. Pero sobre todo la emigración de los ministros vascos fue dirigida hacia Inglaterra Holanda, Suiza y América con eminentes nombres como el de Pedro de Urte y Camino, que estudiaremos en otro artículo.
(1) Luteranos franceses en la España de los Austrias. Aspectos culturales de un conflicto religioso Michel BOEGLIN .Université Montpellier III

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