Cambio de enfoque en el marketing: conectar antes que convencer

Que nuestros negocios no solo hablen de productos, sino también del Dios que nos llama a ser luz en medio del mercado.

08 DE JULIO DE 2025
11:20 CEST
Foto: <a target="_blank" href="https://unsplash.com/es/@jasongoodman_youxventures">Jason Goodman</a>, Unsplash CC0.,
Foto: Jason Goodman, Unsplash CC0.

En un mercado saturado de mensajes y ofertas, muchos negocios pequeños se enfrentan al reto de hacer llegar su propuesta sin caer en la presión de “vender por vender”.

Como empresarios cristianos, sabemos que nuestro propósito va más allá del beneficio económico. Queremos servir con excelencia, construir relaciones duraderas y actuar con integridad. Y eso también se refleja en cómo hacemos marketing.

Hoy, más que nunca, necesitamos revisar algunas ideas tradicionales y hacer un cambio de enfoque. Lo que antes funcionaba, hoy puede ser contraproducente.

Estas son algunas claves para alinear tu marketing con el tiempo en que vivimos… y con los valores en los que creemos.

 

1. De campañas aisladas a relaciones duraderas

Muchas veces diseñamos una acción de marketing pensando en resultados inmediatos: que me compren hoy, que reserven esta semana, que me contacten ahora. Pero ese enfoque cortoplacista puede hacer que perdamos de vista lo importante: construir una relación que dure en el tiempo.

Es mejor pensar en el ciclo de vida del cliente, no solo en la venta puntual. ¿Cómo puedes aportar valor constante? ¿Cómo puedes estar presente en su día a día?

Recuerda lo que dice Proverbios 11:25: “El que sacia a otros será saciado también”. Cuanto más siembras, más probabilidades hay de cosechar… a su tiempo.

 

2. De la urgencia a la empatía

La presión por generar resultados puede llevarnos a crear mensajes agresivos, forzados o poco auténticos. Pero hoy, más que nunca, la gente huye de eso. Quieren marcas humanas, que escuchen antes de hablar y que comprendan antes de vender.

Antes de lanzar tu próximo mensaje, pregúntate: ¿ayuda?, ¿anima?, ¿sirve? Como dice Santiago 1:19: “Todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse”. El marketing también puede (y debe) practicar esa sabiduría.

 

3. De excusas a creatividad

Algunos negocios se quejan de que su sector es difícil, que no tienen recursos o que no pueden competir con las grandes marcas. Pero el marketing de hoy no va solo de dinero: va de ideas, de conexión, de autenticidad.

Tienes herramientas a tu alcance como nunca antes: redes sociales, email, vídeos, testimonios de clientes, eventos… No necesitas ser perfecto, pero sí genuino.

En 2 Corintios 12:9, Pablo escribe que el poder de Dios se perfecciona en nuestra debilidad. Aplica ese principio también a tu estrategia: no escondas tu tamaño, úsalo como fortaleza. Sé cercano, sé tú.

 

4. De tareas a relaciones

A veces, la gestión diaria nos absorbe: responder emails, hacer facturas, coordinar pedidos… y el marketing se queda al final de la lista. Pero si no dedicas tiempo a relacionarte con tus clientes, otros lo harán.

Las relaciones no se alimentan solas. Un mensaje personalizado, una llamada inesperada, una publicación con propósito… pequeños gestos pueden tener gran impacto.

Como dice Gálatas 6:9: “No nos cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos”.

 

5. De trabajar de forma aislada a la colaboración

En muchas empresas, el marketing es “cosa de uno”. Pero cuanto más alineado esté con el resto del equipo, mejor funcionará. Todos los que tienen contacto con el cliente comunican algo, aunque no diseñen campañas.

La comunicación interna es tan importante como la externa. Si el equipo no está unido, los mensajes serán incoherentes.

En Romanos 12:5 se nos recuerda: “Así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros”. El marketing empieza en casa.

Quizá este es un buen momento para evaluar cómo estás comunicando tu mensaje al mundo. ¿Es coherente con tus valores? ¿Conecta con las personas? ¿Sirve de verdad?

Cambiar el enfoque no es fácil, pero puede marcar la diferencia. El marketing no debe manipular, debe inspirar. No debe ser solo una herramienta para vender, sino un canal para servir, impactar y construir confianza.

Que nuestros negocios no solo hablen de productos, sino también del Dios que nos llama a ser luz en medio del mercado.

 

José Manuel Castellón es consultor de negocios, formador y coach con más de 30 años de experiencia profesional. Es el fundador de Ventagy, empresa especializada en soluciones empresariales.

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