Richard Dawkins y `la raíz de todos los males´
John Templeton y su fundación (III)
En el artículo anterior empezamos a comentar un interesante intercambio en Internet entre varios científicos, en el que aparecía el conocido científico ateo y crítico de la religión Richard Dawkins. Dos temas se entremezclaban en ese debate: la licitud de que los científicos acepten dinero de la Fundación Templeton que financia temas fronterizos entre ciencia y fe; así como la influencia de la religión sobre las co
08 DE AGOSTO DE 2009 · 22:00
“No encuentro evidencia histórica en absoluto de que los científicos tengan una apreciación más fina o más profunda que las personas religiosas sobre como enfrentarse a los problemas personales o morales. Algunos científicos tienen algunas apreciaciones buenas y útiles sobre los problemas existenciales humanos algunas veces, pero algunos buenos científicos han hecho más daño a los demás de lo que la mayoría de la gente es remotamente capaz. Es cierto, alguna gente operando en nombre de la religión ha sido más explícitamente salvaje y cruel hacia los demás que la mayoría, pero están aquellos como Lincoln, Gandhi y Martin Luther King, cuya religión no sólo ha dado esperanza a muchos, sino que de forma progresiva ha permitido la disminución de la miseria humana. ¿Deberían los científicos aceptar dinero de fundaciones cuyos objetivos incluyen no sólo el estudio científico de la religión sino también la exploración de posibles complementariedades entre ciencia y religión para la comprensión de la comedia humana o para hacerla menos dolorosa? No hay razón para decir que no, en tanto en cuanto no haya maniobras para subvertir la investigación o forzar conclusiones. Mucho más problemático me parece la aceptación irreflexiva de dinero de fundaciones científicas nacionales e institutos nacionales de salud, y de oficinas de investigación de la defensa –cuyas prioridades están determinadas a medio y largo plazo por los criterios de compatibilidad política de otras personas.”Y hacia el final de la discusión, Atran vuelve a enfatizar que:
“Richard Dawkins y Dan Dennett parecen insistir en que la fe en dios es un arma de guerra. Pero los estudios transculturales de mis colegas, uno tras otro, y en especial los de Ara Norenzayan y Jeremy Ginges, no han encontrado evidencia de que la creencia en dios, la frecuencia en la oración, o la meditación estén relacionadas con la intolerancia o violencia […]. Varios de estos estudios muestran que el primar a dios o las llamadas a la oración realmente aumentan la tolerancia y disminuyen el apoyo a la violencia.”Me habría gustado una respuesta de parte de los interesados; pero parece que están demasiado ocupados en su “cruzada”. Dawkins fue rápidamente a comentar el artículo de Horgan y a fanfarronear de su “respuesta” a Dyson en la web de Edge en el capítulo 4 de “El espejismo de Dios”.(2) Por supuesto, “olvidó” mencionar los comentarios de Atran en Edge, aunque cite una obra suya en otras partes de su libro... Sin embargo, lo que sí intenta hacer es una patética defensa frente al desafío de Dyson de que Hitler y Stalin prueban que no se puede conectar los males de la historia de la humanidad con la religión. Al final del capítulo 7, utiliza una doble estrategia. Por un lado mientras que reconoce el ateísmo de Stalin, pone en duda que Hitler fuera ateo. Pero en segundo lugar, y de más importancia, es su siguiente argumento que centra en algo muy interesante: “Lo que importa no es si Hitler y Stalin fueron ateos, sino si el ateísmo influye sistemáticamente en la gente para hacer cosas malas.”(3) Y, cinco páginas más tarde, al final de capítulo, y tras contradecirse volviendo a ofrecer un endeble intento para convencernos de que la “leyenda” de ateísmo de Hitler es falsa, presenta sus conclusiones, nuevamente volviendo al tema relevante: si el ateísmo influyó o no sobre esa maldad:
“Los ateos individuales pueden hacer cosas malas, aunque no las hacen en nombre del ateísmo. Stalin y Hitler hicieron cosas extremadamente malvadas, en el nombre de, respectivamente, el marxismo dogmático y doctrinario, y de una teoría acerca de la eugenesia insana y no científica teñida con desvaríos subwagnerianos. Las guerras religiosas se hacen realmente en el nombre de la religión, y han sido terriblemente frecuentes en la historia. No puedo pensar en ninguna guerra que haya sido realizada en nombre del ateísmo.”(4)¿No puede pensar en ninguna guerra en nombre del ateísmo? Centrándonos en Stalin, al que al menos parece que reconoce como ateo, como mínimo podríamos decir que la persecución de cristianos y otras personas religiosas que se desencadenó en la U.R.S.S. por décadas fue hecha en nombre del ateísmo (persecución que se extendió a sus países afines, y que todavía pervive en los pocos regímenes similares que quedan como China o Corea del Norte). Esa fue una persecución que se desencadenó específicamente contra los creyentes en base a la denuncia de la religión realizada por el marxismo. Semejantes persecuciones son un eco moderno de las persecuciones contra todo lo religioso que se desencadenaron durante la Revolución Francesa (episodio histórico que ni siquiera aparece en el índice analítico del libro). Curiosamente, Dawkins hace esta afirmación:
“No creo que haya un ateo en el mundo que hubiera destrozado con una excavadora la Meca o Chartres, la catedral de York o la de Notre-Dame, la pagoda de Shwedagon, los templos de Kioto o, por supuesto, los Budas de Bamiyan.”(5)¡Qué incauto! Precisamente Notre-Dame no quedó a salvo de la ferocidad revolucionaria antirreligiosa que hizo añicos en 1793 las estatuas originales que decoraban su fachada siguiendo las instrucciones del Consejo General de la Comuna, y acabó convertida en almacén… Semejantes barbaries se generalizaron en la Francia de aquella época al igual que en otros lugares y épocas cuando diferentes tipos de ideologías totalitarias que incorporaron el ateísmo entre sus ideas dieron rienda suelta a su fervor anti-religioso.(6) Pero lo más destacable de la argumentación de Dawkins es su capacidad de prestidigitación retórica que, como en todo buen truco de magia, se consigue distrayéndonos de lo que estamos viendo, para sacar el conejo de la chistera. Podría ser, aunque lo dudo, que Stalin y Hitler no hicieran lo que hicieron influidos por el ateísmo, sino únicamente en nombre de sus particulares filosofías y cosmovisiones (aunque aquí también podríamos discutir la influencia de ateísmo sobre la formación de estas filosofías y cosmovisiones). Pero de lo que se trata no es eso. De lo que se trata es que Dawkins sostiene que la religión es “la raíz de todos los males”, título del documental de televisión que realizó en 2006 como “ensayo” previo a este libro.
1) www.edge.org/discourse/templeton_index.html. 2) Richard Dawkins, op. cit., p. 166-168. 3) Idem, p. 292. 4) Idem, p. 298. Curiosamente, la “teoría acerca de la eugenesia”, a la que Dawkins atribuye los horrores nazis, y considera, acertadamente, como “insana y no científica” era considerada como muy científica en aquella época, tanto por científicos creyentes como ateos, y se practicó en numerosos países… Y hablando de barbaridades cometidas en nombre de otras ideas que no son la religión, como la ciencia, no creo que sea necesario explayarse aquí con los detalles de las justificaciones “científicas” que durante siglos se dieron al racismo, la esclavitud, etc., con independencia de que también se dieran justificaciones teológicas. 5) Idem, p. 267. 6) Jean de Viguerie, Cristianismo y revolución: cinco lecciones de historia de la Revolución Francesa. Rialp, Madrid, 1991. Parcialmente disponible en: books.google.com/books?id=Noyby_ahtWcC&printsec=frontcover&source=gbs_v2_summary_r&cad=0. 7) Richard Dawkins, op. cit., p. 298. 8) Idem, p. 284.
Artículos anteriores de esta serie: | ||||
1 | John Templeton y su Fundación | |||
2 | Nunca llueve a gusto de todos |
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Tubo de ensayo - Richard Dawkins y `la raíz de todos los males´