Factores para una vida espiritual sana

Finalmente no quiero dejar de recordar la Fuente de nuestro alimento espiritual y cómo debemos alimentar nuestro espíritu, para no caer en la anorexia. Por una parte siendo conscientes de todos estos factores anteriormente nombrados, para luchar contra ellos y erradicarlos de nuestra vida y de nuestro entorno (entiéndase nuestras familias y nuestras iglesias) pero por otra parte con unas actitudes concretas y diarias en nuestra vida, así como el cuerpo necesita el alimento diario.

17 DE NOVIEMBRE DE 2007 · 23:00

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La vida cristiana es básicamente mantener una permanente, constante y personal relación con Dios en amor, a través de Jesús: Esta relación se alimenta y sostiene a través de al menos seis factores fundamentales. 1.- ORACIÓN La Oración es básicamente hablar con Dios. En ese hablar con Dios, Él nos responde, se establece una relación de comunicación con El. La oración es la expresión más clara de la comunión, de la relación del creyente con Dios. Se establece con Dios una relación de hijo a Padre.(Ro. 8:15), pero también de amistad (vosotros sois mis amigos… Juan 15). Cuando la comunicación falla, la relación se deteriora. Son innumerables los pasajes en los que Jesús necesita orar, se retira para tener momentos íntimos de comunión con Dios y de soledad. (Mr. 6:46; 14:32; 1:35; 13:33; Lc. 22:40; 6:12; 1Ts 5:17 2.- OBEDIENCIA Hacer la voluntad de Dios es lo que nos alimenta, lo que nos mantiene vivos espiritualmente, satisfechos:
  • "Mi comida es hacer la voluntad de Dios" (Juan 4:34).
  • "Permaneced en mi amor: si guardaréis mis mandamientos permaneceréis en mi amor" (Juan 15:10)
3.- ALABANZA El libro de Hechos plasma, se ve las manifestaciones de poder que hay en las primeras comunidades. Llevaban una vida intensa de oración y de alabanza (Hch.4:24; Hch.2:47; Hch.11:18).
  • La alabanza ocupará eternamente al pueblo de Dios (Sal. 30:12; 79:13; Ap. 19:5-9). Todo acabará, pero el amor y la alabanza nos ocuparán eternamente
  • La alabanza edifica la vida espiritual del creyente. El que no alaba no crece, se debilita. La alabanza transforma los corazones.
  • Pero si hay una alabanza con poder, con manifestación del poder de Dios es la alabanza en medio de las dificultades, la alabanza y acción de gracias en medio de la prueba, en medio del sufrimiento. Esa alabanza es la que distingue realmente al hijo de Dios, porque trasciende las circunstancias, trasciende el momento.
4.- LECTURA Y ESTUDIO DE LA PALABRA El espíritu necesita en su dimensión cognoscitiva cultivar el estudio de las Escrituras: el estudio, la reflexión, la meditación, la comprensión etc. La Palabra de Dios nos da una comprensión correcta del mundo, del hombre, de Dios, del pecado, de la vida eterna, de la salvación...El estudio de las Sagradas Escrituras proporciona al hombre luz para conocer la verdad sobre un sinfín de temas, la visión de Dios. (Sal. 119:105,130). La Palabra tiene que abundar en nuestros corazones (Col. 3:16), podemos ser arrastrados al mundo por falta de conocimiento (Is. 5:13; Os. 4:6). Es necesario aceptarla como autoridad y como Palabra inspirada por Dios, sin relativismos. 5.- EVANGELIZACIÓN Por evangelización entendemos el mandamiento dado por Jesús a toda criatura (Mr. 16:15). Hoy se hace más énfasis en la evangelización de masas que en la evangelización personal y natural.
  • La evangelización `produce frutos de salvación y transforma la dinámica de la Iglesia.
  • La evangelización recicla nuestra vida espiritual.
6. KOINONÍA Esta palabra aparece dieciocho veces en el Nuevo Testamento y habla de nuestras relaciones. La vida cristiana tiene una dimensión koinónika fundamental, esencial. Koinonía, comunión, implica COMPARTIR. Dios comparte "lo suyo", su amistad, su vida, con nosotros, con el hombre. Y los hombres comparten deben compartir unos con otros. La "koinonía" con Dios produce "koinonía" entre los hermanos. La koinonía alimenta nuestra conciencia de pueblo, de familia, de iglesia. Un pueblo consciente de su responsabilidad. La personalidad del pastor se proyecta sobre la iglesia, sobre la congregación. La influencia es incuestionable, para bien o para mal. Pero esta influencia es recíproca. Una asamblea receptiva, dócil, comprometida influirá en el trabajo del pastor, en su ilusión, rendimiento. Una asamblea refractaria, que siempre pone escusas a su compromiso, que critica todo, conseguirá que hasta el mejor de los pastores llegue a claudicar, a quemarse. La congregación debe ser consciente de su responsabiliodad para con su pastor o líderes. Los pastores pueden extraviar a la congregación, pero la congregación puede también extraviar al pastor. Josué fue un líder que terminó quemado: “Escoger a quién servir”. Yo y mi familia serviremos al Señor” Koinonía en griego implica COMPROMISO (pacto). En el compromiso hay comunión. Dios no pide ni los mejores guerreros, ni artistas, ni músicos, ni grupos de alabanza, ni estrategias de evangelización millonarias, ni maestros profesionales, ni los más grandes sabios. No. Dios pide un pueblo que se comprometa con su:
  • Participación: La salud de la iglesia necesita el compromiso y esfuerzo cosnciente de todos sus miembros, alentando, con su presencia y ánimo en la vida comunitaria. En los cultos y actividades o proyectos. Una congregación consciente de que la iglesia reunida es una de las expresiones máximas de koinonía, de comunión. La presencia de Dios se manifiesta y somos edificados juntamente,
  • Con el sostenimiento de sus obreros
  • Comprometidos en el sometimiento unos a otros. Nos necesitamos unos a otros, para crecer, y vernos unos reflejados en otros, y recibir el crecimiento de una misma cabeza, sometidos a la cabeza y unos a otros. (los ministerios) No podemos alimentarnos a nuestro aire. ¿De quién estás alimentándote? ¿Quién es tu espejo, tu guía?. La Cabeza, que es Cristo, y los hermanos que andan en la voluntad de Dios. Somos un cuerpo, tenemos que servirnos unos a otros, ministrarnos unos a otros, corregirnos unos a otros, edificarnos unos a otros. Rom.12:4-8.

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