Como peces en el agua

Primero, llamaron nuestra atención los peces que estaban alrededor de la piscifactoría. Cerca, pero no dentro. Tenían libertad. Luego, los criadores, desde una barca, alimentaban a los peces que estaban dentro de la piscifactoría. No eran libres. De nuevo, llamaron mi atención los libres. Se acercaban hacía donde sabían que había comida. Sus bocas pegadas a los hierros del cerco. Estaban fuera. Me pareció que querían estar presos. Poco más. Nos fuimos al siguiente punto del recorrido. Desde la piscifactoría hasta el siguiente lugar -el puerto de Aguadulce- pensé. Pensé que los peces encerrados comen sin esfuerzo. Pensé que los libres tienen que buscarse la vida. Pensé si fuera pez ¿de cuál de los dos formaría parte? He sido hecho libre. Pero cuando veo que otros comen sin esfuerzo ¿acaso no anhelo vivir como preso? Pensé. El pueblo de Israel fue libertado del cautiverio de Egipto. Una vez libres, siguieron deseando la comida de Egipto. En el desierto, dependían de la provisión divina y en la tierra prometida que fluyera leche y miel, no significaba verlo todo como si hubieran tomado algún psicotrópico, significaba abundancia, pero les tocaría ordeñar vacas y sacar miel de los panales de abejas. Trabajar. Era el precio de la libertad. Toda una generación deseó, más que la tierra prometida, la comodidad de la esclavitud y fue la generación que nunca quedó libre de Egipto, pues lo seguían llevando en su corazón. Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud.

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*Piscifactoría: estanque donde se crían peces y mariscos en cautividad con el fin de dirigir, fomentar y controlar su reproducción y crecimiento.