Un hormiguero sin reina

Las hormigas, muy trabajadoras, son capaces de construir el mejor de los hormigueros. Mientras unas se afanan por tener todos los habitáculos listos y las galerías que los interrelacionan, otras van en busca de provisiones para cuando llegue el invierno. En el hormiguero encontramos de todo: almacen para la comida, casas-cuna para las larvas, cementerio y, como no, la cámara real para la hormiga reina.

16 DE DICIEMBRE DE 2006 · 23:00

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En definitiva, son una comunidad en los que cada hormiga cumple su función, sirviendo a las demás hormigas y a su reina. Curiosamente, una vez terminado el hormiguero y por muy bien hecho que esté, si falta la presencia de la reina y no hay huevas, ni larvas a las que cuidar, las hormigas dejan de cuidar el hormiguero. Lo abandonan y se abandonan a si mismas. Este hecho las lleva a la muerte y a la destrucción del hormiguero. Encuentro un par de semejanzas entre un hormiguero y una iglesia y me gustaría compartirlas con vosotros. 1. Un hormiguero es una comunidad en la que cada hormiga cumple su función, sirviendo a las demás hormigas y a su reina. Una iglesia es una comunidad en la que cada cristiano cumple su función, sirviendo a los demás hermanos en Cristo y a nuestro Rey. 2. Las hormigas tienen una función, un propósito: cuidar de las huevas y de las larvas para que crezcan y servir a su reina. Los cristianos tenemos una función, un propósito: predicar el evangelio y cuidar de los nuevos creyentes en su crecimiento y servir, ante todo a Dios. ¿Sabéis? Podemos tener un local maravilloso, podemos tener un montón de actividades y ser una iglesia muy numerosa, pero encuentro una tercera semejanza. ¿De qué sirve todo eso si no tenemos a Dios, nuestro Rey de reyes, en la iglesia? ¿Si hace tiempo que le dejamos en las puertas y hemos estado engordando en nuestra comodidad sin dejar que Dios nos incomodara con su manera de actuar? Al igual que en el hormiguero sin reina, nuestras iglesias acabaran por descuidarse y recordemos, este hecho llevaba a las hormigas a la muerte. Y durante años, eso ha estado sucediendo en nuestras iglesias y es el tiempo para que esto deje de ser así, es el tiempo para que nos volvamos a Dios y al amor unos con otros, fruto de su Espíritu Santo, y reflejemos al mundo, a los perdidos, el amor con que Cristo nos amó, muriendo en una cruz para nuestra redención, que resucitó y que está sentado a la diestra del Padre.

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