La estela de Dan y el rey David
Corría el verano de 1993, cuando se produjo un descubrimiento de excepcional importancia en Dan, al norte de Galilea. Éste iba a cambiar el debate sobre el origen de la dinastía Davídica, la “casa de David”, denominación y texto que pueden verse en su original arameo -a la izquierda de esta introducción- en la llamada “estela de Dan”.
01 DE JULIO DE 2006 · 22:00
Con frecuencia se recibe información de autores, encuadrando la creación de la narración bíblica, en un periodo post-exílico (segundo templo) indican que se partió de materiales formados de leyendas que contenian algunos hechos históricos. Así en el caso del rey David, afirman que es una figura mitológica.
La arqueología en cambio, sacó a la luz un testimonio epigráfico fuera de duda. Datado en el siglo IX AC, en el yacimiento de la ciudad bíblica de Dan al norte de Israel.
La ciudad de Dan con una superficie de 20 hectáreas, está asentada sobre un tell (pequeña colina originada por sucesivas reedificaciones de diferentes épocas) a los pies del monte Hermón, junto a las aguas del río Dan afluente del Jordán. Rodeada de un paisaje fértil, la antigua ciudad cananea de Lais (Jueces18:27-29), fue escogida por la tribu de Dan como asentamiento alternativo al que tenían en la zona occidental de Palestina, con motivo de la presión Filistea. Por encima del nivel estratigráfico cananeo, se aprecia las diferentes construcciones propias de los israelitas que la ocuparon a partir del siglo XII AC.
Desde 1966 el arqueólogo Avraham Biran del Hebrew Union College en Jerusalem y el paleógrafo Joseph Naveh de la Universidad Hebrea de Jerusalén trabajan en el yacimiento de Tell Dan, donde durante estos años han sacado a la luz diferentes materiales. Pero fue el 21 de julio de 1993, cuando terminando la jornada de trabajo como lo explica Gila Cook, en aquel tiempo supervisora de la excavación, se percató de la existencia de una piedra tallada, formando parte de los restos de un muro en la que se apreciaba una escritura aramea.
Exaltada llamó a Biran quien comprobó que la piedra era parte de una estela conmemorativa, en la que en su octava línea se leía casa de David.
El fragmento de basalto (se puede ver a la izquierda de estas líneas) mide 32x22 centímetros y ha sido datado por la estratigrafía y paleografía perteneciente al siglo IX AC.
Posteriormente el 20 de junio de 1994 localizan otros dos fragmentos más pequeños, que ayudan a la recuperación del texto de la inscripción. Los trozos de la estela se hallaron en un estrato posterior a la de su realización, y fueron utilizados como material de construcción, en cuyo nivel, las edificaciones fueron destruidas por el rey asirio Tiglatpileser III en el año 732 AC. Actualmente la estela se conserva en el Museo de Israel en Jerusalén.
El material recuperado de los tres fragmentos contiene 13 lineas, cuya traducción por Mario Liverani de la 3 a la 10 dice: “(cuando) mi padre enfermó y se fue con los suyos [sus antepasados], el rey de Israel vino ante la tierra de mi padre. Pero Hadad me hizo rey y Hadad vino ante mí y yo partí de los siete... de mi reino, y yo maté a set[enta re]yes que habían uncido mi[les de ca]rros y miles de caballos.[Y yo maté a Jeho]ram, hijo de [Acab], rey de Israel, y yo maté a [Ahaz]yahu(*), hijo [de Jehoram, r]ey de la casa de David. Y yo dejé [sus ciudades en la ruina y] su tierra inmersa en la [desolación...]”
Aunque no se menciona el autor en los trozos de estela hallada, sí se hace referencia a la invasión de Israel por un rey arameo. La inscripción parece estar relacionada con la narración bíblica de 2Reyes 8:28-29, donde con un mínimo de error se puede identificar a Hazael rey de Damasco sobre el 850 AC, ufanándose de vencer y dar muerte a los reyes Joram de Israel y Ocozías de Judá. Aunque sabemos por la narración bíblica que fue Jehú quien dio muerte a ambos reyes. Podemos pensar que para Hazael, la sublevación de Jehú es interpretada como parte de su estrategia e instrumento suyo. En este periodo el rey sirio conquistó las ciudades del norte de Israel, entre ellas Dan donde erigió la estela conmemorativa de su victoria.
Posteriormente Joas, nieto de Jehú (2Reyes 13:25) recuperó para Israel las ciudades conquistadas de mano de Ben-adad hijo de Hazael. Posiblemente Joas destruiría la estela, reutilizándola en la construcción de un muro exterior.
La inscripción es un testimonio epigráfico fuera de duda, en la que en su octava línea se menciona “rey de Israel” y en la novena “casa de David”.
Aunque algunos intentan quitarle valor al descubrimiento argumentando que entre la palabra, casa “byt” y David “dwd” no existe el punto de separación característico entre dos palabras arameas. Pero como bien saben los paleógrafos, cuando se trata de un topónimo o expresión que define una identidad propia, estas se unen sin punto. También intentan cambiar el significado de las palabras forzando el contexto de éstas, al no existir vocales en la lengua aramea. Estamos como lo admiten la inmensa mayoría de los especialistas, ante una clara referencia histórica al rey David fuera de la Bíblia. En la que se menciona una dinastía consolidada a menos de 150 años desde su fundador, como es el reino de Judá, identificado en el texto bíblico reiteradas veces como casa de David (1Reyes12:19).
Igualmente es interesante resaltar en la estela, la diferenciación con el rey de Israel, evidenciando la división ya existente de los dos reinos en el siglo IX AC.
Además del texto de Tell Dan, hay otra referencia al rey David en la estela del rey Mesa de Moab, también del siglo IX AC.Descubierta en 1868 en Jordania y actualmente conservada en el museo del Louvre. Tras un largo trabajo en ella, el paleógrafo André Lemaire de la Universidad de La Sorbona, ha recuperado en el texto de la inscripción en su linea 31, la expresión “casa de David”.
(*) Ocozías
(*) Ocozías
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Arqueología - La estela de Dan y el rey David