El Jubileo de la Misericordia (y las Indulgencias)

El jubileo vaticano es una parte integrante de un punto de vista teológico por el cual el Purgatorio es un pilar de la vida póstuma.

  · Traducido por Rosa Gubianas

06 DE JUNIO DE 2015 · 21:48

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El Papa Francisco sorprendió a la comunidad católica y al público en general cuando anunció inesperadamente la convocatoria de un año Jubilar que empezaría a finales de 2015 y seguiría a lo largo de la mayor parte de 2016.

La tradición de celebrar años jubilares data del año 1300 d.C. cuando el Papa Bonifacio VIII emitió el primer año santo llamando a los peregrinos a visitar Roma con el fin de recibir una indulgencia plenaria. El nombre “jubileo” recuerda la institución bíblica del jubileo por la cual, según la ley mosaica, cada cincuenta años supuestamente se liberaba a los esclavos y los débitos tenían que cancelarse (p.e. Levítico 25).

No obstante, a pesar del nombre, el jubileo eclesiástico romano tiene poco que ver con este precedente bíblico y en cambio, mayormente sí que tiene que ver con la práctica medieval de una poderosa iglesia que concedía la remisión de la pena del pecado reduciendo el tiempo en el Purgatorio. El jubileo vaticano es por consiguiente, una parte integrante de un punto de vista teológico por el cual el Purgatorio es un pilar de la vida póstuma; la iglesia reclama administrar la gracia de Dios en su nombre y los peregrinos tienen que realizar algunas acciones penitenciales, tales como rezar rosarios, peregrinaciones, ayunos, o sea, obras religiosas para recibir la remisión.

No es una coincidencia que Martín Lutero, después de visitar Roma en 1511, se quedara preocupado con la práctica de las indulgencias y finalmente clavó las 95 tesis con la (vana) esperanza de que podría iniciarse una discusión pública y bíblica.

Es interesante constatar que un Papa tan poco convencional como Francisco, conocido por su lenguaje llano y sus modales naturales, haya nombrado un año de Jubileo que forma parte de una tradición larga, bien establecida y profundamente arraigada en la Edad Media. Incluso la cercanía aparentemente “fresca” de Francisco está siempre relacionada con la “anticuada” institución, cuya cabeza es él.

 

CENTRADO EN LA MISERICORDIA

Francisco quiere que su año de Jubileo esté enfocado en la misericordia. El tema central del año y de su amplia variedad de actividades será la misericordia. Su exhortación apostólica Evangelii Gaudium de 2013 ya se centró en la misericordia como una rúbrica que envuelve la misión de la iglesia. Después de ser elegido, Francisco dijo en público que estaba leyendo un libro del Cardenal Walter Kasper, Mercy: The Essence of the Gospel and the Key to Christian Life [La Misericordia – Clave del Evangelio y de la Vida Cristiana] (Mahwah, NJ: Paulist Press, 2014) y que se sentía profundamente impresionado. Por tanto, el Jubileo de la Misericordia estará en una posición ventajosa desde la cual la comprensión que tiene Francisco de la misericordia se mostrará con toda su fuerza.

Hasta aquí, algunas indicaciones sobre como él entiende la misericordia nos dicen que es una especie de cajón de sastre. En estos dos primeros años de su reinado, la misericordia ha sido con frecuencia exagerada con respecto a su significado bíblico como si se refiriera a una especie de benevolencia divina y universal hacia todos. Frases llamativas como “¿Quién soy yo para juzgar?, “Dios perdona a quien sigue su conciencia”, “Dios siempre perdona”, contribuyen a ampliar la misericordia de Dios hasta el punto de ser intercambiada por algo que lo abarca todo, incluido el amor. Sin embargo, no está clara la forma en la que el Papa establece una conexión entre la misericordia de Dios y Su justicia y como esta relación se ajusta a la obra de Jesucristo en la cruz.

Según la Escritura, Cristo es el “sumo sacerdote misericordioso y fiel” que hizo “la propiciación por los pecados del pueblo” (Hebreos 2:17). Cualquier entendimiento bíblico de la misericordia necesita ser entrelazado con la justicia de Dios y la expiación de Cristo que llama al arrepentimiento y a la fe. Por lo demás, la misericordia puede ser mal utilizada como una manifestación general de bondad que no representa la misericordia de Dios en absoluto, sino que es más bien una forma de buena voluntad humanística.

 

¿QUÉ PASA CON LAS INDULGENCIAS?

La Bula de Convocación del Jubileo de la Misericordia se emitió el 11 de abril y se titula Misericordiae Vultus (El Rostro de la Misericordia). Había cierta curiosidad para observar como este Papa llegado “del fin del mundo” trataría un tema tan eclesiástico y “romano” como las indulgencias. Se ocupa de ello en los párrafos 21-22, en los que usa un lenguaje mucho más personal y relacional que jurídico y tradicional, si bien se concede la esencia de la teología y la práctica de las indulgencias.

Para concluir, un evento casi superpuesto será el V centenario de la Reforma Protestante en 2017. Es interesante observar que mientras, por una parte la Iglesia Católica Romana está preparando oficialmente una conmemoración “ecuménica” de la Reforma, por la otra representa y promueve de nuevo la teología y la práctica que originó la Reforma, es decir, la concesión de indulgencias. ¿Cómo es posible conmemorar algo que se opuso a las indulgencias y, al mismo tiempo, concentrar en el mismo marco teológico lo que fue la causa del conflicto? ¿Es debido a que la Iglesia Romana es, a pesar de todos los cambios, semper eadem, siempre la misma?

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