Báez-Camargo: defensa de las iglesias evangélicas

Báez-Camargo tuvo una comprometida, y frecuentemente solitaria, defensa de las iglesias evangélicas mexicanas en los medios informativos nacionales.

04 DE AGOSTO DE 2013 · 22:00

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En 1930 Gonzalo Báez-Camargo, en ese entonces Secretario General de Educación Religiosa para las Iglesias Evangélicas de la República Mexicana, publica una pequeña obra con el fin de expresar y explicar los objetivos del protestantismo nacional. Se trata, esencialmente, de la serie de artículos que vieron la luz en 1929, en el Abogado Cristiano,de los cuales hicimos mención con anterioridad. Entre los puntos que trata el autor se localiza la reiterada acusación de la ''volandera e irresponsable voz de la conseja", sobre que ''los protestantes somos las avanzadas, arteras y disimuladas, del imperialismo de Norteamérica".[i] En 1934, el Concilio Nacional de Iglesias Evangélicas (CNIE) hace público un importante documento que representa, hasta ahora, la cima del pensamiento protestante mexicano en lo que respecta a la percepción de su origen y papel a jugar en la nación. El responsable de la reacción final de este importante pronunciamiento es Báez-Camargo. Sin duda él es la pieza clave para que el CNIE haya considerado pertinente destacar que el protestantismo nacional tiene como origen histórico las luchas de los liberales, es decir, que su nacimiento estuvo ligado al surgimiento del Estado mexicano moderno, el Estado laico. Desde esta perspectiva, quienes conspiraron contra la construcción de la nación mexicana moderna no fueron los protestantes ''extranjerizantes" sino aquellos que defendieron el monolitismo religioso y la cerrazón política. Así lo expresa el manifiesto: La circunstancia...de haber surgido en México al amparo de la bandera liberal, así como su propio genio libertario y democrático, hicieron que los adeptos del protestantismo nacional se identificaran desde luego con el espíritu y la tradición histórica del liberalismo mexicano. La enseñanza de la historia y del civismo en las escuelas protestantes se impartió siempre desde el punto de vista democrático y liberal, que entronca con el movimiento de la Independencia y el México oprimido de la Dominación Española. En resumen, el protestantismo mexicano no tiene absolutamente ninguna liga histórica ni con la conquista, ni con la dominación española, ni con las clases que resultaron privilegiadas por dicha dominación, ni con el partido conservador que dichas clases formaron para mantener sus privilegios después de la revolución reivindicadora de la Independencia. Por su propia naturaleza, y por las circunstancias históricas de su aparición en México, el protestantismo ha hecho suya la tradición histórica de los indios conquistados y esclavizados, de las heroicas chusmas insurgentes y de los indómitos chinacos de la Reforma.[ii] En Excélsior Pedro Gringoire escribe muchos artículos en defensa de las iglesias evangélicas. Se empeña en dejar claro que la mexicanidad de estas agrupaciones era algo evidente, y que sus ligas con asociaciones extranjeras similares se daban en un plano de fraternidad con base en las creencias comunes y no como relaciones supeditadas a determinado proyecto político. Sobre el extranjerismo de los protestantes mexicanos Gringoire responde (12 de marzo, 1983) a un artículo escrito por el líder del Partido Popular Socialista, Jorge Cruickshank. Tres días antes el político hace señalamientos a varias iglesias protestantes y al Instituto Lingüístico de Verano (ILV) de tener como ''propósitos sociales y políticos...manipular la conciencia de nuestro pueblo para hacerlo presa fácil, desnacionalizándolo, de los apetitos imperiales". Gringoire reta al político pepesocialista a probar sus acusaciones en los siguientes términos: Como miembro de una de las iglesias acusadas, la Iglesia Metodista de México, nacional y autónoma y conocedor de las demás mencionadas, así como del ILV, y como colega en las páginas de un diario cuyo prestigio estamos obligados a proteger por medio de la verdad, reto públicamente al señor Cruickshank García a que exhiba pruebas fehacientes de sus cargos. Por pruebas fehacientes entiendo las que serían aceptadas por un tribunal en juicio por calumnia, ya que un cargo sin pruebas es eso: calumnia neta. No. Hay que ir al grano, don Jorge. Lo que usted tiene que demostrar con pruebas, repito, fehacientes es que las iglesias protestantes y el ILV se dedican a actividades subversivas y que están ''manipuladas'' por los mandos políticos de Estados Unidos. Eso, mi estimado colega, jamás podrá usted probarlo. El 26 de marzo (''El ILV en Oaxaca'') del mismo año y el 16 de abril ("Calumnias contra el ILV''), Báez-Camargo reseña las tareas a las que se dedicaban los lingüistas del Instituto y reitera el desafío a Cruickshank García, a quien se le había unido en su cruzada anti-ILV el famoso columnista político Manuel Buendía. El combativo Gringoire no vacila en hacer extensiva su reto al más influyente periodista de esos años. El 21 de junio don Gonzalo reproduce un testimonio del legendario izquierdista mexicano José Revueltas, considerado por Octavio Paz ''uno de los mejores escritores de mi generación y uno de los hombres más puros de México''.[iii] Gringoire toma los juicios de Revueltas de una segunda fuente que refería el respeto del comunista mexicano hacia el ILV. Vale la pena ir a la fuente primaria y glosar lo escrito por Revueltas. En 1943 José Revueltas hace un viaje desde la ciudad de México hasta Vicam, pueblito indígena de Sonora y escribe para la revista Así una serie de crónicas sobre el largo recorrido.[iv] Ya en Vicam, Revueltas se impresiona con el trabajo del lingüista John Dedrick, a quien describe como de estatura regular, delgado, ojos claros nórdicos y apasionado de su trabajo. A Revueltas le impacta que Dedrick llevara viviendo varios años en el inhóspito lugar (con temperaturas de 42 grados a la sombra en ciertas épocas del año): ''Lleva algunos años de vivir en Vicam, junto con su esposa, y habita una casucha miserable, tanto y en tan malas condiciones como la de cualquier indígena. Quise preguntarles qué actitud tenían para con él los indios; si no les causaba extrañeza verlo junto a ellos, viviendo igualmente que ellos y estudiando sus problemas. La respuesta me la dieron los propios yaquis: “Le decimos Juanito. Es muy bueno. Sabe muy bien nuestro idioma". Más adelante deja constancia de su reconocimiento y esperanza en el trabajo del ILV: El Instituto Lingüístico de Verano tiene distribuidos representantes y trabajadores a lo largo de todo el país, entre cada una de las tribus, con el propósito de que estudien, descubran, ordenen, la gramática de los idiomas indígenas. Hay miembros de dicho instituto entre los mayas, los choles, los tzeltales, los tojolobales, los tzotziles, los chontales de Tabasco, los mixes, los zapotecas, los chontales de Oaxaca, los popolucos, los chinantecos, los cuitecos, los popolocas de Puebla, los mixtecos y una docena más de grupos étnicos que se encuentran distribuidos en diferentes partes de la República. Dentro de unos diez años, a lo más, la imperceptible, tenaz, abnegada labor de estos trabajadores de la filología nos dará la sorpresa de que nuestras lenguas indígenas cuenten con un alfabeto racional, con una gramática, con unas leyes, con una fisonomía, en fin, que les dé impulso para hacer llegar hasta los indios de México todo el acervo de cultura necesario para que vivan una vida libre y de pleno desarrollo.[v] En el mismo artículo en el que cita el testimonio de Revueltas, Gringoire lo finaliza haciendo un llamado para que los críticos del ILV revisaran la bibliografía producida por el Instituto, y así verificaran por sí mismos que la profecía del escritor comunista se había cumplido ampliamente. Para Báez-Camargo no pasa desapercibida la aparición del libro de Erwin Rodríguez, Un evangelio según la clase dominante.[vi] Incluso antes de que la obra saliera al público, el periodista se encarga de ella (24 de agosto, 1982) al conocer, por declaraciones de su autor, las conclusiones a que había llegado el investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. En su columna del 24 de mayo de 1983 Báez-Camargo se ocupa de criticar acaloradamente el libro de Rodríguez. Considera que la obra en cuestión hace eco a prejuicios comunes entre quienes, de antemano, consideran al protestantismo una fuerza necesariamente nociva para la cultura latinoamericana. Le señala severas fallas técnicas y metodológicas: La más grave y de la que se derivan las demás, es su apriorismo dogmático. No parte científicamente de los hechos sino, como buen marxista, de postulados preconcebidos y aceptados previamente como verdad axiomática. De ahí, ya montadas las gafas dogmáticas, va en busca de ''pruebas'' que sustenten sus anticipadas ''conclusiones''. Naturalmente que le parece hallarlas. Para ello selecciona convenientemente de un acervo de escritos de autores protestantes que ha reunido, las citas que se ajustan a su propósito, sacadas a veces fuera de contexto y generalmente interpretadas tendenciosamente. Sus ''pruebas'' son meras opiniones y declaraciones, con las que hace una ensalada. No aduce hechos comprobados sino sólo esto o aquello que fulano dijo o que se dice que dijo. Y de escritores que están de su parte, también selecciona citas con cargos tampoco fundamentados en hechos. O sea, también, opiniones e interpretaciones de segunda y tercera mano. Prácticamente con este artículo Báez-Camargo concluye su comprometida, y frecuentemente solitaria, defensa de las iglesias evangélicas mexicanas en los medios informativos nacionales.


[i]El por qué del protestantismo en México,México, 1930, Casa Unida de Publicaciones, p. 4.
[ii]El cristianismo evangélico en México: su tradición histórica, su actuación práctica, sus postulados sociales, 1934, p. 8.
[iii]Posdata,Siglo XXI Editores, 11ª ed. México, 1977, p. 38.
[iv]Trabajos recogidos bajo el título de ''Viaje al noroeste de México'', Obras Completas, tomo 24, Ediciones Era, México, 1983, pp. 26-97.
[v]Ibid., pp. 39-40.
[vi]UNAM, México, 1982, 143 pp.

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