Juan Hus: el ‘protolutero’

El emperador ordenó quemar a Juan Hus en la hoguera.

02 DE NOVIEMBRE DE 2012 · 23:00

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Juan Hus representa mejor que ningún otro los principios que cien años más tarde defendería Martín Lutero. Hus puso las bases de la Reforma Protestante aunque esto le costaría la vida. Bohemia era una región próspera en la que algunos comerciantes habían logrado un desarrollo económico mayor que en otras regiones de Europa. La vida de Juan Hus era muy distinta. Hijo de un campesino pobre, educado en la sencilla iglesia de Hussenitz, en la que fue monaguillo, desde muy joven sintió una profunda vocación religiosa. El joven Juan era muy aficionado a la música y cantaba en el coro de la iglesia. Al joven estudiante le gustaba mucho leer sobre vidas de santos y buscaba imitar su fe. Hus era un lector voraz y logró completar sus estudios de bachiller a finales del siglo XIV. Poco después, a pesar de la pobreza de su familia, fue a estudiar Teología y Artes en la Universidad de Praga. Tras licenciarse fue ordenado sacerdote y poco después profesor de la universidad. Algunos de sus estudiantes que habían viajado a Oxford, le comunicaron las ideas de Wiclef. Desde ese momento Hus comenzó a predicar en contra de las excesivas riquezas de la iglesia, la inmoralidad del clero y la necesidad de predicar en la lengua checa. Las palabras de Juan Hus encontraron enseguida cabida en el pueblo checo, sometido por la minoría alemana y el emperador En 1411, Juan Hus fue excomulgado, pero eso no le impidió seguir enseñando y publicar su libro Ecclesia. Cuatros años más tarde, el emperador Segismundo le otorgó un salvoconducto para dirigirse al Concilio de Constanza, donde le habían prometido que escucharían sus argumentos. Una vez en la ciudad, el emperador le exigió que se retractara de sus errores, pero él se negó. El emperador ordenó quemar a Juan Hus en la hoguera, pero poco tiempo antes Hus profetizó la llegada de otro hombre que triunfaría donde él había fracasado. Delante del el emperador dijo: “Vas a asar a un ganso, pero dentro de un siglo te encontrarás con un cisne que no podrás asar”. Algunos creen que con estas palabras estaba anticipando la llegada de Lutero cien años más tarde. Tras la muerte de Juan Hus sus discípulos se dividieron en dos grupos: los utraquistas, que eran más moderados y pertenecían principalmente a la baja nobleza, a la burguesía y a la universidad. El otro grupo era el de los taboritas, que eran más radicales y se hicieron fuertes en la fortaleza de Tabor. Los taborista eran antialemanes y perseguían una reforma más radical. En 1414, los husitas se enfrentaron al emperador y la Iglesia. Sus reivindicaciones eran políticas y religiosas. Pedían la participación de los creyentes en la Santa Cena en las dos especies, las libertades de predicación, la secularización de las posesiones del clero, la vuelta de la pobreza de la Iglesia y una disciplina más estricta para los religiosos. La guerra duró varios años, pero tras la cesión de la Iglesia en algunas materias, al bando más moderado firmó la paz. Aunque el mensaje de los husitas persistió hasta la llegada de la Reforma Protestante un siglo más tarde.

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