No son nuestros enemigos

Debemos ser sabios para saber mantener relaciones saludables y no imitar ciertos ejemplos nocivos para así poder construir puentes y derribar muros. 

21 DE MAYO DE 2023 · 23:00

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Imagen de Alexandra Salvado, Unsplash.

Vamos con la sexta entrega de esta serie de artículos de plantación de iglesias en pueblos de España. Seguimos con el tema de las relaciones, algo que es muy importante para plantar una iglesia en este contexto y no morir en el intento. En esta ocasión vamos a ver un tema que es muy necesario, es la relación con los colegas más cercanos. Con «colegas» me quiero referir a otros pastores, misioneros, hermanos más próximos de otras iglesias. Y puede ser que estos hermanos estén lo más cercano a 20 o 40 km en algunos casos, pero que necesario es tener una excelente relación con ellos, son y serán una gran ayuda, sobre todo si ya llevan más tiempo trabajando en la zona. Para esto vamos a ver primeramente, que no son nuestros enemigos y que debemos ser sabios para saber mantener relaciones saludables y no imitar ciertos ejemplos nocivos para así poder construir puentes y derribar muros. 

No imites los malos ejemplos 

Sinceramente, estoy casando, de muchas veces lo que se ve en las redes sociales, una pelea diaria entre hermanos. Un odio y confrontación a ciertas doctrinas que no se comparten, lo curioso que todas estas cosas son motivadas por doctrinas secundarias que no son para salvación. Estoy cansado de ver a calvinistas peleando con arminianos y viceversa, estoy cansado de ver que por la mala acción en las redes sociales de unos pocos se ataque a los reformados, como también a otros. Estoy cansado de ver la lucha entre hermanos. 

Si, te estarás preguntando: ¿acaso tú nunca has mantenido un debate acalorado con hermanos hasta al punto de acabar mal en las redes sociales con ellos? Si, debo afirmar, que me entristece y avergüenza haber perdido un valioso tiempo y energías para intentar quedar por encima de mi hermano, tratar de «destruirle» con mis argumentos, mientras mis vecinos necesitan el Evangelio. Siento vergüenza de haber sucumbido a las artimañas de Satanás para distraerme de lo que realmente debo hacer, la misión encomendada por Dios. Es por eso por lo que escribo estas líneas, para que no caigas en estas banalidades, porque siguiendo el ejemplo de las confrontaciones de esos «teólogos» de Facebook o YouTube conseguirás varias cosas: 1. Que te roben la paz y entres en la controversia, 2. Que pierdas el tiempo y las energías en algo que destruye y no lo inviertas en lo que construye. 3. Que tu mochila de prejuicio y odio crezca conforme te dejas llevar. 

Pensarás que, si eres un pentecostal y discutiste con un reformado, que todos los reformados son así y no puedes tener comunión con ellos y esto te hará hacerte sesgado buscando sólo relacionarte con los de tu denominación. Si eres un reformado y discutes con un pentecostal, pensarás lo mismo que he mencionado antes y no querrás tener más comunión con ningún otro que no sea bautista particular o presbiteriano. Te irás a plantar una iglesia a un pueblo que lo más cercano que tienes de ti es una iglesia a 30 Km y ¿adivina? No es de tu denominación sino de con la que discutiste hace un mes. Que tristeza sería que pudiendo tener comunión con este pastor e iglesia, no puedas tenerla porque por sucumbir a las artimañas del maligno ves tan sólo a tu denominación o las cercanas a ellas como la iglesia verdadera. Déjame decirte que si esto es así, tu visión de la Iglesia Universal es demasiado pequeña comparada con la real, con esa misma por la que Cristo murió y resucitó, por esa misma que te guste o no, son también hijos de Dios, son también tus hermanos.

Construye puentes y destruyendo muros

Dicho todo lo anterior, en el contexto de plantación de pueblos en el interior de España, es muy necesario tener una actitud pacificadora, no creyéndote la denominación exclusiva. Pues lo más seguro es que tendrás comunión con hermanos de distintas denominaciones que se encuentren en la misma región a unos cuantos kilómetros de ti. Y te digo, si eres de los que quieren construir puentes, serás muy bendecido y de mucha bendición para otros. Puede que debas ser más abierto, un tanto flexible, algo más de lo que eras cuando estabas en tu iglesia madre o en el seminario denominacional donde estudiabas. Debes entender la importancia de esto para este contexto, porque si vienes de una ciudad de algún país de Iberoamérica donde ves cientos o miles de iglesias, es normal que allí cada iglesia se relacione con los de su denominación, aunque no sea lo ideal, pero se puede entender. Pero, en este contexto rural la historia es distinta, no tendrás cerca a más iglesias de tu denominación, y posiblemente tendrás alguna iglesia cercana que en algunos aspectos teológicos esté en las antípodas de tu declaración de fe, pero será siempre en doctrinas no fundamentales. Pues tendrás que no ser intransigente y velar por la comunión y la relación saludable, pues esto será muy bueno para tu familia también. 

Como pastor presbiteriano en este contexto de plantación me ha tocado tener comunión con carismáticos, bautistas, metodistas, asambleas de hermanos, hermanos iglesias libres. Ninguno ha restado en mi vida, pues Dios ha puesto a estos hermanos, aunque estén a más de 30 km cerca de mí y a su vez he aprendido de todos ellos, como posiblemente ellos también hayan podido aprender algo de mí. Como calvinista he podido aprender de hermanos arminianos, ha sido de mucha bendición para mi vida y la de mi familia, he podido orar juntos con ellos, he podido ser bendecidos por sus oraciones, he sido bendecido orando por ellos. Como cesacionista he aprendido de mis hermanos continuistas y carismáticos, me han enseñado mucho. Construir puentes es una experiencia maravillosa para el alma, te hace dormir en paz, te hace tener el apoyo en grandes amigos, te hace crecer en el amor. Levantar muros, te quita la paz, te quita el sueño, te hace practicar el odio. Y aunque yo soy el primero en que me he identificado con ciertas etiquetas —pues esto hoy es inevitable— estas, junto con las denominaciones son las marcas de la pecaminosidad del hombre en la Iglesia. Menos mal, que un día todo esto habrá acabado y nos veremos solamente como Hijos de Dios, ese día estos muros serán destruidos totalmente, pero tú puedes hacer algo para destruir algún muro en estos momentos, buscar la paz con todos. 

Nuestro verdadero enemigo

Como puede observar, tienes mucho más en común con aquellos hermanos de otras denominaciones que trabajan cerca de ti, que lo que tú pensabas que tenías en contra. Por eso, no son tus enemigos, son tus hermanos, son tus aliados para llevar a cabo una misma misión, llevar el Evangelio por esa comarca para bendición de tus vecinos. Ser luz junto a tus hermanos para que la Luz de Cristo brille a través de vuestros rostros. Pues nuestro verdadero enemigo, es el enemigo del Señor, Satanás y sus huestes. Nuestro verdadero enemigo es el pecado, nuestro verdadero enemigo incluso es nuestro propio orgullo. Y muchas veces necesitamos de estos hermanos para que estos enemigos sean pisoteados y en primer lugar nuestro orgullo. 

¿Vas a perder tiempo creando un enemigo equivocado? ¿vas a perder las fuerzas luchando con un falso enemigo? ¿Vas a perder la paz cayendo en conversaciones estériles y banales? ¿Vas a sumergiste en debates que ya se hicieron hace siglos sin llegar a una conclusión que no fuera la división? No busques la confrontación con «enemigos» creados en tu cabeza, que realmente son tus hermanos mientras el verdadero enemigo, ese que te puso esa trampa, se sale con la suya. Como dice Pablo a los efesios no deis lugar al enemigo, da lugar a la comunión, da lugar al amor entre hermanos, da lugar a que la gloria de Dios sea visible para todos. Predica el Evangelio, si, predica el Evangelio juntos a esos hermanos, orad juntos, pasar tiempo juntos, tiempo de calidad, tiempo en familia, donde podáis soltaros cada uno las cargas, donde puedas reír con las alegrías de tus hermanos, donde puedas llorar con el dolor de tus hermanos y orar por ello. Donde puedas encontrar esa familia que Dios te ha puesto como aliados y no como enemigos. 

Este, que escribe estas líneas, antes no pensaba así, miraba sólo por tener comunión con aquellos que eran más cercano teológicamente, pero mi experiencia, la oración y el querer bendecir a otros y glorificar al Señor, me hizo reflexionar sobre la importancia de las relaciones con otras denominaciones, más aún si estas estaban cerca y podría vivir cosas similares a mí. Desde que trato de mantener la paz —cosa que no siempre es fácil— vivo más relajado, pues también me siento más apoyado, he ganado buenos amigos que ya eran hermanos y el Señor me ha bendecido. 

Dios quiera que la imagen lamentable que se ve en las redes sociales y en ciertos contextos pueda cambiar, pueda hallarse la paz y la comunión entre los hermanos para luchar contra el enemigo en común. Dios quiera y todos reflexionemos y no pierdas más el tiempo y las energías en estupideces mientras la iglesia y tus vecinos te necesitan. Porque tú eres el administrador, pues no es tu tiempo, sino es el tiempo que Dios te da para ser su siervo y llegar con su mensaje a otros, ¿quién es tu enemigo? Si el enemigo es tu hermano… «Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto.  Y este mandamiento tenemos de Él: que el que ama a Dios, ame también a su hermano.» 1 (1 Juan 4:20-21).

 

Notas

1 Lockman Foundation, Santa Biblia: la Biblia de las Américas: con referencias y notas, electronic ed. (La Habra, CA: Editorial Fundación, Casa Editorial para La Fundación Bíblica Lockman, 1998), 1 Jn 4:20–21.

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