Historia del anabautismo (VIII)

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Tras la Asamblea de Schleitheim

Historia del anabautismo (VIII)

Al retornar de la Asamblea de Schleitheim, Michael Sattler, su esposa Margaretha y otros hermanos y hermanas de la comunidad de creyentes de Horb son apresados por autoridades católicas. El grupo es llevado a juicio, y el centro de la atención de los acusadores es Sattler.

10 DE ABRIL DE 2010 · 22:00

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El caso, por su desenlace trágico, es documentado por testigos presenciales que escriben crónicas, mismas que alcanzan una importante difusión en los círculos anabautistas. Pocas semanas después de la ejecución de Michael Sattler, en mayo de 1527, ya circula en forma de folleto la defensa que hace Sattler de la causa anabautista y el relato de su muerte. La narración que incluye John Howard Yoder, en su imprescindible obra Textos escogidos de la Reforma radical, es una de las que circulan clandestinamente entre los núcleos anabautistas a partir de julio de 1527. El documento representa, comenta Yoder, “un amplio género literario muy importante para la totalidad del movimiento de la Reforma radical: la martirologia. La autoconciencia del movimiento fue surgiendo no en torno a la personalidad de poderosos y eruditos predicadores, escritores u organizadores, sino por la inspiración que producía el recuerdo de sus desaparecidos dirigentes. El valeroso testimonio de éstos ante los jueces y su confianza al enfrentar las máximas penalidades, produjeron un impresionante impacto”. La obra cimera sobre el martirologio anabautista es la compilada por T. J. Van Braght, El espejo de los mártires, originalmente escrita en holandés y publicada en 1660, por lo que este año cumple tres siglos y medio, y el hecho va a ser conmemorado en distintos lugares. La obra, en su versión inglesa, de la cual poseo un ejemplar, casi alcanza las mil doscientas páginas y su formato es grande, tipo obra de consulta. En El espejo de los mártires se hace un recorrido histórico de los mártires cristianos sacrificados desde los tiempos de la Iglesia primitiva hasta el año de la publicación de la obra, 1660. Ocupa buena parte del libro el recuento de los anabautistas perseguidos y ejecutados por las iglesias territoriales, protestantes y católicas, entre 1524 y 1660. El Espejo contiene los cargos que levantaron los acusadores contra Sattler, la defensa de éste, la sentencia a muerte y una carta de Sattler a la congregación que el pastoreaba en Horb. Los cargos contra Sattler fueron nueve, y de la lectura de ellos se concluye que quienes los levantaron tenían una imagen muy esquemática del anabautismo, así como prejuicios que distorsionaron su percepción. He aquí las acusaciones: 1) Que él y sus adeptos han actuado en contra del mandato imperial. 2) Que ha enseñado, sostenido y creído que el cuerpo y la sangre de Cristo no están en el Sacramento. 3) Que ha enseñado y creído que el bautismo de infantes no es provechoso para la salvación. 4) Ha desechado el Sacramento de la extremaunción. 5) Ha ignorado a la madre de Dios y a los Santos. 6) Ha iniciado una nueva e inaudita manera de celebrar la Santa Comunión, poniendo vino en pan en una fuente y comiéndolos. 8) Ha abandonado la orden y tomado una esposa. 9) Ha dicho que si los turcos invadieran el país no habría que ofrecerles resistencia y que, si las guerras fuesen justas, preferiría marchar contra los cristianos, [antes que] contra los turcos; lo cual es muy grave, pues antes que a nosotros prefiere al mayor enemigo de nuestra fe. Es necesario señalar que Sattler estaba en manos de las autoridades austriacas, las que tenían el dominio y la jurisdicción sobre Rottenburgo. El católico rey Fernando de Austria había decretado que el mejor antídoto contra los anabautistas era administrarles el “tercer bautismo”, es decir ahogarles. El mismo rey, al enterarse del juicio a Sattler, comentó que lo mejor sería ahogarlo de inmediato. A partir del 15 de mayo de 1527 tiene lugar el juicio contra Sattler, su esposa y los demás anabautistas presos junto con él y ella. Al serle presentados los cargos en su contra, Sattler pide se le conceda presentar su defensa. Antes de hacer la misma, él se reúne con su hermanos y hermanas en la fe para consultarles y ser animado. Michael Sattler responde uno por uno a los cargos. Pero es claro que tiene totalmente en contra al sistema político, eclesial y judicial que le señala de hereje y enemigo de la corona austriaca. A cada acusación le antepone un caudal de citas bíblicas. Les exhorta a dirimir la controversia con Las Escrituras como base, y que si con ese fundamento le convencen acto seguido él estaría dispuesto a retractarse. Pide que se establezca un verdadero diálogo. Ante la solicitud de Sattler “los jueces rieron y juntaron las cabezas”, por su parte el secretario del ayuntamiento de Ensisheim dijo: “Sí, monje infame, desesperado perverso, ¿quieres acaso que disputemos contigo? ¡El verdugo disputará contigo, créemelo!”. Era claro que no consideraban a Sattler como un interlocutor válido y a su altura, sino un reo de antemano condenado a muerte. Mientras estuvo encarcelado, Michael Sattler encontró la forma de escribir y hacer llegar una misiva a la comunidad anabautista de Horb. En ella les deja saber la sentencia que le aguarda, y les anima a perseverar en el camino de Cristo:
No permitan que nadie les quite el fundamento que está establecido en el texto de las Sagradas Escrituras y que está sellado con la sangre de Cristo y muchos testigos de Jesús […] Sin duda, los hermanos les han informado que algunos de nosotros estamos en prisión; después de que capturaron a los hermanos en Horb, fuimos trasladados posteriormente a Bindsdorf. En ese momento nuestros enemigos nos acusaron de varias cosas y hasta nos han amenazado primero con la horca y luego con la hoguera y la espada. En semejante situación extrema, me sometí completamente a la voluntad del Señor, y me preparé, junto con todos mis hermanos y mi esposa, a morir por causa de su testimonio […] Por lo tanto consideré necesario animarlos con esta exhortación para que nos sigan en la carrera de Dios, para que puedan consolarse con ella y que no desmayen ante la disciplina del Señor. En pocas palabras, amados hermanos y hermanas, esta carta será una carta de despedida a todos ustedes que aman a Dios en verdad y le siguen […] Guárdense de los falsos hermanos; por cuanto el Señor probablemente me llamará a sí mismo, así que tengan cuidado. Espero por mi Dios. Oren sin cesar por todos los presos. Dios sea con cada uno de vosotros. Amén.
Michael Sattler es sentenciado a muerte el 18 de mayo de 1527, dos días después se da cumplimiento a la orden. Lo torturaron cruelmente antes de amarrarlo a una escalera y ser lanzado a la hoguera. Le cercenaron un pedazo de lengua, su cuerpo fue desgarrado dos veces con tenazas al rojo vivo. Después le ataron a una carreta y de nueva cuenta, por cinco ocasiones, los verdugos lo laceraron con las tenazas. Hasta el último momento en que pudo hablar, la multitud le escuchó encomendarse a la gracia de Dios. Una semana después Margaretha, su esposa, le siguió con valentía en la pena de muerte. Ella fue ahogada en el río Neckar.
Artículos anteriores de esta serie:
 1Historia del anabautismo 
 2Cómo surge el anabautismo 
 3Anabautistas bajo persecución 
 4El difícil desarrollo del anabautismo 
 5Vida y muerte de Jorge Cajakob 
 6Miguel Sattler 
 7La Confesión de Schleithei 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Kairós y Cronos - Tras la Asamblea de Schleitheim