Usos, costumbres y cambio religioso en los pueblos indios (II)

Decíamos el domingo pasado que el caso de los usos y costumbres (o sistemas normativos indígenas) con su reticencia al cambio religioso, las barreras que impone a la libertad de creencias y culto en distintas comunidades indias, no es exclusivo de las poblaciones indígenas. Ha tenido lugar en muchos momentos de la historia, en variados lugares y países. Estos regímenes de iglesias territo"/>

Persecución en Chiapas: la solución

Usos, costumbres y cambio religioso en los pueblos indios (II)

Decíamos el domingo pasado que el caso de los usos y costumbres (o sistemas normativos indígenas) con su reticencia al cambio religioso, las barreras que impone a la libertad de creencias y culto en distintas comunidades indias, no es exclusivo de las poblaciones indígenas. Ha tenido lugar en muchos momentos de la historia, en variados lugares y países. Estos regímenes de iglesias territo

29 DE FEBRERO DE 2008 · 23:00

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En temas como el que estamos tratando, si la cuestión es ver qué grupo es mayoritario, entonces el problema sería cuál detenta esa cualidad y, por ende, tiene el poder. Estaríamos ante un hecho lamentable: “Lucho por la tolerancia cuando soy minoría, pero si soy mayoría y puedo imponerme a los demás, entonces me convierto en perseguidor”. Tendríamos el mismo mal, nada más que con los actores invertidos. De hecho esto ha pasado en la historia. Recordemos que la Iglesia perseguida hasta principios del siglo IV después se transforma en la fe oficial del Imperio romano. Cuando se casan fe y poder político entonces surgen problemas para todos aquellos que no comparten la fe del poder, ya sea ésta la del poder federal, poder regional o local, como en el caso de las asambleas comunitarias. Como la diversificación religiosa ya está instalada en los pueblos indios, el camino más benéfico para todos es aprender a convivir de manera pacífica con esta realidad. Si no es por convicción y un ejercicio de tolerancia ciudadana, queda el camino de las leyes y sus consecuencias para quienes las transgreden. Me parece que hacia allá, la convivencia más o menos pacífica, apunta la realidad de la vida cotidiana en la gran mayoría de lugares de alta población indígena en Chiapas. Podemos constatar que hay transformaciones cognoscitivas en el cuadro mental, en las percepciones y en las prácticas al interior de los pueblos, que ya aceptan la pluralidad de credos sin conflictos violentos. A veces existe una idea errónea del grado de polarización en los pueblos indios por cuestiones religiosas. Una vertiente del mal entendido percibe que en Chiapas las comunidades indias viven inmersas en la violencia permanente, y bajo caciquismos que les niegan toda libertad. Esto no es así en términos generales. Porque la diversidad ya está enraizada y produce transformaciones valorativas en múltiples sentidos entre la población. Hombres y mujeres indígenas están preservando ciertas expresiones culturales, pero negociando con otras. En distintos casos han decidido adoptar propuestas que originalmente les vienen de afuera, pero adaptándolas a sus propias ideas, intereses y aspiraciones. Por lo demás todos de alguna manera hacemos lo mismo, quien no haya adoptado algo externo a su cultura de origen que arroje la primera piedra. Las propuestas exógenas fructifican porque desde adentro alguien las reconoce como suyas. Una muestra del cambio es la realización del Encuentro(1) que mencioné en el artículo del pasado domingo. Hace poco tiempo aquí, en Las Margaritas, era imposible tener un evento similar. Tengo presente que hace unos dos años un dirigente de la Organización de los Pueblos Evangélicos Tojolabales, con quien tuve una entrevista, me contó de casos de persecución contra indios protestantes y de su lucha por defenderlos legal y pacíficamente. Hoy esta misma persona ya no está defendiendo a los perseguidos como lo hacía antes, lo hace de manera distinta porque es uno de los organizadores de este Encuentro y encabeza la oficina municipal de asuntos religiosos. Ahora es parte del gobierno. Las cosas han cambiado. Por otra parte, pero en el mismo sentido que apunta hacia el cambio, hay distintos acuerdos comunitarios para convivir en la pluralidad religiosa. Está pendiente, en el caso de Chiapas, un buen estudio de los acuerdos a las que están llegando los propios pueblos indios, después de un largo y sinuoso camino para aceptar la diversidad interna, convivir y para abrir cauces a la reconciliación. Porque no se puede vivir permanentemente confrontado violentamente con quienes decidieron elegir otra identidad religiosa, ni se puede vivir bajo el principio de iglesias territoriales. Porque finalmente éstas entran en colisiones internas. No se puede decir “este pueblo es de testigos de Jehová, o de católicos tradicionalistas, y si tú no crees como nosotros entonces vete a donde haya personas de tu misma creencia”. Más temprano que tarde en las idílicas unidades homogéneas va a surgir la diversidad, la propuesta distinta. El horizonte que se le presenta a Chiapas y sus pueblos indios es el de una creciente pluralidad religiosa. En consecuencia más vale aprender a nadar con esta corriente, y no que la corriente –las aguas de la diversidad que desbordan la presa uniformizadora- arroje con su impetuoso caudal a quienes buscan contenerla. Es la defensa de su derecho a creer diferente, como en el caso de La Trinitaria mencionado al inicio del artículo de la pasada semana, una de las mayores aportaciones que los indígenas protestantes han realizado a la democratización cultural de Chiapas. Su aportación no ha sido suficientemente sopesada por los círculos que habitualmente celebran logros considerados progresistas. El costo de la lid ha sido muy alto: golpes, destierros, despojos y sangre, mucha sangre. Los logros culturales nunca son para siempre, por lo mismo hay que levantar la voz y acciones a favor de las familias protestantes hostigadas, para que la impunidad no siente sus reales y se haga costumbre.
1) Hace unos años, para más precisión el 27 de septiembre del 2002, tuve la oportunidad de participar en el Encuentro Usos, costumbres y libertad religiosa, en Las Margaritas, Chiapas. El hecho fue muy significativo, la realización del Encuentro, no mi participación, porque de los 118 municipios que conforman el estado de Chiapas, históricamente ha sido en dos de ellos donde se han dado el mayor número de actos violentos de intolerancia contra los indígenas protestantes: San Juan Chamula, en la zona tzotzil, y Las Margaritas, en la zona tojolabal. El evento tuvo por objetivo intercambiar puntos de vista entre líderes de distintas confesiones religiosas, autoridades municipales, legisladores y, como en mi caso, investigadores de los cambios religiosos y sus repercusiones culturales. Fue todo un logro que el acto haya tenido lugar en Las Margaritas, De alguna manera representó la coincidencia, desde distintas ópticas, de reforzar la noción del Estado laico, entre cuyas funciones están no imponer creencias y garantizar la libertad de quienes tienen una religión, quieren cambiarla o no tienen alguna. Rescato aquí una sección de lo que entonces expuse, con pequeños cambios de estilo e informativos.
Artículos anteriores de esta serie:
 1Persecución en Chiapas: el problema 

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Kairós y Cronos - Persecución en Chiapas: la solución