Azusa Street: evangelizar el mundo

En los casi tres años que duró el auge de la Apostolic Faith Mission (1906-1909) de manera espontánea sus congregantes decidieron ir a otros lugares, cercanos y muy lejanos, para evangelizar y anunciar que el bautismo en el Espíritu Santo -con el hablar en lenguas como evidencia inicial de haberlo recibido- había sido restituido y esto señalaba un cambio muy importante tanto para los creyentes como para el futuro del mundo. La espontaneidad se convirtió en movilización de personas casi si

11 DE NOVIEMBRE DE 2006 · 23:00

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En otros casos diversos pastores, líderes o misioneros integrantes de alguna denominación se identificaron con las enseñanzas y prácticas de la congregación de Seymour y se fueron a misionar con un nuevo enfoque. Personas con influencia previa en variados grupos que dirigían retornaron a ellos con la enseñanza recién adquirida, así ampliaron considerablemente los alcances del avivamiento. El principal investigador de Azusa Street, y autoridad referencial cuando uno se acerca al tema, Cecil M. Robeck Jr, dice que de aproximadamente 500 nombres de personas que ha podido rastrear entre los asistentes a la misión de Azusa entre 1906 y 1909, un tercio eran pastores y/o evangelistas. Lo que impresiona cuando uno investiga las iniciativas salidas de Azusa para ir a difundir el Evangelio, es la cantidad de hombres y mujeres que se involucraron en la tarea. De la misma manera sorprende que se hayan lanzado a la encomienda con escasos recursos financieros. A modo de ejemplo proporcionamos una breve lista de personas que inflamadas por el fuego recibido en Azusa Street, o mediante la influencia de quienes estuvieron allí, salieron para plantar la semilla del Evangelio. Para nada es un recuento exhaustivo, hacerlo significaría escribir un libro sobre el tema. Abundio y Rosa López. Menos de dos meses después de que abrió sus puertas la Apostolic Faith Mission, llega al lugar este matrimonio. Sabemos que realizaron su labor evangelística entre la comunidad mexicana asentada en el centro de Los Ángeles, sobre todo en la tradicional Plaza Olvera, lugar que hasta hoy es bastión del folclor mexicano. Sin duda la atmósfera de aceptación a la diversidad étnica vivida en la calle de Azusa fue un factor que atrajo, como a tantos otros, a la pareja. Dado que el templo era muy sencillo, el mismo no resultó amenazante ni excluyente para quienes habían llegado a la ciudad con un trasfondo de pobreza económica. Un asistente a las reuniones identificado como metodista dejó este punto bien clarificado en el número 3 de The Apostolic Faith (noviembre de 1906): el avivamiento “no inició en iglesia alguna de esta ciudad, sino en un granero, para que todos pudiésemos venir y tomar parte en él. Si hubiese comenzado en una elegante iglesia, la gente pobre de color y de habla hispana no habrían entrado, pero alabemos a Dios que el comienzo fue aquí”. El matrimonio López permaneció en la misión durante sus tres primeros años, los del esplendor. Durante el día Abundio trabajaba y por las tardes los dos servían en los cultos, colaboraban ministrando a los asistentes hispanoparlantes. Se desplazaron por temporadas cortas a varias ciudades del sur de Los Ángeles para evangelizar y hacer labores pastorales entre sus compatriotas. Su caso, así como el de otros mexicanos que fueron parte de la congregación de Azusa, demuestra que el mensaje pentecostal no les fue predicado por misioneros anglosajones sino que los llamados “hispanos” fueron parte integrante del avivamiento y que ellos se encargaron de difundir a los hablantes de su misma lengua materna la restitución del Pentecostés. ¿Cuántos de esos hombres y mujeres, incendiados por el mensaje que les transmitieron Rosa y Abundio López, cruzaron la frontera hacia México y fueron los precursores anónimos del pentecostalismo que más tarde se institucionalizaría en distintas partes del país? Por las huellas dejadas, que son una veta para la investigación, sabemos que el origen de varias iglesia pentecostales mexicanas se debe a esos misioneros cuyos nombres se extravían en los laberintos de una historia por ser rastreada. William Durham (1873-1912). Se integra a una iglesia bautista en 1891, aunque su experiencia de conversión data de siete años más tarde. Mientras es pastor en Chicago llegan a él noticias del avivamiento de Azusa Street decide visitar el lugar. El dos de marzo de 1907 recibe el bautismo del Espíritu Santo y habla en lenguas. Durham regresa a Chicago y dirige multitudinarias campañas evangelísticas y de avivamiento. Muchas personas que después juegan papeles muy importantes en la dispersión del mensaje pentecostal son introducidas en éste por Durham, entre ellas Daniel Berg, fundador de las Asambleas de Dios en Brasil; Luigi Francescon, pionero del movimiento pentecostal en la comunidad ítalo americana (quien también misionó en Argentina), y Aimee Semple McPherson, predicadora y evangelista de masas que fundó la Iglesia internacional del Evangelio cuadrangular y el famoso Angelus Temple en Los Ángeles. Por medio de Durham y la iglesia que pastoreaba en la cosmopolita Chicago, fueron influidos personajes que serían punta de lanza para transmitir y consolidar el pentecostalismo tipo Azusa Street en diversos países de Europa, América Latina e incluso el Oriente Medio. El predicador blanco fue un medio muy eficaz para esparcir el mensaje pentecostal en ámbitos internacionales, lo hizo desde la multilingüe y multiétnica ciudad de Chicago, asentamiento de inmigrantes de los más variados puntos del orbe. Daniel Awrey (1869-1913) y familia. Tiene su experiencia de conversión en 1890. Asiste a una escuela bíblica vinculada al movimiento de santidad. Según su testimonio a finales del siglo XIX habla en lenguas y recibe el don de profecía. Se casa en 1893, con una inmigrante noruega, Ella Braseth. Viaja por varias ciudades norteamericanas y ejerce su ministerio como pastor en 13 estados de Norteamérica y Canadá. En 1906, mientras dirige una pequeña escuela bíblica en Dudleyville, Arizona, lee noticias acerca de lo que sucede en la misión de Azusa Street y se va de inmediato a California. Su sólido conocimiento bíblico le da un lugar prominente entre varias iglesias californianas, permanece en la zona cerca de un año. Se instala en Oklahoma, donde enseña en una escuela bíblica y a principios de 1909 siente “un llamado de Dios” para llevar el mensaje pentecostal alrededor del mundo. Con su familia y por seis años viaja a China, África y Europa. Él solo le da la vuelta al mundo varias veces como predicador en congresos y maestro de Biblia. En medio de sus actividades ministeriales muere de fiebre el 4 de diciembre de 1913 en Liberia. En las próximas tres semanas seguiremos viendo los nombres e historia de hombres y mujeres relacionados con Azusa que se involucraron en la tarea.de ir a difundir el Evangelio.

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