Juan Driver, discípulo radical
Juan Driver falleció. Sentimientos encontrados porque por un lado estoy entristecido, pero al mismo tiempo agradezco su fructífera vida y ministerio.
20 DE MARZO DE 2022 · 08:00
La espiritualidad cristiana no consiste en una vida de contemplación en lugar de acción, ni de retiro en contraste con una plena participación en la sociedad. Se trata, más bien, de que todas las dimensiones de la vida estén orientadas y animadas por el espíritu de Jesús mismo. Ser “espirituales” implica vivir todo aspecto de la vida inspirados y orientados por el Espíritu de Cristo. Ser “carnales” significa orientarse por otro espíritu. La espiritualidad cristiana puede definirse como el proceso de seguimiento de Jesucristo bajo el impulso del Espíritu en el contexto de una convivencia radical de la fe en la comunidad mesiánica.
Juan Driver
He sabido, con sentimientos encontrados, que Juan Driver falleció. Sentimientos encontrados porque por un lado estoy entristecido, pero al mismo tiempo agradezco su fructífera vida y ministerio docente por todo el mundo, particularmente en los países hispanohablantes. Lo que sigue fue originalmente publicado en el 2014, como resultado de haber conocido al entrañable Juan y Bonny, su esposa.
Sin preguntar me enteré que vivía cerca de mi alojamiento. En cuanto lo supe me hice el propósito de buscarle y tener una conversación. Muy cerca de Goshen College, en cuya biblioteca de historia prosigo investigando, está el conjunto habitacional para adultos mayores en el que tienen su pequeña casa Juan Driver y su esposa, Bonny.
Resuelto a encontrar a Driver me fui en el vehículo eléctrico que por gestiones del historiador John David Roth me han facilitado en estas semanas para movilizarme dentro del campus universitario y cercanías. Tras diez minutos de conducir hallé el conjunto en el que me habían indicado vivían los Driver. Pregunté a uno de sus vecinos por ellos y gentilmente me proporcionó el número de la casa. Pulsé el timbre junto a la puerta y un sonriente Juan Driver me recibió. Le comenté que estaba de visita en Indiana, procedente de México, y que como buen latinoamericano me atreví a llegar de improviso a visitarle, con el fin de solicitarle que otro día pudiese tener una conversación con él. De inmediato me hizo pasar, tomé asiento y me presentó a su esposa. Le dije a los dos que no les conocía personalmente, pero sí sabía de su labor misionera y docente en varios países de habla hispana. También agregué que para mí don Juan era muy cercano dado que he leído y releído varios de sus libros.
Fui invitado para retornar al día siguiente, a la hora del almuerzo, y tener tiempo de conversación. Don Juan Driver tiene 90 años, buena salud y contagiosa alegría. Nos sentamos a la mesa los dos, su esposa no estaba y a su regreso me enteraría que había ido a realizar un servicio que presta tres veces por semana: voluntariamente acude darle de comer a personas más ancianas que requieren ayuda porque ya no se bastan por sí mismas para alimentarse. Fue y regresó de cumplir esa hermosa labor en bicicleta. Llegó a la hora del café, cuando había transcurrido poco más de una hora de estar compartiendo los alimentos y una linda charla con su esposo. Le pregunté al queridísimo Juan por su caminar misionero y fraternal en América Latina. Inició en Puerto Rico, por los años de la Segunda Guerra Mundial y como resultado de ser objetor de conciencia y no estar dispuesto a participar en el conflicto bélico. Siguió en Uruguay y de ahí a España. Esto sólo por mencionar los países donde el matrimonio Driver vivió por varios años, porque entre cada una de sus residencias en esos países intercaló visitas misioneras y educativas en casi todas las naciones latinoamericanas. Fueron más de cuatro décadas de esforzado servicio, durante las cuales Bonny Driver tiene la cuenta de haber vivido en 38 lugares que adoptaron como hogar.
El primer libro publicado de nuestro hermano Juan fue Comunidad y compromiso (Ediciones Certeza, Buenos Aires, 1974). Recordó que fue René Padilla quien le propuso editar el material que ya era conocido en copias mimeografiadas en los cursos que don Juan impartía en Uruguay, Argentina y países cercanos a ellos. Otros nombres fueron saliendo en la conversación, al rememorar Driver con quiénes se relacionó fraternalmente en su ministerio.
Evocó a la Fraternidad Teológica Latinoamericana y algunos de sus fundadores, especialmente entre ellos a Pedro Savage, Samuel Escobar y René Padilla. También me compartió acerca de su amistad con el gran José Grau, quien publicó en Ediciones Evangélicas Europeas, en 1978, un libro de Driver: Militantes para un mundo nuevo, una exposición del Sermón del Monte. El título de la obra fue idea de Grau, el cual causó cierta conmoción junto con que la tapa era roja, en años de agitación política. Le dije que ese libro suyo publicado por José Grau fue muy importante en mi primer conocimiento de la teología anabautista. Todavía agradezco que los libros de Ediciones Evangélicas Europeas, editados por don José Grau y su esposa, llegasen de forma insólita a México y la posibilidad de que un grupo de universitarios evangélicos pudiésemos adquirirlos.
Mencioné al hermano Driver sobre el proyecto educativo del Centro de Estudios Anabautistas, ministerio de la Conferencia de Iglesias Evangélicas Anabautistas de México (CIEAMM), y que en el programa tenemos un curso cuyo libro de texto es una obra suya: La fe en la periferia de la historia. Una historia del pueblo cristiano desde la perspectiva de los movimientos de restauración y Reforma radical, muy difícil de conseguir en su versión impresa pero que puede bajarse íntegramente vía internet. Quien tuvo a su cuidado la edición de la obra fue un mutuo amigo, Raúl Serradell, cuyo prólogo es una brillante introducción al texto.
Otras obras suyas son La obra redentora de Cristo y la misión de la Iglesia; Imágenes de una Iglesia en misión; Hacia una eclesiología transformadora, Convivencia radical: espiritualidad para el siglo 21; Contracorriente: ensayo de eclesiología radical; El Evangelio: mensaje de paz; Una teología bíblica de la paz. Sus libros primero fueron escritos en español y después traducidos al inglés, aunque este último es su idioma materno.
Me despedí de Juan Driver y su esposa en el jardín frontal de su casa. Lo hice como era costumbre en mi niñez, con un beso en la mano de cada uno como señal de respeto. Regresé conmovido intelectual, emocional y vitalmente de un encuentro que atesoro en mi baúl existencial.
Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Kairós y Cronos - Juan Driver, discípulo radical