La teología política de Menno Simons (III)

En condiciones sumamente adversas, Simons no solamente escribió para enseñar y animar a los anabautistas, también lo hizo con el fin de defenderse de sus críticos

06 DE FEBRERO DE 2022 · 15:20

Menno Simons.,
Menno Simons.

Ministerio bajo persecución

Aunque Menno Simons había dejado de creer en la ortodoxia católica romana desde antes del 30 de enero de 1536, es en esta fecha cuando abandona el sacerdocio.

Comienza entonces una nueva vida como un creyente dedicado al continuo estudio bíblico y cómo aplicar lo aprendido personal y comunitariamente. Él no buscó el liderazgo, sino que un grupo de anabautistas le convenció para que aceptara ser su pastor y maestro.

El grupo era acusado de sostener los mismos planteamientos apocalípticos violentos de los münsteristas, lo cual carecía de bases ya que antes, y sobre todo después, de la insurrección, dictadura teocrática de Jan de Matthijs y Jan de Leiden, así como su estrepitosa derrota por fuerzas católicas, un sector creciente de los anabautistas había sostenido la vía pacifista.

En condiciones sumamente adversas, Simons no solamente escribió para enseñar y animar a los anabautistas, también lo hizo con el fin de defenderse de sus críticos. 

En su “Respuesta a Gellius Faber” de 1554, Menno hizo un contraste entre las condiciones en que desarrollaba su labor aquél como pastor luterano y él bajo constante persecución. 1

Ante el hecho de que Faber solamente ejercía su ministerio en territorios en los que tenía protección de las autoridades seculares, como anota Juan Driver, Simons le pregunta: “¿Dónde está tu amor y compasión para tus compatriotas? ¿Por qué no predicas en territorios católicos? ¿Por qué no confrontas el edicto imperial, la tiranía y la persecución?”. 2

Simons le describe a Faber cuáles condiciones contrastantes con las de los pastores y teólogos de las iglesias territoriales ha tenido que padecer para pastorear clandestinamente en las comunidades anabautistas:

[…] yo con mi débil esposa e hijos, hemos sufrido por dieciocho años ansiedad, opresión, aflicción, miseria y persecución. Con peligro de mi vida he sido obligado a arrastrar en todas partes una existencia de temor. Sí, cuando los predicadores reposan en cómodas camas y sobre mullidas almohadas, nosotros generalmente tenemos que ocultarnos en lugares apartados. Cuando ellos en bodas y en banquetes bautismales andan de parranda con gaitas, trompetas y laúdes, nosotros tenemos que estar en guardia cada vez que ladra un perro temiendo que pueda haber llegado el funcionario que viene a arrestarnos. Cuando ellos son saludados por todos como doctores, señores y maestros, nosotros tenemos que oír que los anabautistas somos predicadores ilegítimos, engañadores y herejes y somos saludados en el nombre del diablo. Resumiendo: mientras ellos son gloriosamente recompensados por sus servicios con cuantiosos ingresos y buena vida, nuestra recompensa y porción tiene que ser fuego, espada y muerte”. 3

Mediante un decreto el emperador Carlos V (7 de diciembre de 1542) puso precio a la cabeza de Menno Simons. Ofreció una recompensa de cien florines de oro a quien lo entregara a las autoridades. En el decreto se le acusa a Simons de herejía anabautista.

No solamente se condenaba en el documento a pena de muerte a Menno, la cual podría librar si se retractaba de sus creencias heréticas, sino que también se aplicaría la misma pena a quien le diera protección, le hospedara en su casa, le proporcionara alimentos y diera de beber, conviviera o conversara con él, tuviese sus escritos y/o los distribuyera.

Carlos V reactivó el edicto dado el 21 de marzo de 413 por los emperadores Honorio y Teodosio II contra los donatistas, quienes practicaban el bautismo mediante confesión consciente de fe. 4

Por esta práctica fueron señalados de rebautizar a quienes ya habían sido bautizados en la infancia. El Código Teodosiano “estableció castigos severos para los culpables de herejía, por ejemplo confiscación de bienes, destierro, privación de herederos y varias penas corporales, no especifica pena capital para el rebautismo de los donatistas”. 5

El 23 de abril de 1529, en la segunda Dieta de Espira, basándose en el Código Teodosiono e incluso llevándolo más allá, fue dado a conocer el edicto de Carlos V contra los anabautistas, “esta antigua secta […] condenada y prohibida hace muchos siglos”. Contra la misma se ordenaba que

Todos los anabaptistas y todos los hombres y mujeres que hayan sido rebautizados, siempre que sean de edad de razón, sean condenados a muerte y privados de la vida natural mediante la hoguera, la espada y cosas semejantes, según las personas, sin necesidad de someter los casos a la inquisición de los jueces espirituales; y que no se muestre la menor señal de clemencia con ninguno de ellos, ni con los mencionados pseudo-predicadores, instigadores, vagabundos y tumultuosos incitadores del dicho vicio del anabaptismo, ni con los que permanecen en él, ni con los que caen en él por segunda vez, sino que, por el contrario, en virtud del presente edicto, sean tratados severamente con castigo. 6

Bajo este clima de acoso y peligro Menno Simons escribió, hizo teología en y para el camino. Tres años después de haber iniciado el ministerio pastoral y bajo persecución, en 1539, Simons dejó constancia de por qué se daba tiempo para poner en papel sus pensamientos, lo hizo en Por qué no dejo de enseñar y escribir.

Estaba cierto del costo a pagar: “Soy muy consciente, muy amados lectores, de que nosotros, debido a nuestra enseñanza y escritura, somos maldecidos, aborrecidos, odiados, vilipendiados, perseguidos y condenados a muerte con entusiasmo por innumerables personas de alto y bajo estado. Los leones rugientes rechinan los dientes ante nosotros”. 7

Los integrantes de las comunidades que reconocían el liderazgo pastoral y docente de Menno Simons fueron llamados por primera vez mennisten, de donde se deriva menonitas, en un documento oficial de 1545 signado por la condesa de tendencia protestante Ana de Oldenburg.

En la redacción del escrito contribuyó el teólogo Juan Laski (o Lasco), quien mantuvo encuentros semipúblicos con Menno, del 28 al 31 de enero de 1544, en Emden, capital de Frisia Oriental.

La tolerancia de Laski “estaba motivada en buena medida por la esperanza de atraer hacia su posición reformada a los mennonitas más razonables y, al ver que esta esperanza le salió vana, dejó de ser tolerante y demostró que no tenía intenciones de permitirles sostener de manera permanente una iglesia autónoma, desligada de la suya”. 8

 

Rasgos de la  teología de Menno y sus implicaciones políticas

El libro de Menno Simons, Un fundamento de fe, es una larga cadena de citas bíblicas. Consecuente con su creencia en la centralidad de la Palabra, Simons construye sus enseñanzas en sucesivos versículos bíblicos, los que va hilando para dejar constancia de que a él le interesa dejar bien anclados sus postulados en el asidero de la Biblia. 

Menno escribió Un fundamento de fe por los años 1539-1540. La obra circuló profusamente de manera clandestina.

Años después, en 1558, hizo una edición ampliada. Ésta es la que ha sido traducida del holandés al castellano por Carmen Epp, bajo los auspicios del Centro de Estudios de Teología Anabautista y de la Paz, que tiene su sede en Paraguay.

Además de la lectura del Nuevo Testamento, Simons comenta en las primeras páginas de Un fundamento de fe, que también leyó trabajos de Lutero, quien le fue “de alguna ayuda, porque a través de él supe que los mandamientos humanos no nos pueden atar a la muerte eterna”.

Igualmente recurrió a escritos de otros reformadores protestantes, Martín Bucero y Enrique Bullinger. Entonces decidió que frente a las discrepancias que encontró tenían en distintos tópicos entre sí los reformadores magisteriales, lo mejor para él era “estudiar el Nuevo Testamento con diligencia”.

A ello dedicó intensas jornadas, y el resultado fue, como antes quedó consignado, su ruptura definitiva con la Iglesia católica romana y toma de distancia de la Reforma magisterial.

En la introducción castellana de Fundamento de fe realizada por Helmut Isaak y Roberto Wiens, acotan que “el anabautismo añadió al sola gratia, sola fide, sola escritura de Lutero la dimensión de la sola vita. En otras palabras, la salvación por fe y gracia tiene que realizarse en una vida nueva y restituida a la voluntad de Dios”.

Esta centralidad para Menno Simons de la sola vita, junto con la clásica triada de Lutero, queda bien descrita de principio a fin en el escrito engendrado bajo fiera persecución de quienes buscaron encarcelar o dar muerte al pastor itinerante de las comunidades anabautistas:

  • Con la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, el Reino de Dios, o la Nueva Jerusalén, ya descendió del cielo y está entre nosotros. Este Reino se vuelve en realidad visible allí donde seguimos a Jesucristo y hacemos la voluntad de Dios.
  • La teología de Menno es amilenialista, es decir que Cristo ya es el Señor del cielo y de la tierra. El Reino de Dios ya está entre nosotros. La segunda venida del Señor será para el juicio final y para la recreación del cielo y de la tierra para toda la eternidad.
  • Todavía vivimos en el tiempo de la gracia.
  • Hoy es el tiempo para arrepentirnos, para hacer penitencia, confesar nuestros pecados, pedir perdón y reconciliarnos con Dios por medio de Jesucristo, nacer de nuevo y ser restituidos a la semejanza de Dios.
  • La restitución es una regeneración radical de todo el ser humano a la condición prelapsaria de Adán y Eva. Por medio de la gracia y el amor de Dios somos liberados de la esclavitud de los poderes del mal de este mundo. Como hijos e hijas de Dios, y colaboradores de Jesucristo en su Reino, tenemos el poder, no solamente para vencer las tentaciones del mal, sino también para hacer el bien, o vivir según la voluntad de Dios.
  • Con base en nuestra confesión, el perdón de nuestros pecados y de nuestra fe en Dios y en Jesucristo somos bautizados. Con el bautismo entramos como hermanas y hermanos en la comunidad de los creyentes y públicamente nos identificamos como ciudadanos del Reino de Dios.
  • Desde este momento los valores y las normas del Reino de Dios sobrepasan todas las leyes y normas morales de los reinos de este mundo. Obedecemos más a Dios que a los hombres.
  • En la celebración de la Santa Cena los creyentes individuales son integrados como granos en el pan que representa el cuerpo de Cristo en este mundo. La transubstanciación no pasa en pan y vino, sino en cada creyente individual, que es integrado en la comunidad visible de los hijos y las hijas de Dios en este mundo.
  • La regeneración radical no solamente transforma al pecador individual. Transforma también a todas las relaciones básicas, como relaciones religiosas, sociales, emocionales, económicas y políticas de la vida humana.
  • Como hijas e hijos de Dios y colaboradores de Jesucristo en el establecimiento del Reino de Dios, nos hacemos cargo de este mundo como creación de Dios. Distribuimos las riquezas y los frutos de esta tierra de tal manera que ninguna de las criaturas de Dios tiene que sufrir necesidad. Con el trabajo de nuestras manos, nuestra razón y nuestro amor para el prójimo, este mundo se vuelve en un paraíso de abundancia de vida para toda la creación de Dios.
  • Menno rechaza el comunismo institucional como lo fue practicado por los hutteritas y como fue impuesto por los anabautistas en Münster. Lo reemplaza por el amor más puro a Dios y al prójimo, que se expresa en la disposición de compartir todo lo que tenemos y lo que somos con el prójimo necesitado sin restricciones algunas. Por razón de esta práctica, Menno puede declarar que entre los anabautistas de su tiempo todos, los ancianos y huérfanos, las viudas y los enfermos, los desterrados y los fugitivos, tienen suficiente para vivir. Nadie entre ellos sufre necesidad de nada.
  • Basado en esta fe y vida, Menno desafía a los perseguidores de los anabautistas, a arrepentirse, hacer penitencia, confesar sus pecados frente Dios, recibir el perdón y ser regenerados a la imagen de Dios. Así también ellos pueden salir del cautiverio babilónico de los poderes del mal en este mundo y entrar como criaturas restituidas a la imagen de Dios en la Nueva Jerusalén, que ha descendido del cielo y se está realizando ahora en las vidas de los hijos e hijas de Dios.
  • Por esta razón confronta a los príncipes y poderosos de su tiempo. Han recibido su poder para proteger a los buenos y castigar a los malos. Deberían empezar el día con el estudio de los mandamientos de las Escrituras y practicar justicia según la voluntad de Dios.
  • La fe cristiana no puede ser obligada. Cada individuo es libre de decidirse para seguir a Jesucristo, o seguir viviendo bajo la esclavitud de los poderes del mal de este mundo. Elegir la vida o seguir viviendo en la muerte. Seguir viviendo en Babilonia o entrar en Jerusalén. 9

1.  En The Complete Writings of Menno Simons, Scottdale, Herald Press, 1984, pp. 623-781

2.  Juan Driver, op. cit., p. 191.

3.  Idem.

4.  Sobre los donatistas ver Antonio Piñero, Los cristianismos derrotados. ¿Cuál fue el pensamiento de los primeros cristianos heréticos y heterodoxos?, Madrid-México, EDAF-Algaba Ediciones, 2019, pp. 273-282; Juan Driver, op. cit., pp. 79-90.

5.  George H. Williams, op. cit., p. 274.

6.  Ibid., p. 273.

7.  El documento completo se titula “Why I do not Cease Teaching and Writing”, The Complete Writings of Menno Simons, Scottdale, Herald Press, 1984, pp. 289-320.

8.  George H. Williams, op. cit., p. 526.

9.  Helmut Isaak y Robert Wiens, “Introducción”, Menno Simons, Un fundamento de fe, Asunción, Centro de Estudios de Teología Anabautista y de Paz, Asunción, 2013, pp. 11-12.

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