Encantamiento de los evangélicos con Trump (III)

Un factor del éxito del empresario neoyorquino fue haber sabido reclutar para su causa liderazgos evangélicos que lo respaldaron incondicionalmente.

15 DE FEBRERO DE 2020 · 15:00

Foto de <a target="_blank" href="https://unsplash.com/@historyhd">History in HD </a> en Unsplash.,
Foto de History in HD en Unsplash.

Creyeron que accediendo a las altas esferas del poder “recristianizarían” a los Estados Unidos de América, sucedió lo contrario: el poder político les sedujo y su actuar ha resultado en descrédito y ridiculizaciones de la supuesta autoridad moral que decían tener para regenerar al país.

En su libro Believe Me. The Evangelical Road to Donald Trump (Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 2018) John Fea se propuso desmenuzar por qué 81 por ciento de los evangélicos que votaron en las elecciones del 2016 sufragaron a favor de Donald Trump. En la entrega anterior consigné que Fea atribuye, como una de las razones de apoyo tan masivo, el temor del mencionado electorado a las transformaciones propias de una sociedad en creciente proceso de diversificación. Trump no inventó dicho temor, pero sí lo exacerbó con reiteración al estigmatizar a los extraños, quienes erosionan el american wy of life y amenazan la seguridad de la población.

Analistas del discurso público han estudiado lo expresado por Donald Trump en mítines, políticos, conferencias de prensa, mensajes en las redes sociales y actos de gobierno, las conclusiones de los expertos coinciden que el personaje crea realidades alternativas con datos insuficientes, exagerados y hasta inventados.   

Con insistencia Trump afirmó en la campaña presidencial que los causantes del crecimiento de los índices delincuenciales y criminales crecían a causa de la llegada de refugiados e inmigrantes indocumentados. Éstos colectivos eran, para él, amenazas al bienestar público, aunque, como refiere Fea, “la posibilidad de que un americano muriese a manos de un refugiado terrorista es de una en 3.6 millones, y la posibilidad de ser asesinado por un migrante indocumentado es de una en 10.9 millones por año” (p. 17). 

Si la política de infundir temor hacia los bárbaros que están a punto de arrasar el paraíso norteamericano le atrajo a Trump millones de convencidos votantes, otro factor del éxito del empresario neoyorquino fue haber sabido reclutar para su causa liderazgos evangélicos que lo respaldaron incondicionalmente. El autor de la obra que comento aporta bastante información sobre cómo las exigencias éticas que líderes (hombres y mujeres) del evangelicalismo más mediático y de mega iglesias hicieron a presidentes anteriores y otros candidatos que le disputaban a Trump la presidencia, con éste fueron disminuidas o pasadas por alto. 

Son bien conocidas las trayectorias de Trump como empresario y conspicuo integrante del star system de la industria norteamericana del entretenimiento. En distintas ocasiones él se ha regodeado de cómo su fama le abrió puertas para perpetrar tropelías. De su lenguaje y conductas abusivas hacia las mujeres se enteraron las audiencias a través de una grabación en la que él confiaba a un amigo las “proezas” cometidas al amparo de ser una celebridad. 

Las cuestionables conductas éticas de Trump han sido ignoradas/justificadas por liderazgos evangélicos blancos cercanos a él. La pastora y predicadora del conocido como Evangelio de la prosperidad, Paula White, se atribuye haber guiado a Trump para que aceptara a Jesús como Salvador. White, a quien buena parte de la prensa estadounidense considera pastora personal y consejera espiritual de Trump, tuvo a su cargo la oración en la ceremonia conocida en Estados Unidos como Inauguration Day, cuando se toma juramento al nuevo presidente del país. Es multimillonaria y entre sus propiedades está un apartamento de casi cuatro millones de dólares en la Torre Trump, Park Avenue, Nueva York. 

En agosto de 2010 una fotografía y titular publicados en el tabloide The National Enquirer removió al mundo evangélico norteamericano inclinado al Evangelio de la prosperidad. Texto y fotografías ampliaban el cabezal del reportaje: “Tele evangelista Benny Hinn atrapado en cálido romance”. Las fotografías mostraban a Hinn y Paula White tomados de la mano, entrando y saliendo de un lujoso hotel en Roma. Se hospedaron tres días en la suite presidencial y la habitación fue reservada con un nombre falso. Cuando estalló el escándalo ambos movilizaron a sus equipos de prensa y abogados para intentar control de daños y explicaciones. Hinn sostuvo que como él tenía problemas matrimoniales le pidió consejo a White, ya que ella había pasado por la experiencia de dos divorcios. La publicación respaldó el reportaje, Hinn y White sostuvieron que la pieza periodística distorsionaba los hechos y que no había romance entre ellos. Apostaron a que con el tiempo y actos de justificación ante las audiencias de sus respectivas mega iglesias y programas televisivos el asunto pasaría al olvido, lo que finalmente sucedió. 

En sintonía con Paula White, Jerry Falwell Jr. afirmó que la vida moral de Trump ha cambiado desde que es un cristiano nacido de nuevo. James Dobson (fundador de Focus on the Family) pidió a sus seguidores tener paciencia con Trump, ya que era un “bebé en Cristo”. Anota Fea que la petición significaba “el tipo de perdón y comprensión que nunca fue dado a [Bill] Clinton pero que ahora estaba disponible de forma aparentemente interminable para Donald Trump (p. 67).

La que Fea llama “corte evangélica” pro Trump está convencida que las instituciones y leyes del país deben estar al servicio de la recristianización de los Estados Unidos. Ya que Donald Trump tiene la misma convicción, entonces lo procedente es apoyarlo incondicionalmente. La “corte evangélica”, informa Fea, incluye personajes como “el presidente de la Liberty University, Jerry Falwell Jr.; Robert Jeffres, pastor de la Convención Bautista del Sur y comentarista de Fox News; James Dobson, que dirige programas en radio y es defensor de los valores familiares; el evangelista Franklin Graham; el gurú de las relaciones públicas cristianas Johnnie Moore (quien dice ser ‘un nuevo Dietrich Bonhoeffer’); Ralph Reed, operador político de mucho tiempo de la Derecha Cristiana; la guerrera cultural Paula White, el ex candidato presidencial Gary Bauer; y Mark Burns, pastor de una mega Iglesia” (p. 118). No son todos, pero si los principales y más cercanos a Donald Trump. 

Para el autor de la obra más que cristianizar a Donald Trump, la corte evangélica se ha “mundanizado”, es decir, ha sido seducida por el poder presidencial y en la transmutación valores cristianos centrales han resultado sacrificados. Para ilustrar su parecer Fea usa un antiguo dicho bautista sobre religión y política: “Si mezclas estiércol de caballo y helado (ice cream), no afecta mucho al estiércol, pero seguramente arruinará el helado” (p. 143). Está en lo cierto Christianity Today al reseñar. “Sea que usted pertenezca al 19 por ciento [de evangélicos blancos que no votaron por Trump] o al 81 por ciento [que sí lo hizo], encontrará que leer Believe Me es un ejercicio provocativo e iluminador”.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Kairós y Cronos - Encantamiento de los evangélicos con Trump (III)