Un rinconcito de la calle Honsario

Hoy la marea me ha traído un bello recuerdo, una reminiscencia de mi niñez envuelta de apego.

21 DE AGOSTO DE 2020 · 17:23

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Es la memoria un cruel adversario cuando intentas olvidar y ésta se empeña en traerte al presente aquello que debiera permanecer en el pasado. Sin embargo, es un fiel camarada cuando deseas desempolvar algún recuerdo y se te presenta lúcido, lleno de emoción, latiendo con fuerza en el ahora que te acoge. 

Hoy la marea me ha traído un bello recuerdo, una reminiscencia de mi niñez envuelta de apego.  

He recordado cuando era niña y mi madre me llevaba de visita a casa de mi tía Carmen. Ella, que por aquel entonces sólo tenía a dos de sus cuatro hijos, vivía en una antigua casa de vecinos en una calle emblemática del centro de Jerez, la calle Honsario, que recibía este nombre por haber formado parte del antiguo Fonsario de los judíos en el siglo XV.

En aquel patio de vecinos, en uno de sus rincones, poseía mi tía su hogar, compuesto por dos habitaciones y una escueta cocina. Una vieja vivienda vecinal donde el baño era público y estaba situado en medio del patio.

Yo nunca contemplé aquella estancia considerándola pequeña, pobre, antigua. Mis pueriles ojos se detenían en ese hogar que rezumaba vida, un hogar donde era recibida con el cariño que profusamente me demostraba mi tía.

Jugaba en el patio con dos chiquillos guapísimos a los que llamaba primos y que siempre me parecieron de una nobleza y ternura especial.

Aquella casa olía a amor, rezumaba sencillez y ganas de vivir sin grandes pretensiones.

Manaba aroma de sueños futuros y de ganas por conseguir hacerlos realidad.

Recordar aquella casa es homenajear en el día de hoy a su dueña, una mujer hermosa, luchadora, que se ha enfrentado a la enfermedad con garra y ha sabido defender su trinchera.

Hoy de nuevo grises nubarrones se despliegan encima de ella. Sé que está cansada, pero también sé que no se va a dejar derrotar fácilmente.

Esgrimirá con fuerza las armas que siempre ha tenido a mano y luchará en esta nueva batalla con renovadas pujanzas.

Y aunque en mi memoria siempre quedará aquella imagen desteñida de una mujer joven y resuelta criando hijos en la calle Honsario, hoy quiero regalarle cual ofrenda de un corazón agradecido, unas frases vestidas de cariño para una mujer fuerte y valiente.

Te quiero mucho tata.

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