Al menos 25 personas han muerto a causa de los incendios registrados en la ciudad de Los Ángeles, una tragedia que inició el pasado martes y hasta los momentos ha destruido más de 12.000 edificios, incluidas algunas iglesias.

Las autoridades continúan trabajando para sofocar el fuego y así evitar que se siga propagando, especialmente en Palisades y Eaton, de donde son los fallecidos.

“Nos sentimos como si estuviéramos perdiendo parte de nuestra ciudad. Palisades parece haber desaparecido… Como si nunca hubiera estado allí”, dijo Alex Watlington, pastor principal de la iglesia Pacific Crossroads de Santa Mónica a un medio estadounidense.

“Todo el mundo necesita ayuda, pero no sabes por dónde empezar… Te enfrentas a la pérdida de la gente, y es irreparable” agregó Watlington.

Al menos 150.000 ciudadanos han tenido que ser evacuados y los daños materiales asciende a unos 25.000 millones de dólares. Además, 26 personas continúan desaparecidas, y varias zonas aún están en alerta por los fuertes vientos que pueden ampliar o generar nuevas llamas.

Movilización de las iglesias

Ante esta realidad, las iglesias locales de la zona se han movilizado para ayudar a los afectados, entre ellas la iglesia Pacific Crossroads, que apoyan a miembros de su congregación a través del ministerio Hope for LA.

“Muchos en nuestra congregación han sufrido enormes pérdidas, así que agradecemos vuestras oraciones” dijeron los encargados de la iglesia de Pacific Palisades, que también están recibiendo donativos que para su reedificación.

Durante los primeros días de la tragedia, muchas iglesias también abrieron sus puertas para ayudar a los afectados, como la iglesia luterana Trinity, en Pasadena que hizo un culto especial el pasado domingo para orar por los ciudadanos de Los Ángeles.

Larga recuperación

No es la primera vez que California sufre incendios de esta magnitud, por eso, algunos pastores que sobrevivieron a tragedias aconsejan a las iglesias que deben prepararse para una recuperación larga.

Explicaron que los primeros días giran en torno a cubrir necesidades básicas como alojamiento y alimentos, y “lo que encuentras tres o cuatro meses después, son retos espirituales: gente que discrepa sobre cuánto tiempo debe durar el duelo o que echa de menos el edificio de su antigua iglesia”.

“Toda la carga que conlleva el dolor. Ese es el tipo de cosas de las que debes ser muy consciente en el ministerio pastoral, todo el quebranto que viene después”, dijo Josh Lee, pastor principal de la Iglesia Presbiteriana Ridge de Paradise.