La favorita para liderar el gobierno de Escocia tiene un obstáculo: su fe evangélica

Kate Forbes, de 32 años, es muy respetada por su labor como ministra de Economía. Pero periodistas y políticos tratan de frenar su ascenso por considerar nocivo su compromiso cristiano.

Joel Forster

20 DE FEBRERO DE 2023 · 16:21

Kate Forbes, ministra de Finanzas y Economía del gobierno de Escocia. / Foto: Facebook Kate Forbes.,
Kate Forbes, ministra de Finanzas y Economía del gobierno de Escocia. / Foto: Facebook Kate Forbes.

El anuncio inesperado de Nicola Sturgeon de abandonar la política ha abierto la carrera por sucederla al frente el gobierno de Escocia.

La First Minister (como se denomina a la líder del ejecutivo escocés) dejó el cargo al frente del gobierno indepentista y de izquieras en plena caída de popularidad por impulsar la muy controvertida ley de autodeterminación de género.

Entre el “talento político” que Sturgeon alabó en rueda de prensa, destaca en el Partido Nacionalista Escocés (SNP) Kate Forbes, Ministra de Finanzas y Economía. De 32 años, nacida en los Highlands (lejos de los centros de poder de Edimburgo y Glasgow), es admirada por su capacidad de reflexión, su temperamento amable con los adversarios políticos y su habilidad de conectar con la gente. Formada en historia y con un máster sobre migraciones y diáspora, habla gaélico con fluidez (algo de lo que muchos otros políticos escoceses no pueden presumir).

Tras el anuncio de Sturgeon, todos comenzaron a mirar de reojo a Forbes, que en estos momentos está de baja maternal. Hoy finalmente anunciaba que entra en la carrera por liderar el gobierno.

Sin embargo, la conversación mediática y política lleva ya días girando alrededor de su fe cristiana. Kate es miembro de la la Free Church of Scotland, una escisión doctrinalmente conservadora de la iglesia establecida (la Kirk of Scotland). Es una cristiana de convicciones evangélicas, activa en su iglesia local y que no esconde que “mi fe es esencial a quién soy”. De niña vivió unos años en la India, donde sus padres servían como misioneros.

Entrevistada en la BBC en 2021, daba más detalles: “Para ser clara, creo en la persona de Jesucristo. Creo que murió por mí, que me salvó y que mi llamado es servirle y amarle y servir y amar a mis prójimos con todo mi corazón, alma y fuerzas. La política pasará, soy persona antes que política, y seguiré creyendo que estoy hecha a la imagen de Dios”.

Forbes, ha insistido por activa y por pasiva que el hecho de tener una fe sólidamente cristiana no es un problema para representar “a todo el mundo”.

Pero en el contexto actual de lucha ideológica en Escocia, la presión sobre Forbes y su fe sólo ha comenzado. Se critica su posición provida (expresó que la “medida de verdadero progreso” es cómo se trata a los “no nacidos y a los enfermos terminales”). También que fuera la voz más senior dentro del gobierno que pedía frenar la Ley de autoderminación de género, porque cambiar apresuradamente “la definición de masculino y femenino (…) arriesgaría crear una mala ley”.

La favorita para liderar el gobierno de Escocia tiene un obstáculo: su fe evangélica

Portada del diario escocés The Herald, el 19 de febrero de 2023.
 

Una portada del Scottish Herald de este domingo anunciaba que el Partido Verde se plantearía romper el gobierno si Forbes era la escogida del SNP para suceder a Sturgeon. A su vez, el periodista del The Times Kenny Farquharson, preguntaba en Twitter: “¿Cuáles son las ideas religiosas de Forbes y hasta qué punto influenciarán la forma en la que gobierne como First Minister?”. Apuntaba a temas como el aborto, las leyes de género, la eutanasia, la investigación con embriones y los derechos LGBT, para concluir: “Sólo si clarifica estas y otras cuestiones se ganará el derecho a ser escuchada sobre cualquier otro tema”.

También habría fuerte oposición a Forbes dentro del partido, dice la pensa, de quienes dicen tener una cristiana comprometida al mando dividiría al partido. Le consideran “inadecuada” para liderar al SNP, por ejemplo, por no haber dicho abiertamente que apoya el matrimonio homosexual.

A todo ello, descalificaciones en redes sociales incluidas, están comenzando a responder otros, como la también parlamentaria Joanna Cherry: “Desearía que la gente deje de atacar a Kate Forbes por su fe religiosa. Nunca ha mostado ninguna inclinación a reducir derechos en materia de política gubernamental”, ha dicho.

Quizás Stephen Daisley, en The Spectator, haya hecho el análisis más interesante. “Nadie que haya oído hablar a Forbes, y mucho menos haya pasado tiempo con ella, podría racionalmente pensar que es una fanática”, escribía, “es amable, respetuosa y no mira a la gente con aversión, como lo hacen muchos en su profesión hoy día”. Sin embargo, “la fe religiosa – y seamos claros, especialmente el cristianismo – es vista en estos tiempos, en el mejor de los casos como algo sospechoso y, con mayor frecuencia, como fanatismo apoyado en superstición”. El problema, argumenta el columnista, no son las convicciones que pueda tener Forbes, sino el clima hostil a cualquier cosa que huela a cristiano.

La controversia en Escocia tiene ecos de otro caso reciente, el que llevó en Inglaterra a la dimisión del líder de los Liberales Demócratas, Tim Farron. En su caso, el constante interrogatorio sobre su visión cristiana de la sexualidad le empujó a escoger seguir su conciencia an detrimento de su involucración política.

Kate Forbes parece estar dispuesta no solo a liderar el gobierno de Escocia mientras cría a su bebé, sino también a aceptar que su fe sea usada como arma arrojadiza contra su fulgurante carrera política. Ahora queda por ver si el partido del que forma parte apoya a su principal activo, pese a la presión de los que consideran que creer en Dios es incompatible con servir a los ciudadanos.

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