Una de las grandes regiones del mundo que es ignorada habitualmente, el África subsahariana, podría enfrentarse a un “colapso catastrófico” a medida que la violencia islamista se extiende por toda la zona.

Esta es una de las conclusiones que presenta la Lista Mundial de la Persecución 2023, el trabajo que anualmente realiza Puertas Abiertas para medir el impacto de la persecución y violencia hacia los cristianos en todo el mundo.

Según la organización en defensa de los cristianos perseguidos, la violencia islamista que ha crecido en Nigeria en la última década con el grupo Boko Haram y los pastores Fulani como mayores exponentes, se ha extendido a toda la región, haciendo cada vez más difícil que los cristianos puedan desarrollar sus vidas en paz y obligándoles a migraciones masivas.

La lista (mapa completo en PDF aquí), que llega a su trigésima edición, muestra que la persecución cristiana ha crecido exponencialmente, principalmente desde dos focos: la violencia islamista y los autoritarismos ateos. Corea del Norte vuelve a ser el país donde es más dificil vivir como cristiano, mientras que los gigantes como China o India continúan sin garantizar la libertad religiosa de quienes han puesto su fe en Jesús.

Violencia brutal y sistemática en África

La violencia contra los cristianos en el África subsahariana ha alcanzado nuevos niveles alarmantes a medida que los radicales islamistas desestabilizan la región, usando la violencia extrema.

Es más extrema en Nigeria, donde los militantes fulani, de Boko Haram, de la Provincia de África Occidental del Estado Islámico (ISWAP, por sus siglas en inglés), entre otros, efectúan incursiones en comunidades cristianas, matando, mutilando, violando y secuestrando para pedir rescates o para convertir a las mujeres en esclavas sexuales.

Los asesinatos por motivos religiosos en Nigeria (7) han aumentado de 4.650 el año pasado a 5.014, un abrumador 89% del total internacional. Cientos de miles se han visto obligados a desplazarse internamente o a convertirse en refugiados. Este año la violencia ha inundado también al sur del país, tradicionalmente cristiano.

La violencia sólo es una parte de la ecuación, con una islamización extrema que ejerce una gran presión sobre los cristianos en su vida cotidiana. El gobierno de Nigeria sigue negando que se trate de una persecución religiosa, por lo que la violación de los derechos de los cristianos se lleva a cabo con impunidad.

A su vez, la violencia yihadista es habitual en todo el África Subsahariana, con 26 países de la región con altos niveles de persecución, y un aumento significativo de la violencia contra los cristianos en Burkina Faso (32), Mali (24) y, más al sur, Mozambique (41). La campaña de terror islamista se alimenta de una mezcla letal de tráfico organizado, cambio climático y un influjo de mercenarios del sombrío grupo Wagner, respaldado por el Kremlin. 

“Toda la región se encamina hacia una catástrofe”, afirma Frans Veerman, uno de los informadores e investigadores de la LMP.” “El objetivo del Estado Islámico y otros grupos afines es desestabilizar toda la región, establecer un califato islámico, en última instancia en todo el continente, y están seguros de que lo tienen a su alcance”.

“No son sólo los gobiernos de África los que no se enfrentan a la verdadera naturaleza de esta purga religiosa, sino los gobiernos de todo el mundo. El precio de esta negación es incalculable, no sólo para África, sino para el mundo entero”.

Derechos humanos vulnerados ante “nuevos derechos”

Otro de los países que preocupa es China (17) que está forjando una alianza internacional para redefinir los derechos humanos, alejándose de las nociones tradicionales y sustituyéndolos por “nuevos derechos” como la estabilidad y la seguridad (ilustrado en un discurso pronunciado por el ministro de Asuntos Exteriores de China en 2021 ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU).

Países como Rusia (62) e India (11) están siguiendo su ejemplo, junto con otros como Sri Lanka (52), Birmania, Malasia y varios países de Asia Central. 

Las minorías cristianas que se oponen a esta redefinición, que implica un sometimiento a las directrices de gobiernos autoritarios, pueden ser tachadas de “perturbadoras de la paz” o incluso de “terroristas”. Se enfrentan a detenciones, a la demolición de los edificios de las iglesias o a la anulación de su registro.

En China, las nuevas normas sobre el uso de Internet por parte de las iglesias han coartado aún más la libertad de los 96 millones de cristianos del país. Mientras tanto, Pekín ha incrementado la censura, la desinformación y la vigilancia extrema para aumentar el control sobre los cristianos y otros grupos religiosos.

Las aplicaciones de rastreo y los datos recopilados durante la covid-19 no se han eliminado, sino que se han reutilizado. China y Rusia se han mostrado más que dispuestas a exportar la tecnología necesaria, al igual que numerosas empresas occidentales, a las que no les importa hacer la vista gorda ante las consecuencias de este comercio.

Corea del Norte, de nuevo en primera posición

Corea del Norte ha vuelto a la primera posición, donde ha permanecido desde 2002, a excepción del informe del último año. Este año registra la puntuación más alta de su historia en persecución, que se refleja en un aumento de las detenciones de cristianos y un mayor número de iglesias en casa clandestinas que han sido descubiertas y cerradas.

La detención supone la ejecución o la cadena perpetua en uno de los “campos de reeducación” del país, horrorosamente inhumanos, donde los presos están al borde de la inanición y son víctimas de torturas y de violencia sexual.

Este ascenso a la primera posición se produce con la aplicación de la nueva “Ley contra el pensamiento reaccionario”, que penaliza cualquier publicación de origen extranjero en Corea del Norte, junto con la Biblia. Ha llevado al encarcelamiento o a la ejecución de adolescentes que veían programas surcoreanos como “El juego del calamar”. Sin embargo, también se está utilizando para localizar Biblias o cualquier otro material cristiano, impreso o electrónico.

“Los cristianos siempre han estado en la primera línea de ataque del régimen. Su objetivo es aniquilar a todos los cristianos del país. En Corea del Norte sólo puede haber un dios: la familia Kim”, indica Timothy Cho, exiliado norcoreano y portavoz de Puertas Abiertas Reino Unido.

Afganistán: continúa el terror talibán

Afganistán (9) ha caído de la primera posición en 2022 a la novena en la lista de este año. Sin embargo, esta brusca caída ofrece pocas alegrías. Tras la brutal toma del poder en 2021, muchos cristianos fueron ejecutados, mientras los talibanes iban puerta por puerta para aniquilar a los creyentes. Muchos más huyeron al extranjero o se ocultaron en el país.

A lo largo de 2022, los talibanes han puesto su objetivo en erradicar a los que tienen vínculos con el antiguo régimen, por delante del pequeño número de minorías religiosas que quedan, cuya gran mayoría se esfuerza por no ser descubierta como medida de supervivencia; cualquier acto de culto cristiano se lleva a cabo en completo secreto.

La vida de muchos cristianos que han huido a las naciones vecinas es muy insegura: “Nuestra situación es desesperada. Mi madre y yo conseguimos cruzar la frontera hacia otro país. Estoy orando para poder salir de aquí e ir a un lugar seguro. Puede que tenga que esconderme o que me deporten a Afganistán. Si eso ocurre, puede que me maten”, indica Zabi, refugiada cristiana afgana.

Mientras tanto, los talibanes, desesperados por mantener la nación en funcionamiento, están ansiosos por que haya trabajadores expatriados en el país, como médicos o ingenieros. La afiliación y observancia religiosa de los expatriados no se controla tan estrictamente, lo que afecta a las puntuaciones de la persecución en general.

Cuatro países de América, Colombia en el 22

La Iglesia cristiana sigue disminuyendo en Oriente Medio. Ha sido incapaz de recuperarse tras el auge del Estado Islámico, a pesar del ligero descenso en el número de cristianos asesinados (con excepción de Siria, que ha sufrido una ola de incidentes violentos). “Esta es la cuna del cristianismo y gran parte de la iglesia está perdiendo la esperanza: el régimen de discriminación y pobreza es demasiado pesado de soportar, especialmente para los jóvenes que no ven futuro aquí como creyentes” según Rami Abed Al-Masih, director regional de defensa legal para Oriente Medio y el Norte de África.

Otro país latinoamericano entra en la lista (Nicaragua, en el puesto 50). El crimen organizado se está estableciendo especialmente en las zonas rurales donde los cristianos denuncian las actividades de los cárteles. Mientras tanto, la opresión directa del gobierno contra los cristianos considerados como voces de la oposición está muy extendida en Nicaragua, Venezuela (64) y Cuba (27), país donde los líderes cristianos fueron encarcelados sin juicio por su participación en las manifestaciones del año pasado.

Destellos de esperanza

El número total de cristianos asesinados por su fe disminuyó ligeramente de 5.898 (LMP, 2022) a 5.621 casos registrados (LMP, 2023), con la clara excepción del África subsahariana, como se ha señalado anteriormente. El número total de iglesias atacadas bajo diferentes niveles de violencia disminuyó de 5.110 (LMP, 2022) a 2.110 casos registrados (LMP, 2023). A medida que el mundo, en cierta medida, “vuelve a la normalidad” tras la pandemia, parece producirse una cierta estabilización de la violencia, aunque la razón exacta de ello es objeto de discusión y se considera poco probable que forme parte de una tendencia continuada.

En varios países del Golfo se ha promovido una mayor tolerancia. La puntuación de la persecución descendió en Bahréin (66), Emiratos Árabes Unidos (54) y Egipto (35). Catar (34 frente a 18) también tiene una puntuación más baja este año, aunque esto puede deberse al cierre masivo de iglesias durante el año pasado, que continúan cerradas este año.

Una tendencia estremecedora

En los 30 años de informes de la Lista Mundial de la Persecución de Puertas Abiertas, el fenómeno global de la persecución cristiana ha crecido exponencialmente. En la actualidad, más de 360 millones de cristianos sufren altos niveles de persecución y discriminación por su fe. 

En 1993, los cristianos afrontaban un nivel de persecución de alto a extremo en 40 países; en 2023, esta cifra casi se ha duplicado a 76 países.

Solo en los 50 primeros países, 312 millones de cristianos sufren actualmente niveles de persecución muy altos o extremos.

En todo el mundo: uno de cada siete cristianos experimenta, al menos, niveles altos de persecución o discriminación; uno de cada cinco en África, dos de cada cinco en Asia y uno de cada quince en América Latina.