Un fuerte terremoto ha golpeado la isla de Java en la tarde del lunes 21 de noviembre, según han informado la agencia meteorológica y geofísica de Indonesia (BMKG). Hasta ahora las autoridades locales hablan de al menos 268 muertos, aunque estiman que todavía hay 151 personas desaparecidas. 

El seísmo, de magnitud 5,6 y originado a 10 kilómetros al suroeste de Cianjur, en la provincia de Java Occidental, también ha dejado más de mil heridos y otras 58.000 personas que han tenido que abandonar sus hogares en búsqueda de refugio provisional. El efecto del terremoto se ha sentido hasta en la capital indonesia, Jakarta, a 75 kilómetros. 

“Mi instrucción es priorizar la evacuación de las víctimas que aún están atrapadas bajo los escombros”, ha asegurado el presidente de Indonesia, Joko Widodo. No obstante, las labores de rescate se plantean difíciles. “Los deslizamientos de tierra y el terreno accidentado están obstaculizando los esfuerzos de rescate. El área afectada es amplia. Además, las carreteras en estas aldeas están dañadas”, ha señalado el jefe de la Agencia Nacional de Búsqueda y Rescate, Henri Alfiandi.

En la misma zona en la que se ha producido el terremoto, después se han registrado hasta 145 réplicas, algo que preocupa a los expertos porque puede agravar los desplazamientos de tierra. Algunas infraestructuras y equipamientos clave, entre ellos algunos hospitales y la red eléctrica, que se recuperar progresivamente.

“La mayoría de los afectados son niños y niñas”

Debido a que el terremoto se produjo a mediodía, en horario escolar, hay una gran proporción de niños y niñas entre los fallecidos y desaparecidos. “Nos entristece el terremoto ocurrido y también comprobar que la mayoría de los afectados son niños y niñas”, ha asegurado el director de Asuntos de Emergencia Humanitaria de World Vision Indonesia, Yacobus Runtuwene. “Según el informe del personal de campo, la zona más dañada es el pueblo de Cigenang, donde casi el 100% de las casas han sido destruidas y la mayoría de las víctimas son niños”, añade.

Desde la entidad, de inspiración cristiana y centrada en la infancia, aseguran haber desplegado ya un equipo sobre el terreno para “evaluar las necesidades de los supervivientes”, y alertan de la afectación a la que pueden quedar sometidos los niños, más allá de lesiones, hablando también de explotación, abusos y separación de sus cuidadores.