“Ciertamente he visto su fidelidad”
La reina Isabel II ha muerto a la edad de 96 años; reflexionamos sobre su fe cristiana y liderazgo público. Un obituario de la Alianza Evangélica de Reino Unido.
EAUK · 09 DE SEPTIEMBRE DE 2022 · 11:49
Al lamentar la pérdida de la Reina Isabel II, damos gracias a Dios por su fe y su vida, definidas por el servicio y el compromiso con su Dios y su país. La Reina, que fue la monarca con el reinado más largo, era muy respetada en todo el mundo y una inspiración para muchos cristianos que veían cómo vivía su fe en su faceta de liderazgo en la plaza pública.
Quizás el primer signo externo conocido de la profunda fe de la Reina se pudo observar cuando tenía 13 años.
La joven Isabel le entregó un poema cristiano a su padre que decía: “Ve a la oscuridad y pon tu mano en la mano de Dios. Eso será para ti mejor que la luz, y más seguro que un camino conocido”. El Rey pasó a citar este poema en su discurso de Navidad de 1939 para alentar a los británicos a enfrentar los desafíos de una segunda guerra.
Isabel dedicó su vida a su pueblo (y pidió oración) ocho años después, en su cumpleaños número 21 y en su coronación en 1953, cuando prometió gobernar su país, la joven reina oró: “Dios, ayúdame a cumplir mi voto, y que Dios bendiga a todos los que estéis dispuestos a compartirlo”
Ante los 20 millones de personas que vieron la ceremonia, también prometió defender la justicia y la misericordia y “mantener las Leyes de Dios y la verdadera profesión del Evangelio”.
Una vida de servicio
En los 70 años de liderazgo que siguieron al día de su coronación, la Reina demostró el alto valor que le otorgaba al deber y al servicio a su pueblo. Según el sitio web de la familia real, vio “el servicio público y voluntario como uno de los elementos más importantes de su trabajo”.
Llevó a cabo más de 15.000 compromisos oficiales, visitó organizaciones benéficas y escuelas, recibió a jefes de estado y lideró la nación en eventos conmemorativos y de celebración. La Reina también se dedicó a enfatizar la importancia de la paz y la resolución de conflictos. En 2012, en un evento benéfico en Belfast, estrechó la mano de Martin McGuinness, excomandante del IRA, en un gesto simbólico que fue visto en todo el mundo como una señal de reconciliación.
Sus fiestas en el jardín e investiduras fueron un medio importante para que la Reina alentara y reconociera los logros y las importantes contribuciones realizadas para mejorar la vida de la nación y la Commonwealth. A lo largo de su vida, prestó su nombre y apoyo a más de 600 organizaciones benéficas convirtiéndose en patrocinadora de ellas, incluida la Sociedad Bíblica. Su patrocinio aumentó el perfil de esas organizaciones benéficas y creó conciencia en el público por su importante trabajo.
El Jubileo de Platino de la Reina a mediados de este año fue una oportunidad para que las personas se unieran y crearan un espíritu local compartido. “Me ha inspirado la amabilidad, la alegría y el parentesco que ha sido tan evidente en los últimos días”, dijo, “y espero que este sentido renovado de unión se sienta durante muchos años”.
La fe en la plaza pública
La Reina expresó con frecuencia su fe cristiana en público. Ella compartió su esperanza de que su familia siguiera a Jesús diciendo: “Nada me gustaría más que mis nietos aprecien Sus ideales”.
En 2002, dijo: “Sé cuánto confío en mi fe para guiarme en los buenos y malos momentos. Cada dia es un nuevo comienzo. Sé que la única forma de vivir mi vida es tratar de hacer lo correcto, mirar a largo plazo, dar lo mejor de mí en todo lo que me depare el día y poner mi confianza en Dios… Saco fuerzas del mensaje de esperanza en el evangelio cristiano”.
Mensajes de Navidad
Los mensajes televisados de Navidad de la Reina fueron vistos por millones, y ella compartió abiertamente su fe usando esta plataforma. Por ejemplo, en 2012, habló sobre el Dios “que envió a su hijo a servir y no a ser servido y al hacerlo restauró el amor y el servicio al centro de nuestras vidas en la persona de Jesucristo”.
Nuevamente, en 2014, dijo: “Para mí, la vida de Jesucristo, el Príncipe de la Paz, cuyo nacimiento celebramos hoy, es una inspiración y un ancla en mi vida. Un modelo a seguir de reconciliación y perdón, extendió sus manos en amor, aceptación y sanidad”.
Mencionó a Jesucristo en sus discursos navideños a la nación y la Commonwealth, como punto culminante de sus transmisiones. A menudo volvía a los temas del perdón y el amor al prójimo y señalaba a Cristo en sus discursos navideños, dejando claro que Él no era solo un maestro o filósofo, sino “el Salvador” con el “poder de perdonar”.
La reina Isabel y la iglesia
La Reina ostentaba el título de Gobernadora Suprema de la Iglesia de Inglaterra y Defensora de la Fe. Le dio gran importancia a ir a la iglesia, a la que asistía semanalmente. Ella llevó a los príncipes William y Harry a una iglesia local de Balmoral luego de la trágica pérdida de su madre Diana.
Invitó a un ministro de la iglesia diferente a pasar tiempo con su familia cada fin de semana de sus vacaciones en Balmoral, empleó a John Stott como su capellán durante una temporada, y se sabe que organizó una fiesta de Navidad para niños en los establos del Palacio de Buckingham, expresando la esperanza de que “ayude a dar vida a la historia tradicional”.
El carácter y estilo de vida de la Reina
Su estilo de vida reflejó valores cristianos como el servicio, el perdón, la reconciliación, la piedad y se sabe que la oración era una parte importante de la vida de la Reina. Ella agradeció a las personas por sus oraciones en su discurso “annus horribilis”, oró diariamente y habló sobre el poder de la oración.
Los seguidores de la Reina señalan que ella era digna y trabajaba duro, manteniendo una semana laboral de 50 horas durante la mayor parte de su vida laboral.
Muchos se sintieron inspirados por la vulnerabilidad y la resiliencia de la Reina tras la pérdida de su esposo, el Príncipe Felipe, ilustrada tan profundamente por la fotografía de la Reina sentada sola en su funeral.
Deja un legado de devoción y servicio a su pueblo y una fe constante y sustentada en Dios, siendo una de las figuras públicas cristianas más conocidas en el mundo.
Estamos orando por la familia real en estos momentos en los que lloran la muerte de su majestad. Oramos para que encuentren consuelo en Dios durante su duelo. Damos gracias a Dios por su vida y servicio a esta nación.
Para conocer más sobre la fe de la Reina Isabel II, se puede leer el libro “La Reina y el Rey al que sirve”, en versión web, aquí (en inglés).
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