1.000 familias británicas se unirán para demandar a la clínica que realizó terapias trans con bloqueadores de pubertad en menores

Según ha informado el diario británico The Times, la clínica especializada en tratamientos de género Tavistock se enfrenta a acciones legales de gran calado por parte de familias de jóvenes que alegan no haber sido informados adecuadamente de las consecuencias del tratamiento con bloqueadores hormonales.

Los abogados que llevan el caso esperan que alrededor de 1.000 familias se unan a una demanda por negligencia médica, alegando que los menores vulnerables han sido mal diagnosticados, llevándoles a un camino sin retorno por la administración de bloqueadores y hormonas.

Según la demanda que se prepara, Tavistock, que fue la clínica médica a la que los servicios de sanidad pública derivaban los casos de supuesta disforia de género, falló en su deber de proteger la salud de los menores.

La demanda plantea que la clínica prescribió bloqueadores de la pubertad con efectos secundarios dañinos y adoptó un “enfoque afirmativo e incuestionable” para los niños que se identifican como transgénero.

El mes pasado, el Servicio de Salud de Inglaterra anunció que cerraría la clínica Tavistock por problemas de seguridad tras una revisión externa. Ahora, la atención de estos casos se derivará a los hospitales infantiles regionales.

Desde entonces, el bufete de abogados Pogust Goodhead ha anunciado que está buscando una orden de litigio grupal contra el fideicomiso, que ha tratado a 19.000 niños con supuesta disforia de género (la sensación de que la identidad emocional y psicológica de uno difiere del sexo de nacimiento) desde 1989.

Los ex pacientes que recibieron bloqueadores de la pubertad se podrán unir a la demanda de “acción colectiva”, cuyos documentos deben presentarse en el Tribunal Superior dentro de los próximos seis meses.

Tom Goodhead, director ejecutivo de Pogust Goodhead, explicó a The Times: “Los niños y adolescentes jóvenes fueron llevados a tratamiento sin la terapia adecuada y sin la participación de los médicos adecuados, lo que significa que fueron mal diagnosticados y comenzaron un tratamiento que no era adecuado para ellos”.

“Estos niños han sufrido cambios de vida y, en algunos casos, efectos irreversibles del tratamiento que recibieron… Anticipamos que al menos 1.000 clientes se sumarán a esta acción”.

Las acusaciones de negligencia médica se basan en los hallazgos de un informe provisional de la Dra. Hilary Cass, expresidenta del Real Colegio de Pediatría Salud Infantil, que dirige una revisión del servicio.

Cass descubrió que la clínica pasó por alto otros problemas de salud mental en los niños angustiados por su género y no recopiló datos sobre el uso o los efectos secundarios de los bloqueadores de la pubertad, que según ella pueden alterar “temporal o permanentemente” el desarrollo cerebral de los niños.

Desde el Servicio de Desarrollo de Identidad de Género (GIDS) dijeron no haber tenido noticias de la firma de abogados sobre este asunto, por lo que “sería inapropiado comentar sobre cualquier procedimiento legal actual o potencial”.

“El servicio está comprometido con la seguridad del paciente. Funciona con cada joven caso por caso, sin expectativas de cuál podría ser el camino correcto para ellos, y solo la minoría de los jóvenes que son atendidos en nuestro servicio acceden a tratamientos físicos mientras están con nosotros”.