En Kenia, la política ya no cabe en las iglesias

Ante las elecciones presidenciales de agosto, prácticamente todas las denominaciones en el país, excepto los metodistas, han prohibido el uso de sus lugares y espacios de culto para hacer campaña.

Jonatán Soriano

NAIROBI · 05 DE ABRIL DE 2022 · 10:00

Una puesta de sol en Nairobi. Cerca del 85% de la población keniana se define como cristiana. / <a target="_blank" href="https://unsplash.com/@v4cuum?utm_source=unsplash&utm_medium=referral&utm_content=creditCopyText">Joseph Ndungu</a>, Unsplash.,
Una puesta de sol en Nairobi. Cerca del 85% de la población keniana se define como cristiana. / Joseph Ndungu, Unsplash.

Si la política es siempre cuestión de sensibilidades, en Kenia todavía tienen presente el recuerdo de los disturbios violentos que dejaron decenas de muertos después de las últimas elecciones presidenciales, en 2017. Entonces, el presidente y líder del antiguo partido único del país, la Unión Nacional Africana de Kenia (KANU, por sus siglas en inglés), Uhuru Kenyatta, se proclamó vencedor de los comicios con el 54% de los votos. Era una ocasión especial. Atrás quedaban episodios previos de violencia, como el de después de las votaciones en 2007, donde al menos 1.200 personas fueron asesinadas y 600.000 tuvieron que desplazarse. Pero el Tribunal Supremo consideró que habían habido irregularidades y ordenó repetir las elecciones 60 días después.

Dos meses que solo sirvieron para mostrar la falta de acuerdos. El principal opositor, el exprimer ministro Raila Odinga, llamó a boicotear la repetición de los comicios, que acabaron con Kenyatta proclamándose presidente electo con el 98% de los sufragios. Los enfrentamientos entre partidarios de ambos líderes no se calmaron hasta que en 2018 ambos aparecieron dándose la mano y proclamando la tregua.

Para las elecciones presidenciales del próximo 9 de agosto, se espera un ambiente especialmente polarizado. En parte por la gran coalición que han formado los partidos de Kenyatta y Odinga, el Jubilee Party y el Movimiento Democrático Naranja, presentando a Odinga como candidato a la presidencia después de que Kenyatta haya cumplido ya el límite constitucional de los dos mandatos (que intentó ampliar previamente sin éxito). Sin embargo, el rechazo de la gran mayoría de confesiones religiosas y de denominaciones cristianas al uso de sus lugares y espacios de culto para hacer campaña política podría contribuir a rebajar el tono.

En Kenia, la política ya no cabe en las iglesias

El actual presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, durante una visita oficial en Italia, en noviembre de 2020. Es el hijo del primer presidente del país, Jomo Kenyatta. / Quirinale, Wikimedia Commons.

Choque de coaliciones

Los partidos de Kenyatta y Odinga se presentan unidos bajo la coalición Azimio la Umoja (Búsqueda de la Unidad), y su principal rival en los comicios será otra gran coalición, Kenya Kwanza, liderada por el actual vicepresidente del gobierno, William Ruto, y que cuenta con el apoyo del ex-vicepresidente Musalia Mudavadi, entre otros. 

Con la Covid-19, en Kenia, “los políticos encuentran en la iglesia el único espacio organizado donde hay multitudes para que vengan a escuchar”.

Los bloques son muy diferentes. Mientras que Kenyatta y Odinga provienen de familias con fuerte tradición política en el país, siendo los hijos del primer presidente y vicepresidente de Kenia respectivamente, Ruto no se cansa de repetir lo modesto de su trasfondo, aunque sus críticos lo acusan de corrupción. “Estas elecciones en particular van a ser extremadamente competitivas”, explica a Protestante Digital el secretario general de la Alianza Evangélica de Kenia, Nelson Makanda.

“En 2007 ya tuvimos unas elecciones muy competitivas, como esta, que terminaron con violencia post-electoral en la que 1.200 personas murieron, y la iglesia, sobre todo, es necesaria para intervenir y ser un mediador en tales situaciones”, reivindica Makanda.

Las iglesias como herramienta política

Ante este escenario, la Alianza Evangélica de Kenia ha sido uno de los diferentes grupos cristianos que en los últimos meses ha difundido un documento interno entre la membresía de sus iglesias manifestando que “no se les debería permitir a los políticos explotar y abusar de su privilegio como líderes violando el día y el lugar de culto haciendo política en la iglesia”. La advertencia, según Makanda, tiene justificación por la “larga historia de influencia de la iglesia en la política y el gobierno” en Kenia. 

“La iglesia en Kenia ha influido bastante en la política desde la época precolonial hasta la época colonial y hasta la fecha. La iglesia ha tenido la costumbre de ser la voz cívica, la voz que representa a los ciudadanos, sobre todo en los años ochenta. Ha tenido una historia de ser la voz de los ciudadanos, de decir lo que es correcto y de tratar de reducir los excesos del gobierno y el mal estructural”, subraya Makanda. “La iglesia ha ocupado un espacio muy significativo y debido a eso, los políticos se dan cuenta de que para ellos es ganar influencia. Quieren entrar en ese espacio de la iglesia. Pero una vez que se meten dentro y comienzan a participar, entonces debilitan la voz de la iglesia. Como estamos en una época multipartidista, los oponentes de un líder político al que se le permite hablar en la iglesia, comienzan a verla como partidista y empiezan a debilitar su voz. Pero, también, debido a las restricciones por la Covid-19, los mítines han sido restringidos. Así que los políticos encuentran en la iglesia el único espacio organizado donde hay multitudes para que vengan a escuchar. Por eso quieren venir y hablar”, añade.

Las declaraciones de este líder evangélico ponen de manifiesto lo tóxica que ha llegado a resultar la influencia de la política sobre la realidad de las iglesias. “Los políticos son egoístas. Se ocupan de cuestiones de interés propio. Compiten por escaños y por cargos, y a veces no son muy civilizados en su lenguaje. Cuando vienen, toman este espacio, que es sagrado, que se supone que es un lugar de culto. Y las personas han venido a adorar a Dios, no a escuchar la retórica política. No se puede encontrar una congregación con miembros que tengan una identidad política única, sino que son tan diversos como lo son los partidos en Kenia. Así que nos hemos dado cuenta de que si no dejamos ese hábito, entonces van a pasar dos cosas. Primero, el mensaje del evangelio va a ser interferido, que es la razón por la que la gente viene a la iglesia. Y, en segundo lugar, esto se convierte en competencia política para el resto de la iglesia. Hay candidatos a diputados, gobernadores, que son quienes administran los condados, y senadores. Así que nos damos cuenta de que si se abre el espacio de la iglesia a la política, no quedará tiempo para la palabra de Dios porque hay cinco, seis, siete candidatos que quieren dirigirse a alguna congregación en un período de dos horas, y que es el tiempo de su culto”, dice Makanda.

El secretario general de la Alianza Evangélica de Kenia también hace un llamado a evitar el sectarismo político. “Hacer de un candidato nuestro candidato no tiene sentido, dado que hay muchos miembros en las iglesias que pueden tener una opinión diferente”, expresa. Además de la entidad evangélica, anglicanos, presbiterianos y católicos romanos en el país también han publicado declaraciones prohibiendo a sus comunidades ceder ningún espacio a la campaña política, con la única excepción de los metodistas.

En declaraciones a Religion News Service, el obispo y principal responsable de la Iglesia Metodista en Kenia, Joseph Ntombura, justificaba su posición afirmando que “los seres humanos son políticos” y que “no hay nada malo en invitar a políticos a la iglesia”. Además, Ntombura añadía: “Algunos políticos son nuestros pastores”.

Buena acogida entre las iglesias

Según Makanda, la Alianza Evangélica de Kenia representa a unas 748 denominaciones y cuenta con una membresía de cerca de 50.000 iglesias en todo el país. En general, dice, la mayoría de ellas “han visto el comunicado de forma muy positiva y afirmativa”. “Han afirmado esta posición. Parece que estaban esperando una orientación y guía. Muchos de ellos, diré el 99% de ellos, han enviado una respuesta diciendo que apoyan esta decisión. Lo han tomado como una posición de la iglesia, por lo que no están permitiendo que los políticos hablen en sus espacios”, asegura. 

“Hacer de un candidato nuestro candidato no tiene sentido, dado que hay muchos miembros en las iglesias que pueden tener una opinión diferente”.

El secretario general de la Alianza también admite que “todavía hay algunos otros que encuentran difícil no permitir que los políticos participen en su rutina”. “Desde una iglesia me dijeron: ‘Todas las iglesias principales que llevan aquí más de 100 años, la Iglesia Anglicana y algunas más, ya se han beneficiado del patrocinio político. ¿Y ahora estáis tratando de evitar que nos beneficiemos nosotros?’. Los políticos hacen contribuciones para la construcción de una iglesia, o una beca, o, a veces, alquilan terrenos. Por cosas como esas están sintiendo que les impedimos también beneficiarse del clientelismo político, porque son propensos a tratar de atraer a los votantes, a veces a través de regalos. Pero la mayoría de nuestros miembros han afirmado nuestra decisión. Luego hay otros pocos que no saben qué hacer porque no están acostumbrados a relacionarse con el poder”, explica Makanda.

La decisión no solo ha despertado reflexión desde el punto de vista ético y político, sino también a nivel espiritual. “Los miembros de la iglesia están contentos. Dicen que prefieren que los políticos hagan los mítines fuera de la iglesia porque así se mantiene la santidad del lugar de culto y se construye una cultura positiva que afirma el lugar de culto como un lugar sagrado y un lugar para la palabra de Dios. Y también les permite a los ministros de culto la capacidad de hablar con valentía cuando necesitan reprender”, apunta Makanda. “Incluso las personas de otras religiones, como los musulmanes, han afirmado esto y dicen que es la posición correcta, la dirección correcta a tomar”, añade.

Otras complejidades en las elecciones

Aparte de la polarización partidista y la manipulación de los espacios de culto para hacer campaña, las elecciones en Kenia son susceptibles de otros problemas, como el registro de millones de votantes en el censo electoral o la digitalización del sistema en un país en el que todavía hay vastas zonas de territorio que no cuentan con acceso a una red 3G.

A principios de octubre de 2021, la Comisión Electoral de Kenia puso en marcha una campaña masiva para registrar a seis millones de nuevos votantes, pero el transcurso del proceso no ha sido muy halagüeño. “La mayoría son jóvenes”, puntualiza Makanda. De hecho, para algunos analistas, el poco éxito en la campaña de registro hace pensar en que la juventud keniata está perdiendo la fe en el panorama político nacional. 

En Kenia, la política ya no cabe en las iglesias

Partidarios del líder del Movimiento Democrático Naranja, Raila Odinga, manifestándose tras las elecciones de 2007, en las que al menos 1.200 personas murieron y 600.000 tuvieron que desplazarse. / Demosh, Wikimedia Commons.

“Vemos esto como un desafío porque sería bueno que se permitiera votar a aquellos jóvenes que han cumplido los 18 años y quisieran hacerlo. Es un reto que algunos jóvenes no puedan votar por falta de registro o por falta de un documento nacional de identidad, porque el gobierno tiene esta ley y ellos piensan que esta prueba no es segura”, explica el secretario general de la Alianza Evangélica.

En parte, según Makanda, el fracaso se debe a “la falta de financiación del organismo electoral”. “Alrededor del 15% o 20% del país no tiene red 3G, y esto, en parte, significó que las elecciones de 2017 fueran anuladas [y tuvieran que repetirse]. Y no se ha corregido”, añade. 

Además, Makanda también apunta a los limitados “recursos para la educación cívica”. “¿Por qué la educación cívica? Algunos de nuestros ciudadanos son votantes analfabetos. Así que si no se les prepara, se produce un gran número de votos nulos durante la jornada electoral porque no saben qué hacer cuando van al colegio electoral. Los recursos son muy limitados para preparar el material para poder formar a los educadores cívicos”, lamenta.

Por eso, dice, desde la Alianza Evangélica de Kenia están en contacto con otros organismos “para educar a nuestros miembros y a los ciudadanos que van a votar sobre sus derechos, pero también sobre el imperativo de la paz y el imperativo de los derechos de los ciudadanos y la libertad de elegir un líder al que quieran, para que no sea algo que se pueda comprometer y puedan ejercer la libertad de elegir a sus líderes”. 

Los evangélicos en Kenia consideran que el riesgo de violencia en las próximas elecciones “es muy alto”.

También, ante unas elecciones en las que considera que “el riesgo de violencia es muy alto”, Makanda señala que, como evangélicos, quieren “pastorear unas elecciones pacíficas”. “Estamos enviando a algunos de nuestros líderes, dependiendo de dónde vayan los líderes políticos a la iglesia. Y les pedimos que empiecen a ‘molestar’ a los candidatos desde ahora. Que oren con ellos. Que los llamen para ver cómo va la campaña y qué motivos de oración tienen. Así, si hay conflicto y tenemos que mitigarlo, ya tenemos una relación pastoral y un compromiso con los líderes políticos, y la mediación se vuelve más fácil. No nos preguntamos por dónde empezamos, sino que empezamos ahora para que no ocurra nada adverso”, asegura.

Las elecciones post-Covid

En agosto Kenia celebrará sus primeras elecciones después de la pandemia. El efecto de la Covid-19 en las iglesias se ha traducido en el cierre temporal de algunos lugares de culto, pero también en la reubicación de algunas congregaciones en instalaciones más modestas por causa del descenso de la membresía. 

En Kenia, la política ya no cabe en las iglesias

Uno de los retos para las elecciones de agosto sigue siendo la falta de digitalización en algunas áreas del país. / Bennett Tobias

El año 2020 Kenia experimentó una caída del crecimiento anual de su PIB de hasta 5,3 puntos, aunque al año siguiente ya volvió a estabilizarse en el 5% positivo, según el Banco Mundial. A pesar de ello, la huella en la economía nacional sigue presente. “Los recursos se han convertido en un desafío porque muchas personas han perdido puestos de trabajo. ¿Y cuando pierden sus empleos? Pues se filtra a la iglesia. Los donativos se redujeron porque la gente no se reunía. Muchos de los que asisten a los cultos han perdido sus empleos, por lo que los ingresos son bajos”, explica Makanda, según el cual el 40% de la atención sanitaria nacional la prestan las iglesias del país.

En Kenia han muerto más de 5.600 personas por Covid-19, y solo el 14% de su población está vacunada, según datos de la plataforma ‘Our world in data’. “Pastores y ministros de culto han muerto, miembros de las iglesias han muerto, y la pandemia ha golpeado duro. Además, las muertes por enfermedades que no sean la Covid-19 han sido reales aquí”, remarca Makanda, que también explica que el hecho de afrontar esta realidad sin la posibilidad para todas las iglesias de poder mantener sus reuniones en línea, por la falta de recursos digitales, “ha afectado a la espiritualidad” de algunos creyentes.

“En el lado positivo, hay que reconocer que muchas iglesias han creado grupos pequeños, por lo que el ministerio de grupos pequeños ha crecido en muchos lugares donde antes no estaba”, matiza. “En el papel de la familia en el discipulado, se ha mejorado debido a la Covid-19, a través de la ausencia del pastor. Padres, madres o incluso hermanos mayores han asumido la responsabilidad de acoger, y la familia y muchos hogares que han crecido. La gente ha encontrado la intimidad con la fe cristiana dentro del entorno del hogar, y creemos que eso es positivo”, añade.

 Otro de lo interrogantes que ha generado la pandemia en las iglesias keniatas, dice, tiene que ver con la misión autóctona, en las áreas rurales del país. “La iglesia debe reflexionar críticamente sobre las misiones a nativos. Como la pandemia trajo restricciones, muchas personas que han ayudado a apoyar el alcance a las comunidades nativas, que están necesitadas de recibir el evangelio, han sido personas de afuera. Debemos preguntarnos cómo fortalecemos las misiones autóctonas para no tener comunidades que no han sido evangelizadas porque no contamos misioneros que vengan de todos los continentes a causa de las restricciones por la Covid-19”, subraya Makanda. “El papel de los misioneros autóctonos es algo en lo que estamos pensando como Alianza Evangélica”, reitera.

Un país de mayoría cristiana en una región amenazada por el yihadismo
Aproximadamente el 85% de la población en Kenia se considera cristiana. Cerca del 33% se declaran protestantes, mientras que el 20,6% dicen ser católicos romanos. Los musulmanes constituyen el 11% de la demografía nacional.

Un caso particular en una región, la del este africano, donde el yihadismo ha ganado presencia en los últimos años, especialmente en Somalia, pero con otros países vecinos como Etiopía, Eritrea y Sudán figurando todavía en la Lista Mundial de Persecución, que Kenia ha abandonado este año. 

De hecho, a lo largo de 2021, diferentes organizaciones que hacen el seguimiento de la situación de los cristianos en los diferentes continentes del planeta, alertaban de una oleada de ataques contra la población cristiana en Kenia. En enero de este año, International Christian Concern reportaba la muerte de trece personas en un autobús a causa de un supuesto ataque del grupo islamista radical somalí de Al-Shabaab. A principios de febrero, otras cuatro personas perdieron la vida después de que el vehículo en el que viajaban fuese atacado, supuestamente también por militantes del mismo grupo terrorista.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Internacional - En Kenia, la política ya no cabe en las iglesias

Ya que has llegado hasta aquí…

… Protestante Digital es un medio de vocación independiente. Para ello, necesitamos el apoyo de nuestros lectores. Te presentamos algunas formas de colaborar, aquí puedes encontrar más info.

¿Quieres apoyar esta labor?

Estas son las plataformas para donar que tenemos a tu disposición, también puedes hacer una transferencia en: LA CAIXA 2100 0853 53 0200278394, asunto "Donativo Protestante Digital"

¡Muchas gracias!