¿Cómo afecta a la libertad religiosa el cambio de gobierno en Marruecos?
Después de diez años al frente del ejecutivo, el partido islamista ha sufrido una estrepitosa derrota en las elecciones. Un liberal es ahora el encargado de formar un nuevo gabinete.
RABAT · 29 DE SEPTIEMBRE DE 2021 · 16:24
Pocas veces unas elecciones registran cambios tan abruptos en la actitud de los votantes como las que se han celebrado en Marruecos este mes de septiembre. Y es que el islamista Partido de la Justicia y del Desarrollo, en el gobierno desde 2011, se ha quedado tan solo con una décima parte de los 125 diputados que tenía en la Cámara de representantes.
Con tan solo 13 escaños, la principal fuerza política hasta ahora pasará a ocupar un lugar secundario en la oposición. El claro vencedor de los comicios es el liberal Aziz Akhannouch, que con su Reagrupamiento Nacional de los Independientes ha obtenido 102 diputados.
Akhannouch ha sido designado como nuevo jefe del gobierno y ha recibido el encargo del monarca Mohamed VI para formar un nuevo gobierno, que según ha señalado busca “aliarse con partidos que comparten los mismos principios”.
Para Mustafa Akalay, una reconocida figura académica marroquí, entre otras cosas como historiador del arte y gestor de Actividades Culturales, “las urnas han hablado y la gente ha optado por un gobierno no confesional”. “En estas elecciones el Partido Justicia y Desarrollo ha sido castigado duramente y abandonado por su propia base electoral, decepcionada por su torpeza y su discurso ambiguo y de doble rasero”, subraya.
Expectación ante una nueva etapa política
Tras una década con un gobierno controlado por los islamistas moderados, que llegaron al poder en plena primavera árabe, muchos marroquíes reciben esta nueva etapa con expectativas. “El cambio político nos ha ilusionado a todos. Es una etapa nueva que se abre en pos de un nuevo modelo económico y de desarrollo humano en Marruecos. Un nuevo modelo económico diseñado por una comisión de expertos que tiene una vigencia de 15 años, hasta 2035. Una era nueva de reformas se vislumbra, y hay visos y buenas intenciones de cambio, como la elección de alcaldesas en las tres principales ciudades: Rabat, Casablanca, Marraquech”, explica Akalay.
Además del plano económico, Akalay también apunta a que se esperan mejoras en la gestión administrativa del país. Según el académico, la población ha expresado su decepción “por la caótica gestión de las ciudades [por parte del gobierno hasta ahora], y la incompetencia demostrada por sus líderes al implementar una política económica neoliberal salvaje a base de privatizaciones de sectores estratégicos, favoreciendo a las clases pudientes y castigando a las más necesitadas”. “También han limitado la contratación pública de enseñanza primaria y secundaria, al no publicar oposiciones e instaurar contratos privados revocables, contratos de prestación de servicios y no de funcionario público, abriendo la puerta libre a despidos de estos contratados precarios”, añade.
Para Akalay, el nuevo gobierno tiene que personificar “la instauración de un estado social generalizando la cobertura social para que las personas más vulnerables puedan beneficiarse de una protección social y de subsidios que preserven su dignidad”. “Sin justicia social no hay democracia. Una mejora de la educación, de la sanidad, el derecho a un trabajo digno, son derechos sociales fundamentales recogidos por la constitución de 2011 que necesitan un tratamiento de choque, ser legislados y aplicados sin demora”, remarca.
Otro signo de cambio es el compromiso del nuevo ejecutivo en apoyar la cuestión amazigh hacia su normalización, ya que según el presidente de la asamblea mundial Amazigh (Bereber), Rachid Raha ,el próximo primer ministro y ganador de estos últimos comicios, Aziz Akhanouch, se ha comprometido con el movimiento amazigh para asignar una partida muy importante, de mil millones de dírhams al año (más de 95 millones de euros al cambio), en pos de la promoción y el fomento de la lengua y la cultura amazigh. Anteriormente, el gobierno de Benkirane, en nombre de un panarabismo excluyente y trasnochado, se había opuesto a reconocer este hecho lingüístico y cultural amazigh, seña de identidad de la población autóctona marroquí, que en su mayoría es bereber.
¿Y qué hay de la diversidad religiosa?
Otro ámbito de la sociedad sobre el que también se tienen expectativas renovadas tras las elecciones es el de la diversidad religiosa.
“La religión es incompatible con la política y no debe invadir el espacio público, ni formatear las masas y limitarse a la esfera privada”, opina Akalay. Para este académico “la diversidad religiosa existe en Marruecos” y con pruebas de “larga presencia” en ciudades como Tánger, donde la orden franciscana existe desde hace ocho siglos. Para las minorías religiosas, dice, el cambio en el gobierno debe suponer “el respeto de sus creencias y credos, es decir una libertad religiosa y de culto que favorecerá una diversidad religiosa eficiente y un diálogo interreligioso fructífero”.
Aunque el debate de la acción política se concentra sobre todo en la situación económica, para algunos miembros de minorías religiosas en el país, el resultado de las elecciones da lugar a una cierta esperanza. “Damos gracias a Jesús, los islamistas se han ido. Dios ha respondido a nuestras oraciones y ahora tenemos el gobierno que queríamos”, asegura Imounan, un plantador de iglesias que vive en Agadir, según recoge Christianity Today. “Akhannouch es un hombre de negocios. No le importa si adoras al sol o a la luna. No te perseguirá”, subraya otro cristiano de segunda generación.
Protestante Digital ha contactado a una comunidad de cristianos en Marruecos que se ha limitado a señalar que “prefieren reunirse en secreto” y que no tienen “deseo de pedir licencias al gobierno”. “Siempre estamos preparados para sacrificar nuestros intereses personales para servir a los intereses del Reino de Marruecos”, subrayan.
No obstante, reconocen sentirse “muy orgullosos porque el islam político ha salido del gobierno a través de unas elecciones y de las urnas, en lugar de golpes de Estado como ha sucedido en Egipto, Argelia o Túnez”. “Consideramos que el Reino de Marruecos representa un referente único en su región y se encuentra en el traspaso pacífico del poder a través de unas elecciones y por medio de la aplicación de la ley”, añaden.
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