Cuando Conakry amaneció con el ruido de disparos este domingo, muy pocos guineanos imaginaban que a lo largo de la jornada acabarían viendo al presidente Alpha Condé detenido y rodeado de militares. La fotografía estremece. El mandatario aparece sentado en un sillón, descalzo, con una camisa arrugada y unos pantalones vaqueros. Mientras, a su alrededor, un grupo de soldados vestidos de uniforme sujeta en alto sus fusiles y miran a cámara. 

“La llegada de los militares al poder ha sido una sorpresa. Nadie sabía lo que se avecinaba. Los habitantes de la capital [Conakry] se levantaron el domingo por la mañana con el sonido de las armas, pero nadie sabía nada. Fue por la tarde cuando se informó a la población de la detención del presidente”, explica a Protestante Digital el pastor de la iglesia de la Comunidad Mundial de la Alianza en Guinea, Isaac Mara. 

El Golpe de Estado ha sido “simple y rápido”, en palabras de Emmanuel Ouamouno, pastor de una iglesia de Asambleas de Dios en el país y también responsable del ministerio evangélico de comunicación radiofónica IBRA. “Imagínate que en 30 minutos el presidente de una nación es detenido como un simple ladrón y que no hay daños ni sangre derramada. Incluso los guardias presidenciales no se han opuesto a las fuerzas especiales dirigidas por el coronel Doumbouya. Estoy muy sorprendido de ver esto. Creo el golpe estaba muy bien preparado. Toda la gente parece estar feliz”, asegura.

Horas después del Golpe de Estado, su autor, el coronel Mamady Doumbouya, y sus Fueras Especiales, creadas por él mismo en 2018 tras el encargo del Ministerio de Defensa, han anunciado la disolución de las instituciones y del gobierno, la suspensión de la Constitución y el cierre de las fronteras terrestres y aéreas. “La situación sociopolítica y económica del país, la disfunción de las instituciones republicanas, la instrumentalización de la justicia, (…) la falta de respeto de los principios democráticos, la politización de la Administración pública (…), la pobreza y la corrupción endémicas han llevado al ejército de Guinea (...) a asumir su responsabilidad frente al pueblo soberano de Guinea en su totalidad”, ha justificado el experimentado militar.

¿Paso a una nueva transición política?

Con el paso de las horas, la junta militar ha anunciado la creación de un gobierno de unidad nacional, ha reabierto las fronteras terrestre y aérea, aunque con controles, y ha anunciado otras medidas, como la liberación de diferentes opositores políticos de Condé que permanecían encarcelados, como Oumar Sylla o Abdoulaye Bah. El coronel Doumbouya, nuevo líder autoproclamado del país, también ha pedido públicamente a los inversores extranjeros que mantengan la calma. Y es que Guinea es el segundo mayor productor de bauxita en todo el mundo, una roca que es la principal fuente de aluminio del planeta. Por eso, después del Golpe de Estado, el precio de este metal ha alcanzado su valor máximo desde 2011 en la Bolsa de Metales de Londres.  

“Queremos situar la transición que se abre bajo el signo de la esperanza y de una nueva Guinea, reconciliada consigo misma, con todos los hijos del país. (...) No habrá espíritu de odio, venganza ni caza de brujas”, ha señalado Doumbouya, con un tono conciliador y tendiendo la mano también a los miembros del gabinete de Condé.

El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha afirmado que “condena cualquier toma del poder por la fuerza de las armas” y ha pedido la liberación del presidente Condé. El gobierno de Estados Unidos también ha lamentado lo sucedido y ha asegurado que “la violencia y cualquier medida extraconstitucional solo erosionarán las perspectivas de paz, estabilidad y prosperidad de Guinea”. El Consejo Nacional para la Reagrupación y el Desarrollo de Guinea, el nombre escogido para el gobierno transitorio de unidad nacional y dirigido por los militares, se expone ahora a las sanciones por parte de la Unión Africana y de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO).

Alpha Condé: el sueño fallido de la democracia en Guinea

“Después del Golpe de Estado, el pueblo guineano ha puesto muchas expectativas en estos soldados y realmente quiere que hagan la transición lo antes posible, organizando elecciones transparentes, libres e inclusivas”, subraya en declaraciones a este medio Tamba Alexis Kondiano, cofundador de la plataforma ‘Cristianos de Guinea’, una página de Facebook creada durante la pandemia y que tiene el objetivo de “promover el evangelio de la Palabra de Dios”. “A pesar de estas expectativas, no se puede perder de vista el hecho de que Alpha Condé proviene de una comunidad en la que cuenta con el 90% de su apoyo, por lo que algunas personas tienen miedo de lo que pueda ocurrir en Guinea”, explica.

En realidad, el nombre de Alpha Condé es todo un hito para la democracia guineana. Líder opositor histórico durante la dictadura de Lansana Conté, en 2010 se convirtió en el ganador de las primeras elecciones democráticas celebradas en el país, que había obtenido su independencia de Francia en 1958. Después de dos mandatos consecutivos y de un crecimiento económico que llegó a situarse en un 7% anual, Condé modificó el límite constitucional para acceder a un tercer mandato antes de las polémicas elecciones presidenciales de octubre de 2020, que acabaron con decenas de muertos por enfrentamientos y la victoria del presidente.

“La situación sociopolítica se había deteriorado desde la adquisición del tercer mandato por parte del expresidente, después de múltiples manifestaciones organizadas por la oposición con el fin de revertir esta famosa tercera legislatura. Ante todos estos hechos y el incremento del precio de los combustibles, el alto coste de vida a todos los niveles, el clima del país era realmente tenso y el presidente Condé aumentó día a día la ira de la población. Los guineanos no están sorprendidos por su partida, sino solo por la imagen del país, porque esperábamos que fuera de una manera pacífica y no violenta, como lo experimentamos luego de la participación de los militares”, matiza Tamba Alexis Kondiano.

Ahora, explica el pastor de Asambleas de Dios en Guinea, Emmanuel Ouamouno, “el país está en calma y tranquilo”. “Si el ejército gobierna el país, habrá calma para la población y, por qué no, paz. Los guineanos estamos cansado de las luchas políticas y hoy la vida es más cara. Si el ejército asume las necesidades de la población será difícil quitarle el poder de su mano. Tenemos el ejemplo de Paul Kagame en Rwanda. Todo dependerá de cómo se comporte el ejército”, añade.

Sin afectaciones en la libertad religiosa

Los diferentes líderes evangélicos en Guinea con los que ha contactado este medio aseguran que, por ahora, se espera que el Golpe de Estado se ajuste al ámbito político y genere una transición sin consecuencias negativas en los derechos y las libertades, como la religiosa. “La situación de las iglesias en Guinea antes de este Golpe de Estado era buena, a pesar de la discriminación y la persecución moral, y en ocasiones física, de los cristianos en algunas partes del país”, apunta Tamba Alexis Kondiano. “En general, vivimos juntos en la convivencia aceptando esta forma de vida impuesta por la mayoría musulmana. Desde 2012 las iglesias evangélicas están creciendo y afianzándose en todas las regiones del país”, remarca.

También Isaac Mara coincide en que, “por el momento, la convivencia entre la iglesia y otros grupos religiosos va bien”. “La única dificultad es que el país es predominantemente islámico, por lo que es difícil para un cristiano encontrar trabajo o alojamiento si el propietario es musulmán”, añade.

Según Joshua Project, más del 88% de la población en Guinea se declara musulmana, mientras que apenas un 4% se considera cristiana, y solo un 0,7% evangélica. Esta es una de las claves que podría haber frenado la influencia del yihadismo en el país, ubicado en una región donde el islamismo radical ha crecido en los últimos años y ha ampliado su control por medio de grupos armados. “Guinea es el país más rico de esta zona. El laicismo está realmente en los tribunales, pero eso no evita algún tipo de persecución contra nosotros, los cristianos. La persecución es lenta y no violenta. Pero tenemos problemas para obtener lugares de culto en ciertas áreas del país, y una prohibición para hablar de Jesús en esas zonas. Con todo esto, el yihadismo aún no ha comenzado en Guinea”, opina el pastor Ouamouno.

La iglesia en Guinea ante la pandemia

La incidencia de contagios de Covid-19 en Guinea se ha mantenido baja durante este tiempo de pandemia, con una media inferior a la del conjunto de África, según la plataforma ‘Our World in Data’. Al mismo tiempo, el país supera el porcentaje general de vacunación en el continente (5,12%), con poco más del 6% de su población vacunada. Sin embargo, la rutina diaria también se ha visto afectada, incluida la de las iglesias del país. “La pandemia ha conmocionado a la iglesia. Personalmente, en la congregación que pastoreo han habido dos contagios. Muchas personas han sufrido también porque no tenían alimentos”, explica el pastor de una iglesia de Asambleas de Dios, Emmanuel Oumaouno. 

En esta situación, dice, la colaboración entre entidades y organizaciones ha sido clave. “Estoy agradecido por el ministerio ‘Africa service’, una rama de Puertas Abiertas, que ha venido para ayudar a personas en dificultad. También, a menudo recibimos donativos de otros países para apoyar a la iglesia de Guinea”, apunta.

El pastor de la iglesia de la Comunidad Mundial de la Alianza en Guinea, Isaac Mara, también confirma que “la pandemia ha afectado enormemente la vida de las iglesias, especialmente a nivel económico y disminuyendo el número de personas durante los cultos dominicales debido a las dificultades”. Por eso, los cristianos evangélicos en Guinea han tenido que pensar también iniciativas para seguir compartiendo su fe ante las limitaciones, como es el caso de ‘Cristianos de Guinea’. “Para responder a esta inapropiada situación, los jóvenes decidimos crear una plataforma digital que permite a todos los cristianos acceder a la oración utilizando sus teléfonos inteligentes”, explica Tamba Alexis Kondiano.

A la espera de ver en qué se traduce realmente la caída del gobierno, los diferentes líderes piden oración “por la unidad de la iglesia en el país”, “por la estabilidad sociopolítica” y “por apoyo material en la realización de los diversos proyectos que buscan promover el evangelio en Guinea”.