Un gran incendio quema el campo de refugiados de Moria, donde vivían 13.000 personas
“La mayoría de la gente está desesperada”, dice un cooperante en la zona de la ONG evangélica Remar.
LESBOS · 09 DE SEPTIEMBRE DE 2020 · 13:40
Un gran incendio ha quemado el campo de refugiados de Moria, en la isla griega de Lesbos, a lo largo de la madrugada de este miércoles. El campamento aglutinaba aproximadamente a 13.000 personas, que según el gobierno han sido evacuadas sin contabilizar ninguna víctima mortal. Desde Grecia, el coordinador en el país de la ONG evangélica Remar, Pablo Fernández, ha explicado a Protestante Digital que “todavía es pronto para conocer las consecuencias reales de lo ocurrido” y que “con un incendio tan grande, que ha ardido hasta primera hora de la mañana, y con tanta gente habrá que esperar unos días para tener la certeza” de que no hay muertos.
Hasta el momento se ha hablado de diferentes causas del origen del fuego, aunque las diferentes voces coinciden en que este ha sido provocado. Desde el ejecutivo griego apuntan a un enfrentamiento entre residentes del campo, que se encontraba confinado con 35 casos de contagio por coronavirus, después de que se les anunciase que debían cumplir un aislamiento mayor.
Diferentes ONG que trabajan sobre el terreno matizan, en cambio, que el enfado de los residentes se debe a las pésimas condiciones con las que se ha confinado el campo, sin suficiente agua ni instalaciones básicas, a lo que se suma el rechazo de los autóctonos de la isla y los ataques de diferentes grupos xenófobos en los últimos meses. De hecho, según informan medios locales, vecinos de la localidad de Moria han tratado de impedir el paso a los bomberos y los equipos de emergencia que han acudido al lugar.
“El incendio está claro que ha sido provocado porque se ha propagado de forma simultánea, desde varios puntos. El campamento ya estaba en cuarentena, por lo que no puede haber sido gente externa”, explica Fernández. “Llevábamos días de mucha tensión porque en la isla hay aproximadamente 120 positivos, pero los bares y restaurantes están abiertos. Lo único que está cerrado completamente es el campamento. Había mucha queja por parte de los residentes del campo por la falta de libertad, por el hecho de estar encerrados solo ellos, y algunos han querido echar de a la gente contagiada para recuperar la libertad de movimiento, cosa que no es real porque aunque se llevasen a los contagiados el campo seguiría cerrado igualmente porque no se sabe quién lo puede tener. Hay mucha tensión acumulada”, añade.
Desde la ONG también cristiana Gain, que también trabaja en el campo por medio de una colaboración con EuroRelief, aseguran que gran parte de esa tensión está relacionada con la mala gestión que se ha hecho de la afectación de la pandemia al campo. “Tras los primeros casos se confinó a más de 13.000 personas ya de por sí desesperadas, en un espacio con condiciones inhumanas. Eso es una bomba de relojería”, dice el director de la entidad en España, Miqueas Forster.
“El campo ha desaparecido”
No es la primera vez que se produce un incendio en Moria. En septiembre de 2016 el fuego ya provocó graves daños en la zona. “Ya en el pasado ha habido incendios importantes y es sabido que la organización del espacio y de las tiendas no cumple los estándares mínimos de calidad para un asentamiento de este tipo”, recuerda Forster. Sin embargo, todas las fuentes sobre el terreno coinciden en la inigualable devastación provocada por este último. “El campo, en general, ha desaparecido. Ha habido muchos incendios. No es la primera vez que Moria arde o que se provoca un incendio dentro del campamento, pero en otras ocasiones se ha conseguido controlar y se ha apagado antes de que afectase a las infraestructuras. Pero este ha sido masivo, se lo ha llevado todo”, señala Fernández.
El cooperante explica que “las instalaciones de Remar en el campo han quedado totalmente destrozadas”. “ Es una pena. Hace un mes acabábamos de renovar la infraestructura. Habíamos cambiado las tiendas, el suelo y habíamos hecho una serie de reformas para mejorar el lugar. Y ahora ha quedado arrasado”, añade. Por otro lado, ninguno de los seis miembros que forman ahora el equipo de la ONG en la isla ha resultado herido y esta misma mañana han vuelto a salir con la furgoneta con la que reparten el catering para atender a los evacuados.
Hacinados a lo largo de los dos kilómetros de carretera que separan el montículo donde se encuentra el campamento y el pueblo más cercano, Fernández explica el duro golpe y la desesperación que supone este incendio para la gran mayoría de los migrantes y refugiados que residían en Moria. “La gente que está en Moria, ya de por sí tiene muy poco. Ahora se encuentran totalmente sin nada. Muchos han perdido sus documentos, que es lo más importante, lo más preciado para ellos, porque el proceso de asilo es muy lento. También la ropa y los pocos enseres que llevaban consigo. Así que la mayoría están desesperados”, dice.
“El primer paso es evaluar la necesidad más urgente y definir cómo podemos responder a ello”, apunta Forster, que también dice que están a la espera de qué decisiones tomará el gobierno para definir un “marco de acción” ante la emergencia. “Europa tiene que actuar. Definir un plan conjunto y responder. Apartar la mirada no hace que el problema desaparezca”, manifiesta.
El problema de una solución consensuada
Aunque muchas ONG han aprovechado los hechos para volver a poner sobre la mesa el desmantelamiento del campo y la creación de asentamientos más pequeños para repartir a los migrantes y refugiados, encontrar una solución consensuada parece igual de lejos que siempre. De momento, el gobierno griego se ha manifestado para prohibir la salida de la isla a cualquier residente del campamento de Moria, según ha indicado el protavoz del ejecutivo heleno, Stelios Petsas. Desde la Comisión Europea se han limitado a difundir en redes sociales un breve mensaje de su presidenta, Ursula von der Leyen, donde dice haber enviado a su vicepresidente, Margaritis Schinas, a Grecia para mostrar “apoyo”.
Mientras tanto, la única propuesta política ha sido la de trasladar a las 13.000 personas que hasta ahora se encontraban en el campamento de Moria a una playa cercana. “Moria no estará accesible hasta una semana como mínimo. Los trabajos de limpieza que van a tener que hacer, removiendo los contenedores y todo, van a ser una labor larga y pesada”, asegura Fernández. Para el responsable de Remar en Grecia la búsqueda de soluciones se dificulta todavía más a causa de la diversidad de opiniones y posicionamientos en cuanto a la cuestión de la acogida de personas. “La gente de la zona y quienes están en contra de los refugiados utilizan ahora el incendio para quejarse todavía más. Hay mucha tensión”, dice. Desde la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, han emitido un comunicado pidiendo a las personas que vivían en el campo que “restrinjan sus movimientos y permanezcan en la zona mientras se encuentra una solución temporal para darles techo”, a causa de los 35 positivos en coronavirus que hay entre ellos.
“La primera acción que se debe llevar a cabo es cubrir las necesidades básicas de las personas más afectadas. Ropa, comida y un techo en el que refugiarse. El gobierno griego tendrá que decidir cómo gestionar la situación. Si invertir en un futuro más esperanzador para las 13.000 personas que vivían ahí, o si volver a repetir los mismos errores”, apunta Forster.
Tal y como recuerda Fernández, “para los refugiados, lo más adecuado no es quedarse en Moria, en un campamento con una capacidad para 3.000 personas en el que ahora hay 13.000 y anteriormente ha llegado a haber hasta 20.000”. “Si incluso con las infraestructuras ya es inhumano, imagínate ahora que solamente instalarán algunas tiendas y poco más. Moria, al estar en una colina, no permite hacer muchas mejoras”, añade.
Para el cooperante, una solución pasaría por renovar las instalaciones y reubicarlas, aunque fuese en la misma isla. “Lo suyo sería encontrar una explanada donde se pudiesen hacer trabajos de maquinaria pesada y adaptar bien las instalaciones. Esto se valoró cuando hubo el cambio de gobierno en Grecia pero no cuajó porque había mucha queja. Quizá ahora el gobierno utiliza lo que ha ocurrido para llevar a cabo esa propuesta. Pero todo esto son supuestos”, explica. De hecho, el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, ha asegurado en un discurso por televisión que “la situación en Moria no puede seguir igual porque es a la vez una cuestión de salud pública y de seguridad nacional”.
Fernández habla desde Malakasa, un campo de refugiados situado al norte de Atenas y donde viven entre 1.500 y 2.000 personas. Según explica, hay cinco positivos de coronavirus en el campo, lo que ha provocado que la tensión aumente y que algunos residentes, dice, amenacen con hacer lo mismo que ha ocurrido en Moria.
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