Un ex detective de Los Ángeles investiga el naufragio del apóstol Pablo en Malta
En la pequeña isla de Malta, en medio del Mar Mediterráneo, tuvo nacimiento de una de las comunidades cristianas más antiguas del mundo. Todo comenzó con un naufragio, como narra el libro de Hechos. Basándose en el texto bíblico, un ex detective californiano se ha propuesto descubrir el lugar exacto donde encalló el barco de Pablo hace unos 2.000 años.
MALTA · 21 DE MARZO DE 2010 · 23:00
Era cerca del año 60 d.C. y el Apóstol Pablo iba hacia Roma desde la isla de Creta. Un feroz viento sacó a la nave de su curso. La tormenta la sacudió y finalmente la embarcación golpeó un banco de arena y comenzó a quebrarse. Los hombres saltaron al agua y nadaron hasta alcanzar la orilla.
Así empezó la influencia cristiana en Malta, que ha continuado durante siglos, con el resultado actual de un 98% de sus ciudadanos católicos. San Pablo es el personaje más famoso en la isla. La Bahía de San Pablo es regularmente visitada por multitud de turistas que llegan para conocer la Catedral del Naufragio, y ver el sitio donde la mayoría cree que el barco de Pablo encalló hace unos 2.000 años.
Pero la tradición quedó en duda cuando el ex detective de Los Ángeles Bob Cornuke visitó Malta y constató que el escenario de los hechos en la narración bíblica no encajaba con lo que se puede divisar desde la Bahía de San Pablo. A partir de allí comenzó una búsqueda de la verdadera ubicación del naufragio que le tomó 10 años.
INCÓGNITA E INVESTIGACIÓN
Cornuke comenzó su investigación en las páginas de su Biblia. Lo más esencial giraba en torno a las cuatro anclas. ¿Podrían ser encontradas? “Miré la Biblia y dije: ¿Podré resolver esto como si fuera un crimen? ¿Podré tomar la evidencia de las páginas de la Biblia y encontrar estas anclas perdidas de las QUE allí se habla?”, dijo el ex detective.
El libro de los Hechos, capítulos 27 y 28, da un recuento detallado de la historia. Cornuke señaló cuatro factores que deberían encajar para poder encontrar la verdadera ubicación: Una bahía con una playa. Un arrecife con un banco de arena. Un fondo marino de unos 90 pies. Y un lugar que los marineros no reconocerían.
Cornuke enlistó a un grupo de hombres que conocen bien las aguas que rodean a Malta: los pescadores. “Comencé mi búsqueda con estos pescadores, que conocían el clima, las corrientes, la topografía del océano. Ellos me llevaron y me mostraron todos los posibles lugares basados en la narración bíblica”.
EXPERTO EN TORMENTAS
La mayor parte de Malta está rodeada de acantilados, así que las posibilidades se redujeron a algunas bahías con playas. Para saber qué sitio sería más favorable, Cornuke buscó al Dr. Graham Hutt, experto en tormentas mediterráneas.
“He estudiado estas tormentas y los patrones del clima en el Mediterráneo por los últimos 30 años. Y escribí un libro sobre Noráfrica y Malta que cubre todos esos asuntos del clima”, expresa Hutt.
La experiencia de Hutt ayudó a que las claves bíblicas tuvieran sentido. El experto llegó a la conclusión de que los marineros “tenían mucho temor de encallar en la Bahía de Syrtis, en la costa de Libia, así que debieron tratar al máximo de ir en dirección hacia el norte, pero en realidad fueron al noroeste”. La única bahía en esa área que encaja con la dirección que el experto calculó se llama la Bahía de Santo Tomás.
La teoría dice que la Bahía de Santo Tomás, al sureste de Malta, es la bahía que fue descrita en el libro de Hechos. Parte del relato bíblico dice que los marineros no reconocieron la isla hasta que los habitantes les dijeron que era Malta. “Eso también prueba la teoría de que ésta es la bahía, porque si hubieran llegado a la parte norte había muchos puertos que les hubieran resultado familiares”, opina Hutt.
CUATRO ANCLAS
Por su parte, Cornuke hizo un descubrimiento electrizante gracias a un buzo -Ray Ciancio- que tenía una historia increíble. “Allá por los años setentas, desenterramos cuatro anclas del fondo marino como a 90 pies de profundidad”, le dijo un día este hombre.
La ubicación señalada por el buzo era justo afuera de la Bahía de San Tomas, cerca de un peligroso banco de arena llamado Arrecife Munchar. “Cuando fui a buscar el sitio donde encontraron las cuatro anclas, miré hacia el litoral y encajaba con lo que decía la Biblia. Había una bahía con una playa. Había un arrecife donde dos mares se juntan”, expresa Cornuke.
Estas anclas fueron donadas al Museo Marítimo Nacional, y el análisis de los expertos confirmó que eran de la era romana. Pero los buzos no tenían idea de lo que tenían en ese momento.
“Encontramos las anclas como a inicios de los setenta, no recuerdo el año exacto. Para mí no tenían importancia cuando las encontramos. Fue como ‘qué bien, encontramos un pedazo de plomo’”, comenta el buzo.
Hoy, el fondo marino es tranquilo y calmo. Es imposible dar por cierto que este es el sitio donde ocurrió el naufragio de Pablo, pero a muchos malteses les intriga la idea. Joe Navarro, otro de los buzos que ayudaron a sacar las anclas, no duda. “Yo estoy convencido que es más plausible que el naufragio fuera en Munchar, no en la isla de San Pablo”, dice.
Para Cornuke este hallazgo es muy impactante. “Tomamos esta ancla y recuerdo que al poner mi mano en este frío objeto pensé que podría estar tocando la historia. Por dos mil años perteneció al mar y ahora yo estaba tocando este objeto del que supimos por las páginas de la Biblia”, expresa.
Hoy, las anclas están escondidas en una esquina del Museo Marítimo, la mayoría de visitantes les pasan de largo sin saber la historia que pueden contener.
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