Despedida de un colegio británico la maestra musulmana que se negó a quitarse el velo para dar clase

Azmi, que había accedido a su posición de asistente tras someterse a una entrevista con dos empleados de la escuela, una mujer y un hombre, sin lucir su velo, exigió después que se respetara su sentimiento religioso cuando la escuela le pidió que se lo quitara para que sus alumnos de primaria le entiendan mejor. La joven musulmana, casada y madre de un hijo, acudió a los tribunales, tras ser suspendida, amparándose en una ley que protege contra la discriminación religiosa en el trabajo. La magistratura laboral rechazó sus argumentos, pero la compensó con 1.600 euros por daños a sus sentimientos en la polémica pública. Políticos locales que habían defendido su derecho a vestir el velo en sociedad, le habían pedido también que aceptase la petición de renunciar a cubrirse en el aula. Ella estaba dispuesta a hacerlo delante de los niños pero no si había un profesor varón presente, algo común cuando se trata de una profesora asistente.