Los cristianos se van de Palestina

Hace seis décadas los cristianos eran el 90% de la población de Belén. Hoy, el 25%. Desde 2000, la obstrucción del proceso de paz y el muro ilegal que Israel levanta a ritmo frenético ahogan las perspectivas de los palestinos, y para los cristianos de diverso rito el triunfo de Hamás en las elecciones alienta más la incertidumbre. La victoria de Hamás, la crisis económica y la obstrucción del proceso de paz alientan un fenómeno arraigado desde el siglo XIX.

JERUSALÉN · 17 DE ABRIL DE 2006 · 22:00

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La masiva colonización judía antes y después de la fundación de Israel, en 1948, y el elevado índice de natalidad de los musulmanes han convertido en minoría a los cristianos de ciudades en las que eran inmensa mayoría. La destrucción total de pueblos árabes por las fuerzas israelíes forzó el traslado de musulmanes a ciudades eminentemente cristianas, como Nazaret. Aproximadamente, 230.000 cristianos han abandonado la llamada Tierra Santa desde 1948. Unos 145.000, casi todos árabes, residen en el Estado hebreo, y 45.000 en los territorios palestinos. Son cifras muy similares a las de los años cincuenta. Mientras, la población musulmana de Cisjordania y Gaza se ha duplicado y el censo de judíos se ha multiplicado por 10, hasta los seis millones que habitan Israel. Parte de los campos de olivos han sido expoliados en el lado israelí del muro; la gran mayoría de los comercios de la ciudad han cerrado; miles de trabajadores no ingresan sueldos desde hace cinco años. Unos 3.000 cristianos han marchado en cinco años de los pueblos de Beit Zahur y Beit Jala, cerca de Belén. La pésima situación económica ha supuesto un nuevo repunte de emigrantes. Abundan los cristianos -muchos votaron a los islamistas- que apuestan a que Hamás no tratará de imponer la sharia como fuente de legislación. Otros desconfían. Las tradiciones y costumbres perjudican el crecimiento de greco-ortodoxos, católicos, coptos, sirios o armenios. Ni en Israel ni en los territorios palestinos existe el matrimonio civil. Las uniones entre musulmanes y cristianos son testimoniales y exigen la conversión del "infiel". Y los denominados crímenes de honor perduran. Dair Jarir, de 23 años, quedó embarazada de Medi Juriye, un árabe del pueblo cristiano de Taybeh, en Cisjordania, tras años de romance clandestino. La propia familia asesinó a la mujer cuando, en septiembre pasado, descubrió su estado. El Vaticano remitió en marzo una carta a los obispos de todo el mundo reclamando ayuda para los cristianos de Israel y Palestina.

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