¿Pueden los ‘ateos cristianos’ explicar qué significa ser humano?

Con la Alianza para una Ciudadanía Responsable (ARC), Jordan B. Peterson pretende reunir a “ateos cristianos” y cristianos comprometidos preocupados por la pérdida de los valores bíblicos que antaño dieron forma a Occidente.

24 DE FEBRERO DE 2025 · 12:00

Uno de los paneles en la conferencia ARC celebrada la semana pasada en Londres./ ARC en X,
Uno de los paneles en la conferencia ARC celebrada la semana pasada en Londres./ ARC en X

“¡Soy un cristiano ateo!” Es posible que haya oído esta expresión en boca de algunos destacados pensadores de nuestro tiempo.

De hecho, el movimiento “ateo cristiano” está sustituyendo poco a poco al movimiento del “nuevo ateísmo”, más anticristiano, que hicieron famoso personas como Richard Dawkins o Sam Harris.

El filósofo esloveno Slavoj Žižek o el periodista británico Douglas Murray, por citar sólo algunos, se cuentan entre quienes se definen como “ateos cristianos”.

Son ateos porque rechazan la autoridad última de la Biblia para toda la vida, pero califican su ateísmo de “cristiano” porque siguen viendo valor en la Biblia. Reconocen que es el fundamento de la civilización occidental.

También son conscientes de que la desaparición del cristianismo es una de las principales causas de la actual decadencia de Occidente.

Con su reciente declaración de que “Cristo es Dios”, el psicólogo canadiense Jordan B. Peterson ya no puede considerarse como un amigable intruso del cristianismo.

Sin embargo, la Alianza para una Ciudadanía Responsable (ARC), fundada por él, pretende reunir a “ateos cristianos” y cristianos comprometidos preocupados por la pérdida de los valores bíblicos que antaño dieron forma a Occidente.

La ARC se define a sí misma como “un movimiento global con la visión de un mundo mejor en el que ciudadanos empoderados asuman su responsabilidad y trabajen juntos para llevar el florecimiento y la prosperidad a sus familias, comunidades y naciones”.

A primera vista, parece que tanto los que ven la Biblia como autoridad final, como los que la consideran un mito valioso, tienen mucho en común. Sin embargo, si se observa más de cerca, los fundamentos de sus creencias están muy alejados.

Los cristianos creyentes (deberían) tomar la Biblia como autoridad para todo. Por el contrario, quienes no reconocen la Biblia como la Palabra revelada de Dios consideran que otras fuentes tienen la misma autoridad, si no superior.

Por lo tanto, el tema de la conferencia ARC 2025 en Londres - ¿Qué significa ser humano? - sólo podía revelar el abismo que separa a los verdaderos cristianos de los ateos amigos de los cristianos.

La definición del hombre es sin duda una de las cuestiones más fundamentales que han explorado los hombres de todas las generaciones. Conforma la definición de todas las estructuras básicas de la sociedad, como la familia, la Iglesia o el Estado.

Se han dado muchas respuestas a esta pregunta, pero a menos que estén fundamentadas en la cosmovisión cristiana, se basan en afirmaciones arbitrarias.

 

Cómo responde la Biblia a esa pregunta

La Biblia da tres respuestas fundamentales a la pregunta de qué significa ser humano. Revela la identidad del hombre, cómo debe relacionarse con otros hombres y mujeres y su papel en la tierra. Estas tres respuestas se encuentran en Génesis 1:26-28.

En primer lugar, Génesis 1:26-28 revela la identidad del hombre: es imagen de Dios. Esta definición es obviamente metafísica, por lo que no hay forma de demostrarla científicamente.

Según la Biblia, el hombre no puede entenderse al margen de Dios. La afirmación de Dios “Hagamos al hombre a nuestra imagen” revela que el hombre es diferente del resto de la creación.

En segundo lugar, Génesis 1:26-28 no sólo revela la identidad del hombre individual, sino también su identidad colectiva. El hombre no es sólo la imagen de un Dios desconocido ahí fuera.

El hombre es la imagen del Dios Trino, un Dios que es Tres Personas, pero una sola sustancia. Existe tal unidad de amor entre las Tres Personas de la Trinidad que, de hecho, estamos hablando de un mismo Dios.

Por eso, el hecho de que el hombre sea imagen del Dios Trino, significa que esas relaciones de amor deben darse en el seno de la sociedad, ya sea la familia, la Iglesia o cualquier otra organización como el barrio o el club deportivo.

En tercer lugar, Génesis 1:26-28 revela el papel del hombre en la tierra. El hombre debe gobernar sobre toda la creación de Dios. Debe cultivar la tierra y transformarla en un jardín hermoso y fructífero.

Pero el hombre no puede hacerlo basándose en su propio entendimiento. Debe hacerlo según las normas de Dios reveladas en la Biblia.

La entrada del pecado en este mundo ha traído confusión a estas afirmaciones básicas. Sin embargo, estas verdades pueden recuperarse a través de Jesucristo, la Segunda Persona de la Trinidad, que se hizo hombre y pagó la pena del pecado para que todas las cosas pudieran ser restauradas.

Tales respuestas no pueden alcanzarse sin presuponer primero que Dios existe y que la Biblia es Su palabra escrita revelada.

Otras definiciones del hombre deben basarse en otras premisas, ya sea el propio hombre, el mundo que le rodea o alguna noción abstracta del no-ser.

 

Cristiandad

La definición bíblica del hombre es la única base sobre la que podemos justificar coherentemente nuestra creencia en la excepcionalidad de la humanidad.

Por eso la idea de la dignidad humana sólo surgió en sociedades fuertemente moldeadas por la cosmovisión cristiana, como lo que solíamos llamar la Cristiandad, hoy “Occidente”.

Poco a poco, las sociedades cristianas dejaron de aceptar la idea pagana de la desigualdad natural del ser humano. Todos somos imagen de Dios. Por eso las ideas de democracia, Estado de Derecho o libre comercio sólo surgieron en la cristiandad.

Las semillas de tales valores han crecido desde la llegada del mensaje cristiano a Europa.

En su libro La invención del individuo: Los orígenes del liberalismo occidental, el historiador británico-estadounidense Larry Siedentop comenta el papel que desempeñó en ese proceso el padre de la iglesia Agustín.

Agustín continuó demoliendo los cimientos de las antiguas creencias y prácticas que Pablo había iniciado. La sujeción igualitaria al poder divino - en lo más profundo de la motivación - parecía burlarse ahora de la suposición de la desigualdad natural. Había que “descartar la creencia en la superioridad innata de algunas almas”. [1]

Tanto el rico como el pobre son imagen de Dios. Tanto el inteligente como el simple son imagen de Dios. Aunque en las sociedades humanas existen jerarquías de funciones, no hay jerarquía de valores.

Todos los hombres deben ser considerados de igual valor a los ojos de Dios. Esta verdad fundacional empezó a remodelar todas las esferas de la sociedad en la cristiandad, aunque nunca de forma perfecta.

El Occidente actual está perdiendo la fe en los valores básicos que le han dado forma porque ha perdido la fe en el Dios de la Biblia. El futuro de Occidente depende de la recuperación de la doctrina bíblica del hombre.

 

Cédric Placentino, autor y presidente de Verdad y Transformación Nórdica, una organización cuyo objetivo es reformar las naciones nórdicas volviendo a arraigar la educación en sus raíces cristianas. Produce el podcast European Journeys.

Este artículo fue publicado por primera vez por CNE News y reproducido con permiso.

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