Cromwell y Nueva Inglaterra

Cromwell y su dictadura puritana influyeron en la colonización de América. El dictador quería recuperar la potencia del imperio de la reina Isabel y el prestigio de Gan Bretaña.

14 DE FEBRERO DE 2009 · 23:00

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Los ingleses intentaron desde el principio controlar las colonias holandesas y suecas. Pero no fue hasta el gobierno republicano que terminó con la monarquía y la vida de Carlos I, que los ingleses pudieran destinar sus fuerzas a expulsar a otras potencias de Norteamérica. Una de las estrategias de Londres fue fomentar la implantación de colonos ingleses en las colonias de otras potencias. Peter Stuyvesant, gobernador de Nueva Holanda trajo a sus colonias a los primeros esclavos negros, de esta forma pretendía impulsar Connecticut y otros territorios. Los primeros esclavos negros llegaron en 1655, algunos años antes habían llegado colonos holandeses expulsados de Brasil, con ellos trajeron algunas de las costumbres de Sudamérica, como era la posesión de esclavos. En Inglaterra, Cromwell aprobó en el parlamento el Acta de Navegación, la nueva ley prohibía la entrada de productos extranjeros en Nueva Inglaterra en barcos no ingleses, de esta manera se impedía el comercio de los holandeses que en aquella época dominaban los mares. La ley consiguió que el contrabando se generalizase, las cotas de Norteamérica eran demasiado extensas para impedir el tráfico ilegal. En 1652 estalló la guerra entre los Países Bajos e Inglaterra, el conflicto no fue ni larga ni devastadora, pero los holandeses perdieron su preponderancia en los océanos. La muerte de Cromwell en 1658 terminó con el experimento republicano y la reinstaurada monarquía, Carlos II intentó terminar de un plumazo con los holandeses y otorgó sus tierras a su hermano Jacobo, duque de York. El duque de York decidió equipar una flota para hacerse con sus nuevas posesiones. El 29 de agosto de 1664 los ingleses entraron por sorpresa en el puerto de Nueva Ámsterdam. La ciudad se rindió sin disparos el 7 de septiembre, poco después caía el resto de Nueva Holanda. Nueva Ámsterdam pasó a llamarse Nueva York, una de las ciudades más importantes y dinámicas de los siglos XIX y XX.

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