Calvino sienta la cabeza con Idelette

Juan Calvino había sido reacio al matrimonio de los pastores, pero cambió de opinión

20 DE ABRIL DE 2012 · 22:00

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Se ha hablado en muy pocas ocasiones de la vida privada de Juan Calvino, pero conocer a su familia puede ayudarnos a entender mejor al personaje. Cuando estaba a punto de cumplir treinta años, Juan consideró que era el momento de casarse y formar una familia. Los amigos de Calvino se habían ido casando, mientras él seguía convertido en un soltero impenitente. Al principio, Juan Calvino había sido reacio al matrimonio de los pastores, pero tras convivir con Bucero y ver el apoyo mutuo entre éste y su esposa, cambió de opinión. En cuanto Juan expresó su deseo de contraer matrimonio, varios de sus amigos le buscaron la mejor candidata. Una de ellas fue una mujer muy rica, pero Juan no quería vivir holgadamente y descuidar su relación con Dios, además ella no sabía francés. Por lo que rechazó la oferta. La segunda candidata era francesa y una fiel protestante, pero era quince años mayor que él. No podrían tener hijos, pero para él era muy importante formar una familia. La tercera candidata parecía la más indicada, pero al final la relación tampoco cuajó. Calvino escribió a su amigo Farel expresándole lo frustrado que se sentía. Entonces Bucero le presentó a una joven que prendió al reformador, se llamaba Idelette Stordeur, madre de dos hijos. Idelette era viuda, su marido había pastoreado la iglesia anabaptista de Ginebra. Allí se habían conocido brevemente, mientras Calvino vivía en la ciudad. El esposo de Idelette se había enfrentado en un principio con Calvino, pero tras abandonar los dos Ginebra se habían hecho amigos. El marido de Idelette murió poco después a causa de unas fiebres, tras una plaga que se había desatado en la ciudad de Estrasburgo. Calvino le dijo sus intenciones a Ildelette y está aceptó su propuesta de matrimonio. La unión se formalizó, pero los numerosos viajes de Calvino a causa de su ministerio dificultaban mucho la relación. Un año después de iniciar su vida conyugal, Calvino recibió una nueva oferta para regresar a Ginebra. Por lo que trasladó toda su familia a su vieja residencia en la ciudad y retomó su ministerio en la ciudad. El regreso a su antiguo trabajo en la ciudad ginebrina no fue fácil. A pesar de encontrar un gran apoyo en su esposa, Ginebra era una comunidad problemática. Juan sabía que su misión allí sería ardua y difícil, pero una vez más escuchó antes a su sentido del deber, que a sus deseos de permanecer en Estrasburgo.

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