José Emilio Pacheco, Premio Cervantes
Para Carlos Mondragón, por su amistad y compañerismo sinceros Con la obtención del consagratorio premio literario que recibió en estos días en España y la consiguiente publicación de toda su obra en ese país (Tarde o temprano, Tusquets), la figura de José Emilio Pacheco se coloca, por fin, a la altura de otros escritores mexicanos que lo obtuvieron antes: Octavio Paz, Carlos Fuentes y Sergio Pitol, todos amigos suyos y sobre quienes ha escrito en algún momento
07 DE MAYO DE 2010 · 22:00
Pues nosotros somos de ayer y nada sabemos y nuestros días en la Tierra son como sombra. […]
Más paradojas y extrañezas: Nadie, se supone, lee poesía y, con todo, no hay nadie que en algún momento de su vida no haya escrito algunos versos. En cambio, muy pocas personas han hecho novelas o sinfonías o pinturas murales. Si pregunto a quienes me rodean la respuesta más previsible es: “No me interesa para nada. Desde que salí de la escuela jamás he vuelto a leer un poema. No tiene que ver con mi vida.” Quien lo dice, o bien se conmueve con el Himno Nacional o pasa muchas horas de su vida conectado a audífonos que trasmiten desde su iPod, si no poesía en sentido estricto, al menos versos que se ciñen a la música. Esas letras sí son memorables y memorizables y se llevan by heart, par coeur toda la vida.(2) Para celebrar sus 70 años, en 2009 publicó dos libros: La edad de las tinieblas y Como la lluvia. El primero, recopilación de 50 poemas en prosa, y el segundo, continuación de su larga trayectoria iniciada con Los elementos de la noche (1963). Al tono anti-celebratorio de su poema más famoso, “Alta traición” (No amo mi patria/ Su fulgor abstracto/ es inasible./ Pero (aunque suene mal)/ daría la vida/ por diez lugares suyos,/ cierta gente,/ puertos, bosques de pinos,/ fortalezas,/ una ciudad deshecha,/ gris, monstruosa,/ varias figuras de su historia,/ montañas/ -y tres o cuatro ríos.), hay que agregar la vertiente bíblica, señalada por quien escribe estas líneas en varias oportunidades, es una de las facetas menos publicitadas de su trabajo, pues buena parte del lenguaje que ha desarrollado unos 20 años atrás procede, bien visto, de su asimilación del estilo profético-apocalíptico, palpable en poemas como “Caín”:Su nombre es testimonio de la Caída: Caín el can de la corrupción, el perro rabioso que la tribu mata a pedradas. Caín, la propiedad, el poder, la soberbia. Caín, la cárcel del vulnerable cuerpo afligido por el ansia de herir y dar la muerte. […] (Pero la sangre clamará venganza.) […] Caín, el canalla. Caín el cáncer de la doliente humanidad que con él nacía. Caín carnicero. Caín el caos que reemplazó al paraíso. […] Caín nuestro padre. El fundador de las ciudades.(3)
Testigo moral de la barbarie de nuestro tiempo y sin caer en la tentación de escribir una literatura “confesional”, Pacheco ha producido una obra que le sobrevivirá por mucho tiempo, aun contra sus deseos.(4) NOTAS (1) Hernán Bravo Varela, “Nuevo elogio de la fugacidad. Una conversación con José Emilio Pacheco”, en Letras Libres, junio de 2009, www.letraslibres.com/index.php?art=13845. (2) J.E. Pacheco, “Ovidio en el iPod”, en Letras Libres, enero de 2008, www.letraslibres.com/index.php?art=12602 (3) J.E. Pacheco, “Caín”, en Miro la tierra. México, Era, 1986, pp. 54-55. (4) Cf. L. Cervantes-O., “El lenguaje bíblico en la poesía de José Emilio Paacheco”, en Letralia, núm. 213, 6 de julio de 2009, www.letralia.com/213/ensayo01.htm.Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Ginebra viva - José Emilio Pacheco, Premio Cervantes