Releer y aplicar la ética de Calvino en el siglo XXI; epílogo a ‘La ética de Calvino’ (fragmento)

La apropiación de los postulados éticos de la Reforma Protestante atraviesa hoy por una severa crisis de interpretación.

11 DE NOVIEMBRE DE 2022 · 20:00

François Darmange.,
François Darmange.

Gracias al patrocinio de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas (CMIR) está por aparecer en español L’ethique de Calvin (La ética de Calvino. Labor et Fides, 2017), del Dr. François Dermange, profesor de la Facultad de Teología de la Universidad de Ginebra, traducido por el Dr. Luis Vázquez Buenfil, con prólogo especial del autor. En la coedición participan la Comunión Mexicana de Iglesias Reformadas y Presbiterianas (CMIRP), la Universidad de Ginebra y la Casa Unida de Publicaciones (CUPSA). Se presenta aquí un fragmento del epílogo.

 

Cualquiera que sea lo que uno piense del balance, ya sea que se lo vea como un adversario o como un reformador, se estará de acuerdo en que Calvino es un pensador de primera importancia. Sin que nosotros lo sepamos, ha dejado su marca en muchos aspectos de nuestras sociedades: en la teología, aunque también en la política, en la economía y hasta en la lengua francesa. Calvino supo transformar la sociedad; y nosotros somos, de muchas maneras, sus herederos directos o indirectos.

F. D.

Ante la crónica ausencia de materiales en castellano sobre la ética de inspiración protestante, y particularmente reformada, este volumen viene a cubrir esa gran laguna con muchos alicientes para sus lectores/as y con un gran horizonte académico y cultural. Fruto de los cursos que, durante mucho tiempo, ha ofrecido su autor en la Universidad de Ginebra, La ética de Calvino llega en un momento peculiar en el que se requiere asumir posturas éticas, morales y teológicas muy claras ante las coyunturas que se viven en América Latina. En el campo religioso, específicamente, ante el incontenible avance de los fundamentalismos y los movimientos antiderechos que pretenden imponer su agenda incluso en los espacios públicos. Muchos de esos debates, al menos para el ambiente de las Iglesias protestantes o evangélicas, se derivan de una comprensión muy limitada de las enseñanzas éticas procedentes de la herencia plural de las reformas llevadas a cabo en el siglo XVI y que se siguen invocando cómo la razón de ser de muchas comunidades de fe.

Acercarse a una relectura profunda de la ética que brota de los textos del reformador Juan Calvino en la actualidad es el gran desafío que propone el Dr. François Dermange en esta obra monumental y ambiciosa. Graduado de la Escuela de Altos Estudios Superiores de Comercio (París), realizó estudios teológicos en París y Ginebra, donde hizo su tesis doctoral (El Dios del mercado: ética, economía y teología en la obra de Adam Smith, 2003). Desde 1998 es profesor titular de ética en la Facultad de Teología de Ginebra, de la que fue decano durante cuatro años (2005-2009). Algunas de sus publicaciones son: El reconocimiento de las parejas homosexuales (ed. con Céline Ehrwein y Denis Müller, 2000), Ética y derecho (ed. con Laurence Flachon, 2002), Regular lo religioso en el espacio público. Los nuevos desafíos (ed. con Amelie Barras y Sarah Nicolet, 2016) y ¿Cuál Islam para Europa? (con Yadh Ben Achour, 2017). Recientemente editó, junto con Christophe Chalamet, el libro colectivo El culto protestante (2021).

Este nuevo libro cumple con creces el proyecto anunciado en sus primeras páginas y desarrolla una auténtica revisión completa de sus grandes temas. A la brevedad de su título le corresponde con un sólido esfuerzo integrador que consigue ir a las bases exegéticas y teológicas que dieron fundamento a una praxis cristiana y eclesial que marcó una época y que sigue iluminando zonas de la existencia humana y social. La apropiación de los postulados éticos de la Reforma Protestante atraviesa hoy por una severa crisis de interpretación histórica, teológica e ideológica por causa de la apropiación de ese legado por parte de algunos representantes de los sectores mencionados líneas arriba. […]

Mediante un plan riguroso y a partir de una metodología estricta y consistente, Dermange, sin ahorrar críticas puntuales, se sumerge en la obra calviniana, especialmente en la Institución de la Religión Cristiana, a fin de obtener los insumos precisos para su exposición y valoración exactas del pensamiento de Calvino:

No hemos ocultado nada sobre las zonas de sombra y de luz de Calvino. Luminoso en su intuición teológica fundamental: Dios quiere vida, una vida que se profundiza gradualmente para el hombre natural, el elegido y el discípulo. Luminoso, también, por su apertura sobre lo político y la justicia, y por su cuidado al entrar en las cuestiones más concretas. Oscuro, sin embargo, por sus contradicciones y su incapacidad para seguir adelante con sus intuiciones. Si Dios, el Salvador del mundo, quiere la vida, ¿por qué no muestra misericordia hacia todos? Y si una ley moral universal, conocida por todos en su conciencia, es suficiente para dar a la república su fundamento, ¿por qué tratar de imponer su Reforma a través del brazo secular?

La estructura del libro es impecable: su punto de partida obligado es la perspectiva de la vida natural, en donde encuentra los elementos básicos para iniciar la discusión. Inmediatamente después plantea la vertiente soteriológica que despliega con notable habilidad al momento de resumir en grandes líneas, pero no por ello sin la precisión conceptual requerida, los elementos fundamentales de la ética expuestos por el reformador francés, pues ahí subraya la importancia de la gracia. En tercer lugar, se ocupa de la vida según el Espíritu, que corresponde a la visión de la existencia renovada según Calvino. El ángulo estrictamente bíblico-teológico funciona como el engranaje completo de la ética explicitada en cada sección y segmento. El volumen cierra con dos capítulos sumamente relevantes para la comprensión de la teoría y de la práctica de la ética reformada: la economía y la política, espacios sociales tan importantes como controversiales, además de una conclusión que discute admirablemente su eventual papel como profeta en los tiempos convulsos que vivió. […]

Releer y aplicar la ética de Calvino en el siglo XXI; epílogo a ‘La ética de Calvino’ (fragmento)

Portada del libro.

En el caso de las famosas tesis weberianas sobre la relación entre calvinismo y capitalismo, Dermange no duda en abordarlas nuevamente, a sabiendas de la inmensa cantidad de trabajos al respecto. Al referirse para esta discusión al último capítulo del Pequeño tratado de la vida cristiana, dedicado al uso de los bienes, ofrece una lección de dominio de la obra calviniana y, a contracorriente de otros análisis, se sumerge en un estudio que puede considerarse completamente novedoso. Su argumentación teológica es demoledora:

Calvino piensa la ética de manera dialéctica. Porque la justicia se basa en la igualdad y la reciprocidad, ella siempre corre el riesgo de quedarse encerrada en la simple lógica del do ut des: Yo doy para que tú me des. Tiene entonces necesidad de ser corregida, progresivamente, por la humanidad, la liberalidad y el amor. No se trata de un “amor mercenario”, que sólo seguiría una lógica de interés, sino de un amor totalmente libre y gratuito. Al contrario, porque una aplicación directa del amor, en las relaciones sociales, correría el riesgo de ser injusta, en última instancia, es en la justicia donde el amor recibe su traducción práctica. […]

En sus conclusiones sobre el tema sigue la misma línea y alcanza alturas que escasamente pueden encontrarse en otros autores que, polémicamente, se han enfrentado a las dificultades planteadas por el gran sociólogo alemán, pues consigue apropiarse del más genuino espíritu teológico calviniano, que fue capaz de asomarse, aunque fuera tímidamente, a las posibles consecuencias materiales de su reflexión, en las que se asoma una dialéctica digna de gran atención, todo ello pautado por las citas exactas que fundamentan cada aseveración:

El cristiano deberá estar listo para recibir lo que a Dios le plazca enviarle. En este sentido, la prosperidad y la miseria no significaban nada. El éxito podía incluso ser dado por Dios a los condenados por su desgracia, y aquellos a los que Dios les quita sus posesiones y “acorta sus alas”, no deberían alarmarse por ello ya que eso podría enseñarles la vanidad de todos sus apegos y conducirlos a “cerrar los ojos a todo lo que tiene lustre aquí abajo”, “para darles lo que está escondido, y hacerles recobrar más vigor, como si Él los acercara al Reino de los Cielos”. El fiel debe buscar un signo de su elección sólo en las “marcas interiores, por las que Dios discierne a los suyos”: una “viva raíz de fe” y el temor de Dios.

Algo similar acontece con el tratamiento que reciben los controversiales episodios del desencuentro de Calvino con Miguel Servet y Sebastián Castellio: más allá de cualquier ímpetu apologético, el autor revisa puntualmente los entretelones y se pronuncia éticamente sobre ellos. Luego de exponer las razones que argumentó Calvino para actuar como lo hizo, comenta con un fuerte sabor crítico acerca de la interacción entre ambos personajes opuestos al reformador:

Lo que Castellion reprochó, tanto a Calvino como Teodoro de Beza, no fue que hubieran hecho una mala teología, sino que hayan sido oportunistas, privilegiando lógicas de interés y de poder sobre una verdad que ellos veían claramente. Porque es precisamente el interés y el cálculo que entraban en juego. Al dejar escapar a Servet, Calvino podía sugerir que él mismo pondría en causa la ortodoxia trinitaria. […] Calvino estaba consciente de que vivía un tiempo particular en el que tenía la misión de proteger una Reforma religiosa que estaba rodeada por todas partes.

Un tiempo excepcional reclamaba medidas excepcionales. Pero eso no lo disculpa.

Mirando hacia atrás, es evidente que Castellion tenía razón. Al querer poner el poder político al servicio de su Reforma, y regresar al principio agustiniano de la represión de la herejía por la espada, Calvino desnaturalizó tanto lo religioso como lo político: lo religioso, al traicionar el corazón del mensaje de justicia y amor al Evangelio; lo político, al someterlo a lo religioso. (Énfasis agregado.) […]

Al confrontar a Calvino contra Calvino, Castellion denunció que la teología del reformador podía, igualmente, ser vista como el mejor antídoto a sus propias consecuencias. Al denunciarla, Castellion compartió el republicanismo calviniano y le rindió homenaje, mostrando que otro hilo conductor de la historia era posible puesto que iba en favor de la tolerancia.

Como se puede ver, este volumen cumple cabalmente con la extraordinaria función de poner al día la investigación sobre los estudios de la ética calviniana y, al mismo tiempo, dimensionar con enorme claridad el lugar que ocupa el pensamiento del reformador de Ginebra en el contexto de la teología protestante más amplia, esto es, de la nueva comprensión del lugar de la fe cristiana en un mundo que cambió aceleradamente y de la forma en que dicha fe debió adecuarse a las exigencias planteadas por las nuevas mentalidades. Todo ello sin evadir los aspectos más polémicos de su pensamiento y acción. El diálogo con todas las disciplinas aludidas le otorga una proyección invaluable para cumplir el objetivo trazado: no solamente reivindicar los énfasis éticos de Calvino sino hacerlos presentes y aplicables en contextos completamente nuevos.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Ginebra viva - Releer y aplicar la ética de Calvino en el siglo XXI; epílogo a ‘La ética de Calvino’ (fragmento)