“Escatologías en debate”: una puesta al día sobre la problemática del presente y el futuro (Fragmento)

Alberto F. Roldán realiza un auténtico manifiesto o programa desde el título, donde hizo un repaso bastante aceptable del tema, además de sus múltiples abordajes acerca del Reino de Dios.

26 DE JUNIO DE 2020 · 09:30

Detalle de la portada de la primera edición de Escatología.,
Detalle de la portada de la primera edición de Escatología.

Prólogo a Escatologías en debate: hermenéuticas del Reino y el fin de la historia. Salem, Oregon, Publicaciones Kerigma, 2020.

 

Nuevamente, el gran amigo Alberto F. Roldán ha honrado al autor de estas líneas con la confianza para pedir el prólogo para su más reciente libro. Se comparte aquí un fragmento de ese texto, con el que nos unimos a la alegría por esta nueva aportación.

 

Absolutamente nada tiene que ver con Cristo un cristianismo que no sea del todo escatología.

Karl Barth, Carta a los Romanos

 

Estas palabras de quien es considerado de manera unánime el mayor teólogo protestante del siglo XX, y quien curiosamente no llegó a escribir la sección correspondiente en su obra magna, expresan con diáfana claridad la forma en que el pensamiento cristiano moderno ha asumido la importancia de la escatología para la fe y para la iglesia cristiana. Desde este punto de vista, la teología barthiana podría calificarse como una “teología del instante eterno”, tal como lo expuso en su famoso comentario. Cuando se presentan (incluso de manera cíclica) circunstancias como la que ahora vive el mundo, en relación con la pandemia del coronavirus, resurgen inmediatamente las interpretaciones fatalistas y apocalípticas (en el peor sentido del término) agazapadas en discursos religiosos supuestamente edificantes, pero que se desbocan ante lo que consideran signos evidentes del fin de los tiempos. Una obra como ésta, encaminada a analizar “las hermenéuticas que, de modo explícito o implícito se detectan en la estructura de esas escatologías”, tal como lo expresa su autor, es el mejor antídoto para tales excesos recurrentes.

Al interior de la teología siempre han sido apasionantes los debates sobre los temas escatológicos, pues avizorar el futuro, el juicio o el fin de los tiempos ocasiona enorme interés e intensas reflexiones en el camino de comprender cuál es el destino último de la humanidad y de la creación. Tradicionalmente, ese capítulo de la doctrina cristiana siempre aparece al final de todos los tratados y hasta es motivo de bromas el hecho de que en las instituciones de educación teológica (al menos en América Latina) no se alcance a exponer o discutirse suficientemente al final de los cursos de teología sistemática. […]

Desde la llamada “teología propia” hasta la misión, pasando por la ética, prácticamente no hay tema doctrinal que no se lea a partir del horizonte escatológico, lo que ha conducido a la afirmación de que prácticamente la totalidad de la teología se ha reescatologizado, ello como parte de las contribuciones (y del lenguaje) de Rudolf Bultmann al estudio del Nuevo Testamento. Su Historia y escatología (1957) es un hito imprescindible. Otro gran instante del interés por la escatología lo representa la obra de Oscar Cullmann, cuyo Cristo y el tiempo (1946) aún permanece como una referencia obligada. Queda claro que aquí el universo dominante es el de la teología protestante.

Gracias a Jürgen Moltmann, la teología del siglo pasado, luego de los diversos jalones apuntados (más los propios de la herencia bultmanniana) recibió otro nuevo impulso al incorporar a su visión global el peso de la influencia del futuro y, sobre todo, la esperanza (por la influencia determinante de Ernst Bloch), como conceptos y realidades, pues como resume Rosino Gibellini (La teología del siglo XX) al mirar hacia atrás del teólogo reformado alemán: “Aquí el ésjaton es la posibilidad, ofrecida en la fe, de transformar cada momento de la existencia en momento escatológico. Sobre todo en la postura radical de Bultmann, la escatología absorbe la historia, y la esperanza experimenta una contracción privatizante, como esperanza del alma aislada”.

Este nuevo volumen de Alberto F. Roldán da continuidad a sus diversos esfuerzos que se han materializado especialmente en Escatología: una visión integral desde América Latina (2002; reeditado en 2018, con un tono más militante: Escatología. ¿ciencia ficción o Reino de Dios?), un auténtico manifiesto o programa desde el título, donde hizo un repaso bastante aceptable del tema, además de sus múltiples abordajes acerca del Reino de Dios. En esa línea, Hermenéutica y signos de los tiempos (2016, otro título paradigmático) incluye un tratamiento magistral del pensamiento de Schweitzer. Lo que Roldán ha hecho ahora es no solamente completar aquel panorama (en el que se ocupó también de autores católicos) sino profundizar en tres autores que representan espacios interpretativos obligados: George Eldon Ladd, una especie de “santo patrono” de los estudios evangélicos al respecto (que por lo mismo no es muy tomado en cuenta en las grandes recopilaciones), y por quien emprende un viaje por los difusos rumbos del dispensacionalismo […]; Moltmann, que discute a fondo una vez más; y al final quien es quizá la gran novedad en la región, dado su difícil acceso, Wolfhart Pannenberg. […]

Con el abordaje de Moltmann y su “resituación” de la escatología, Roldán lleva a cabo una relectura que llevaba mucho tiempo esperándose para dejar atrás lo que pareció una moda o un cliché para adornarse al citar a este teólogo. El planteamiento de Roldán consistió en bucear en aguas profundas para asir lo específico de la aportación moltmanniana. A riesgo de extendernos, es preciso mostrar concretamente cómo lo hace:

La teología de Jürgen Moltmann inaugura una nueva etapa en el campo de la escatología cristiana. A partir de su obra Teología de la esperanza, el teólogo reformado marca un camino nuevo para resituar la escatología, no ya como el último capítulo de la dogmática sino, precisamente, como el primero. Ella surge a partir del diálogo que mantiene con Ernst Bloch, filósofo judío alemán que plante el “principio esperanza” como núcleo de su filosofía y que, a pesar de su ateísmo, admite que donde hay religión, hay esperanza. […] (Énfasis agregados.)

Para Moltmann, como ya se ha dicho líneas arriba, todo es escatológico en la fe cristiana (“[...] en la vida cristiana, la prioridad pertenece a la fe, pero el primado pertenece a la esperanza”), pero especialmente la cristología y la eclesiología. […] De ahí que Roldán sea bastante exhaustivo al momento de sondear intensamente las diversas aristas de la escatología moltmanniana: Trinidad, misión, política, cosmos y gloria, en un auténtico tour de force que no descansa hasta demostrar los alcances de esta visión abarcadora y totalizante. Su evaluación también lo es:

En suma, la hermenéutica escatológica de Moltmann es decididamente interdisciplinaria porque, desde la Biblia, pasando por la teología sistemática, el pensamiento judío post guerras mundiales sobre el mesianismo  y la filosofía en sus diversas vertientes —San Agustín, Tomás de Aquino, Kant, Hegel, Kierkegaard, Whitehead, entre otros— desarrolla una escatología integral que responde a los acuciantes problemas de un mundo amenazado, a la espera de la venida gloriosa de Cristo y la plenitud del reino de Dios en cielos nuevos y tierra nueva cuando, según la perspectiva paulina, “Dios será todo en todos”, y la realidad espacio-temporal será superada por la eternidad de gozo del Dios trino con su creación.

Con Pannenberg, Roldán practica algo similar para mostrar la profunda relación que este teólogo encontró entre la escatología del Reino de Dios y el fin de la historia. […]

Una de las consecuencias ideológico-prácticas que encuentra en esta escatología es la centralidad del Reino de Dios, eje fundamental en un sistema de ideas bastante consecuente, expuesta de manera acorde con todos los elementos de la teología contemporánea, en busca de todas sus consecuencias, una de las cuales, acaso la más ausente en el ambiente latinoamericano (ética individual y comunitaria), es señalada con claridad meridiana, especialmente a la luz de las tensiones entre esa realidad anunciada y vivida por Jesús de Nazaret, por un lado, y la misión histórica de la iglesia en el mundo real. […]

Hasta aquí esta entrada en materia para familiarizarse con un libro singular y potencialmente de gran utilidad para toda persona interesada seriamente en la teología actual surgida desde el protestantismo latinoamericano. Esperamos haber provocado el apetito de los lectores/as para volcarse en él, pues no los defraudará y producirá, seguramente, un diálogo apasionado. Roldán continúa su trabajo persistente con una fe ciega en la función formativa y transformadora de la teología, toda una lección de vida, pensamiento y acción. Un digno remate para este gigantesco empeño teológico son las últimas palabras del libro, pues tal como sucedió con los tres autores estudiados, este autor consigue también

resaltar la centralidad de la escatología cristiana, redescubierta en el siglo XX, para ubicarla como tema ineludible de la teología, ya que ilumina el futuro de Dios, invitando a la Iglesia al anuncio del reino que será consumado en la parusía de Jesucristo para inaugurar el fin de la historia. Un fin que no es el desenlace terrorífico del mundo sino la penetración de la eternidad de Dios en el tiempo, para dar lugar a la vida eterna que Dios compartirá con toda su creación en la gloria: el non plus ultra de la Heilsgeschichte. Por eso, una vez más proclamamos: Soli Deo gloria.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Ginebra viva - “Escatologías en debate”: una puesta al día sobre la problemática del presente y el futuro (Fragmento)