“Construir puentes”, de Alister McGrath

La apologética responsable se fundamenta tanto en el conocimiento del evangelio como en el de su público. Las personas tienen diversas razones para no ser cristianas.

24 DE JUNIO DE 2021 · 17:00

Detalle de la portada del libro.,
Detalle de la portada del libro.

Un fragmento de “Construir puentes”, de Alister McGrath (Andamio Editorial, 2020). Puede saber más sobre el libro aquí.

 

Este libro aspira a reformular la apologética cristiana teniendo en cuenta las nuevas necesidades y oportunidades. No pretende descartar ni desacreditar los enfoques tradicionales sobre la apologética; lo que desea es complementarlos. Su meta es exponer diversas maneras de concebir y desarrollar la labor apologética, maneras que complementen los enfoques más tradicionales.

Este libro no tiene un tono especialmente académico, aunque descansa sobre unos fundamentos que lo son rigurosamente. No defiende ninguna teoría única de la apologética, ni una sola manera de ver las cosas ni las obras de un determinado apologista destacado. Más bien, intenta que los recursos sustanciales de la tradición apologética cristiana incidan sobre las personas y las situaciones de mayor relevancia dentro de la sociedad moderna.

Sobre todo, este libro pretende estimular a sus lectores a explorar y a desarrollar modos de defender el evangelio que se adapten a sus propias necesidades y oportunidades especiales. Aunque reconoce los puntos fuertes de la ciencia apologética centrada en los problemas universales, propugna el arte de un enfoque basado en las personas.

La apologética responsable se fundamenta tanto en el conocimiento del evangelio como en el de su público. Las personas tienen diversas razones para no ser cristianas; ofrecen puntos de contacto distintos para el evangelio. Una apologética que sea insensible a la individualidad humana y a la diversidad de situaciones en las que se encuentran las personas llegará a un callejón sin salida… y además rápidamente.

La apologética es un recurso; del apologista depende establecer los vínculos con las vidas de personas reales en el mundo moderno. Sin estos vínculos, las teorías no son más que teorías, ideas abstractas que penden en el éter y que no tienen contacto con las realidades de la vida. Pero la historia de la apologética cristiana demuestra que esos vínculos se pueden establecer, de la misma manera que la historia de la Iglesia demuestra que deben establecerse. A la postre, la apologética no consiste en vencer en las discusiones, sino en ganar a personas.

El apologista eficiente es aquel que escucha antes de hablar, y que hace todos los esfuerzos posibles por conectar los recursos de la tradición apologética cristiana con las necesidades de esa persona y con su capacidad de manejar bien la argumentación y las imágenes utilizadas. El arte de la apologética eficaz requiere un arduo trabajo, en el sentido de que exige al mismo tiempo el dominio de la tradición cristiana, la habilidad para escuchar con empatía y la disposición a tomarse la molestia de expresar las ideas en el nivel y bajo la forma que beneficie a quien le escucha. Quizá sea un arduo trabajo, pero los resultados justifican esta inversión de rigor intelectual y de inquietud pastoral.

La creatividad es esencial para que la apologética no quede relegada a las polvorientas páginas de los libros de texto, indicados para los exámenes de filosofía o de religión y para poca cosa más. La apologética es una disciplina práctica, alimentada por manantiales académicos pero orientada hacia el mundo real de la acción. Con demasiada frecuencia, la apologética se ha visto reducida a la circulación de ideas dentro de un seminario, mientras que debería estar preparando el terreno para transformar los corazones y las mentes de las personas que habitan en nuestras ciuddes.

Entonces, ¿cómo cumplir esa misión? ¿Cómo lograr que la ciencia y el arte de la apologética estén conectados?

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Fragmentos - “Construir puentes”, de Alister McGrath