“Primera de Corintios, un comentario exegético–pastoral”, de Gary S. Shogren

Pablo les recuerda que Dios los ha llamado, los ha separado para que sean santificados y su santo pueblo. Esto no es algún sueño apostólico sino una declaración de hecho.

11 DE FEBRERO DE 2021 · 16:43

Detalle de la portada del libro.,
Detalle de la portada del libro.

Un fragmento de “Primera de Corintios, un comentario exegético–pastoral”, de Gary S. Shogren (Clie, 2021). Puede saber más sobre el libro aquí.

 

I. Introducción 1:1-4

Al menos hasta la aparición del correo electrónico y los mensajes de texto, a nosotros se nos enseñó a seguir una forma fija al escribir una carta. Dicho patrón es tan fijo, que hasta los procesadores de palabras ofrecen plantillas tanto para las cartas como para los sobres, que el escritor solo tiene que rellenar. Después de la dirección y de la fecha, se inicia la comunicación con un Estimado seguido del nombre. En una carta formal, el remitente coloca su nombre al inicio y su firma al final; la carta se dobla y se mete en el sobre de cierta manera.

En el mundo grecorromano, las cartas cortas se escribían en una sola hoja; las largas, en un rollo. Generalmente se iniciaban con el prescripto:

Remitente a Destinatario, ¡Saludos! (jairein)

Luego se incluía una oración corta y formal por medio de la cual se les pedía a los dioses salud y dicha para el destinatario. Un ejemplo de esto se halla en una carta enviada por un soldado de la flota romana a su padre.

Apión a Epímaco, su padre y señor, muchísimos saludos. Ante todo pido que tengas salud y que estando con fuerzas seas feliz con mi hermana y su hija y mi hermano. Le doy gracias al [dios el] Señor Sarapis porque, corriendo yo peligro en el mar, me salvó enseguida. Al llegar a Miseno, recibí de César tres piezas de oro para los gastos de viaje. Y me encuentro bien. (1)

1 Corintios es un ejemplo de la fórmula utilizada en esa época, la cual Pablo adaptó imprimiéndole un fuerte sabor cristiano.

A. REMITENTE (SUPERSCRIPTIO) 1

El superscriptio colocado justo al inicio de la carta, identificaba al remitente de modo que el destinatario supiera de quién se trataba sin necesidad de desenrollar todo el rollo.

Pablo utilizó la forma común para el prescripto pero tendió a ampliar las diferentes partes de la carta. Aquí él dice algo acerca de él mismo, luego describe la iglesia de Corinto de una manera que nos introduce de una vez en el mensaje de la carta. Pablo escribe con la autoridad de un apóstol; Cristo lo ha llamado a este trabajo y es por la voluntad de Dios. Él tiene la autoridad de instruirlos y corregirlos como su “padre” en el evangelio (4:14-16).

Era poco frecuente mencionar un co-remitente en las cartas grecorromanas, pero Pablo lo hace con frecuencia. Es probable que esos nombres les recordaran a los lectores los otros miembros del equipo de Pablo y no necesariamente que fueran coautores de la carta. A Sóstenes se le llama hermano, no apóstol, a quien aparentemente la iglesia conocía sin necesidad de descripción. Es posible que ese hombre fuera el mismo líder apaleado (Hechos 18:17) de la sinagoga de Corinto, pero debido al uso tan común de ese nombre es difícil asegurar que se trate de la misma persona. (2) No hay más referencias a este nombre en el resto de la carta ni en Segunda a los Corintios.

B. DESTINATARIO (ADSCRIPTIO) 2

El adscriptio adelanta la advertencia a los servidores negligentes en la iglesia, la cual es el templo de Dios y es santa (3:17b). Primeramente, Pablo les recuerda que Dios los ha llamado, los ha separado para que sean santificados y su santo pueblo. Esto no es algún sueño apostólico sino una declaración de hecho. Santificar no siempre significa ser hecho santo, tal y como lo usamos actualmente; más bien, quiere decir que Dios ha escogido morar en medio de este grupo y apartarlo para que sea santo. Pablo da amplios detalles acerca de esta obra de santificación inicial en Romanos 6:1-23. (3)

En segundo lugar, con el término iglesia de Dios él ubica a la iglesia en el amplio plan de Dios para el mundo. (4) Los corintios se creían una asamblea apartada por encima de las reglas aplicadas a las otras iglesias: “la preocupación corintia por la ‘autonomía’ les llevó a devaluar el carácter por encima de lo local de la identidad cristiana”. (5) Pero Corinto no era único, Dios los había llamado junto a individuos y congregaciones en todas partes. Las iglesias de Éfeso, Atenas, Filipos, Antioquía y Jerusalén eran parte del gran pueblo de Dios que invocan el nombre de Cristo. Por esto Pablo les reafirma a los corintios que todas las iglesias han recibido la misma enseñanza (ver 4:17; 7:17b; 11:16; 14:33b). (6) Ellos no pueden reclamar a Cristo para sí mismos, ningún grupo tiene el derecho de reclamar su pertenencia especial a Cristo (1:12). La repetición constante de los términos Cristo, Cristo Jesús, Jesucristo, nuestro Señor Jesucristo, Hijo [de Dios], Jesucristo nuestro Señor, en 1:1-9, muestra que Pablo es cristocéntrico. Si su apóstol es cristocéntrico, entonces es también el deber de Corinto –ya sea que uno esté hablando de la iglesia entera, un grupo de casa, un grupo partidista o el individuo– estar centrado completamente en el único Salvador. […]

Tengo un interés permanente en la historia de la iglesia, como lo demuestran tantas de mis citas de los Padres de la iglesia. Cuando llevé un curso de historia de la iglesia primitiva en la universidad, muchos de mis compañeros se preguntaban por qué deberían perder su tiempo estudiando lo que pasó en el 325 d.C. o en el 900 d.C o en 1447 d.C., mientras que hay tantas cosas interesantes que pasan hoy, las cuales necesitan nuestra atención. Tiempo después, como pastor, entendí por qué. Se dice que no hay nuevas herejías, que la mayoría de las enseñanzas falsas que encontramos en la actualidad ya se habían manifestado en los primeros cinco siglos de la iglesia. Así que, cuando los Testigos de Jehová aparecen en su puerta y le dicen que Jesús es “un dios,” ellos están enseñando la herejía del arrianismo del siglo cuarto.

En el lado positivo, la iglesia a lo largo de 2000 años ha planteado muchas buenas ideas que son útiles todavía hoy. […]

C. SALUTACIÓN (SALUTATIO) 3

El salutatio de una carta significa simplemente el saludo. En sus cartas los griegos usaban el infinitivo jairein (¡saludos!; como en Hechos 15:23, 23:26; Santiago 1:1; también 2 Juan 10-11). Los judíos, por su parte, empleaban shalom (¡paz!, ¡saludos!, ¡que la pase bien!) en sus epístolas. Al parecer, Pablo une y cristianiza ambos saludos, cuyo resultado es gracia y paz de Dios y de Cristo, sustituyendo el jairein por su similar jairos (gracia). Esta es la forma presente en todas las cartas (pero cf. “gracia, misericordia y paz” en 1 y 2 Timoteo).

 

Notas

(1) J. Leipoldt y W. Grundmann, El mundo del Nuevo Testamento, Ediciones Cristiandad, Madrid, 1995, p. 2:69.

(2) Cf. E. Fascher y Christian Wolff, Der erste Brief des Paulus an die Korinther, 2 tomos, THKNT: 7, Evangelische Verlagsanstalt, Berlin y Leipzig, 2 1975, 1996. Teodoreto de Ciro y John Calvin, The First Epistle of Paul to the Corinthians, Oliver & Boyd, Edinburgh, 1960 [orig. 1556] están seguros de su identidad; Barrett dice que es “más que posible” que ellos fueran el mismo hombre; Fee dice que quizá se trataba del mismo; Conzelmann dice que es inútil especular si eran la misma persona. Eusebio Historia de la Iglesia 1.12.1 dice que Sóstenes, Bernabé y el Cefas de Gálatas 2:11 formaban parte de los 70 discípulos de Jesús mencionados en Lucas 10:1. No hay manera de saber la fuente de ese informe, aunque la referencia a los 500 discípulos palestinos testigos de la resurrección (15:6) nos provee una posibilidad tentativa.

(3). Cf., especialmente, George E. Ladd, La teología del Nuevo Testamento, CLIE, Barcelona, 2002, p. 684-85: “Una opinión muy predominante afirma que la justificación es lo que designa el comienzo de la vida cristiana, mientras que santificación designa el desarrollo de esa vida por medio de la acción interna del Espíritu. Esto, sin embargo, es una simplificación excesiva de la enseñanza del Nuevo Testamento…”.

(4). Cf. E.-B. Allo, Première épitre aux Corinthiens, Gabalda, Paris, 2 1956, p. 2; también el uso de la misma frase “iglesias de Dios” cuando se habla de congregaciones de Jerusalén en 1 Tes 2:14.

(5) Anthony C. Thiselton, “The significance of recent research on 1 Corinthians for hermeneutical appropriation of this epistle today”, Neot 40.2, 2006, p. 330. Él continua (p. 334) argumentando que Corinto cayó en la misma trampa que los cristianos post-modernos, asumiendo que la verdad es lo que la comunidad decida que es, en lugar de lo que la cruz de Cristo muestre que es. Cf. también, David E. Garland, 1 Corinthians, BECNT, Baker, Grand Rapids, MI, 2003, pp. 28-29.

(6) Contra Joseph A. Fitzmyer, First Corinthians, AB 32, Yale University Press, New Haven, CT, 2008, p. 50, quien cree que esta es simplemente una formula litúrgica; él duda de si Pablo tenía la intención de que alguien fuera de Corinto leyera las epístolas.

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