El increíble poder del perdón

La obediencia a Dios, resultará en la más preciosa bendición; porque donde nosotros no seamos capaces, Dios sí lo es.

21 DE AGOSTO DE 2022 · 19:00

Foto: <a target="_blank" href="https://unsplash.com/es/@priscilladupreez">Priscilla Du Preez</a>. Unsplash (CC0).,
Foto: Priscilla Du Preez. Unsplash (CC0).

El perdón es abrir una puerta para liberar a alguien y darse cuenta de que tú eras el prisionero.

Perdona y da como si fuese la última oportunidad. Ama como si no hubiese un mañana, y si el mañana llega, ama de nuevo.

A veces, Dios permite las tragedias. Él permite que la tierra se seque y que los tallos crezcan desnudos. Le permite a Satanás que desate el caos. Pero no permite que triunfe. Max Lucado

¿Quién no siente, y tal vez con mucha y bella razón, punzadas dolorosas en el corazón por algo injusto y doloroso? ¡Realmente creo que ninguno de nosotros!

Pero en todo este difícil tema habría mucho que decir; como vivirlo, como enfocarlo, y como lograr salir de estas situaciones que nos dañan a nosotros y a los demás.

Hoy me gustaría tratar un poquito con transparencia y amor este duro, pero no imposible, tema del perdón.

Hay multitud de razones para sentir clavada una espada dentro del alma, una niñez dura, la traición de alguien a quien has querido con todo tu corazón, una difamación, un juicio totalmente injusto…. se me ocurren miles de razones reales que nos han hecho demasiado daño y, como consecuencia, vivir en dolor perpetuo, dañándonos a nosotros mismos continuamente, y haciendo que los que nos observan, sin comprender nada, piensen cualquier cosa de nosotros mismos agravando todavía más toda nuestra problemática, entonces todo se convierte en una especie de pescadilla que se muerde la cola, y para algunos no termina jamás.

Alguien dijo una verdad muy grande, que si no aprendemos a perdonar, tal vez seamos nosotros mismos los que paguemos el precio más alto.

Con esto no quiero decir que no tengamos razón en la mayoría de las ocasiones, pero vamos a generar, si somos capaces de perdonar cualquier ofensa por muy alta que sea, mucho bien para nosotros: paz, gozo, esperanza y un bien infinito a todos los niveles.

Esto no quiere decir que una relación tóxica y tragar con todo sea la solución; pero el poder llegar a perdonar y hacer todo lo posible por restaurar relaciones que nos han hecho mucho daño, siempre redundará en bendición y bien para nosotros mismos, y por mucho que nos cueste, la obediencia a Dios, resultará en la más preciosa bendición; porque donde nosotros no seamos capaces, Dios sí lo es.

Puede ser definido el perdón como la difícil decisión firme de conseguir dejar atrás todo lo negativo, y de manera especial el rencor; y por mucho que me cueste escribir esto, los escondidos sin pretenderlo deseos de venganza que pueda albergar el secreto de nuestro corazón.

En todo el tiempo en el que no nos pudimos reunir físicamente, las mujeres de nuestra iglesia teníamos que ir inevitablemente a reuniones a través de Zoom; dejamos lo que estábamos realizando habitualmente y como todo el mundo creamos grupo de WhatsApp y la reunión semanal fue titulada “Salmos en tiempos de pandemia”.

Además de conseguir reunirnos un grupo mucho más numeroso, algo tan socorrido como los Salmos, ha sido de gran bendición.

Y una y otra vez, una y otra vez, podíamos ver a un David ya ungido, y cuando no había ninguna culpa por su parte, recibir la persecución y toda clase de daños por parte de Saúl en su gran mayoría, y hasta lo doloroso que fue todo el tema de su hijo Absalón.

Pudimos ver algo recurrente en un hombre conforme al corazón de Dios: una y otra vez ni decía nada malo ni algo parecido. Callaba y llevaba el tema a su Señor, y él siempre se encargaba de su siervo, ¡Por supuesto que era realmente un hombre conforme al corazón de Dios!

Permitid que recoja algunos beneficios psicológicos que genera el conseguir perdonar:

- Relaciones más sanas

- Mejor autoestima

- Mejor salud mental

- Menos ansiedad, estrés, y hostilidad

- Presión arterial más baja

- Menos síntomas de depresión

- Un sistema inmunitario más fuerte

- Mejor salud cardíaca

Ser muy herido, de modo especial por personas a las que realmente quieres de verdad y a las que no les has hecho ningún daño, o tal vez, todo lo contrario... duele más que mucho, y sin darnos cuenta entramos en un bucle del que nos cuesta mucho salir; y lo más triste, es que llegamos a caer en amargura, algo de lo que somos muy advertidos en la Escrituras…

“Mirad bien de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz de amargura, brotando, cause dificultades y por ella muchos sean contaminados”. Hebreos 12: 15.

 

Y HOY ME RINDO UNA VEZ MÁS

Y hoy me rindo en el silencio,

y hoy me rindo en el dolor,

y me rindo nuevamente

ante tu gracia y amor.

 

Porque nadie como tú,

Dios de misterio y de paz;

nadie que pueda curar mis heridas,

ni nadie más como tú, que las sepa acariciar.

 

Miro, y observo y miro mi mar;

y entre sus olas frías y en calma,

mi ser se postra ante ti, nada más.

Pueden venir las olas, pero mi alma está en paz.

 

Y miro a mi cielo oscuro,

y veo lluvia ¡no estrellas! Y soledad,

pero miro por encima,

y veo tu dulce faz.

 

Señor de la vida mía, de las estrellas y el mar,

de la mar en calma y olas, y de mi frágil bogar;

te amo dueño del alma ¡te amo Dios de bondad!

Qué aunque arremeta el viento, eres mi calma y solaz.

Y me retiro en silencio,

y me retiro en tu paz.

Dios de todo mi universo,

Y me rindo una vez más

Y me rindo de verdad, y perdono y pido perdón por cada vez que me haya equivocado; aunque fuera sin querer, y la mirada del Dios de paz y su amor incomparable, rompen mi alma en silencio; me abandono, y continuo mi ruta al cielo en perdón y en toda mi rendición.

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