Sueños

Soy feliz sirviéndole, y donde quiera que me guíe y mande, ¡le seguiré!

28 DE MAYO DE 2022 · 10:00

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Imagen de Javardh, Unsplash.

“El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños”. 

Eleanor Roosevelt

 

“El mundo necesita soñadores y necesita hacedores. Pero sobre todo necesita soñadores que lo hagan”.

S. B. Breathnach

Cuando tenía 16 años, el Señor tocó mi vida ya suya, de un modo más que poderoso, y nació muy dentro de mí el más ferviente deseo de entregarme por completo para servirle. Tenía un sueño muy anhelado que crecía de día en día en mi interior, después de haber terminado mis estudios universitarios y encaminados en ese sueño, prepararme para ir a lo más profundo del continente africano, donde todo es de precioso color chocolate, y quedarme allí para siempre sirviendo en misiones, en todo lo que el Señor me pidiera, de modo muy especial enseñando a esos preciosos niños de ojos negros y grandes y cabello delicioso lleno de rizos oscuros.

Seguía soñando y me seguía preparando, pero también le prometí al dueño de mi vida, que haría e iría a donde él quisiera; y aquí, en mi tierra, en mi ciudad, y en la iglesia que me vio nacer, sirvo hasta el día de hoy al lado de mi esposo.

Hace mucho que no le cuestiono casi nada al Señor, y aprendí muchas cosas por el camino andado… Que sus planes son perfectos, aunque no los comprenda; que mis rodillas tienen mucha más fuerza que mis brazos, y que me trae y me lleva por donde él quiere, siguiendo mi ruta al cielo dándolo todo y haciendo de todo, en palabras de la Escritura:

“Aunque soy libre respecto a todos, de todos me he hecho esclavo para ganar a tantos como sea posible. Entre los judíos me volví judío, a fin de ganarlos a ellos. Entre los que viven bajo la ley me volví como los que están sometidos a ella (aunque yo mismo no vivo bajo la ley), a fin de ganar a estos. Entre los que no tienen la ley me volví como los que están sin ley (aunque no estoy libre de la ley de Dios, sino comprometido con la ley de Cristo), a fin de ganar a los que están sin ley. Entre los débiles me hice débil, a fin de ganar a los débiles. Me hice todo para todos, a fin de salvar a algunos por todos los medios posibles. Todo esto lo hago por causa del evangelio, para participar de sus frutos”. (1ª Corintios 9: 19- 23)

Esta mañana leí a primera hora las noticias más recientes sobre la viruela del mono, entre otras muchos detalles importantes, decía que la población ya vacunada de la viruela normal, no tenía que vacunarse de nuevo cuando se consiguiera lo que se está intentando conseguir. Lo cierto es que respiré un tanto hondo y pensé, ¿y qué si mi viejo sueño se hubiese hecho realidad y me encontrase en estos momentos en medio de todo lo que está ocurriendo? En las próximas semanas tendré que hospedar a diferentes siervos de Dios, todo el tema de las Olimpiadas evangélicas que se retoman de nuevo este año… Tendré que proteger de modo muy especial a mi madre, es un factor de riesgo importante, pero lo haré todo del mejor modo que pueda confiando en mi Dios; aunque teniendo muy en cuenta la frase.

“Mantenga su fe en Dios, pero mantenga seca la pólvora”. (Oliver Cromwel)

Hace tiempo leí algo que me enterneció el corazón, se trataba de una madre que como cada madre que ama a Dios y quiere transmitirle su fe a sus hijos, solía orar y  charlar enseñando la Palabra con esmero y gracia a sus chiquitos; en una ocasión le dijo a su hija pequeña: “Si pudiera poner en fila a todas las niñas de cuatro años que hay en el mundo, te buscaría a ti, recorrería toda la fila y te elegiría para que fueras mi hija”. Aquellas  palabras siempre ponían una sonrisa en el rostro de la niña, sabía que era muy especial para su madre. Cuando recordé esto, mis ojos se llenaron de lágrimas, no pensando que soy más que cualquiera de mis hermanos; aunque sí sentir que soy especial para mi Señor, que no sé por qué razón me escogió para servirle…. ¡es precioso!

Y hoy mis pensamientos giran en torno a los sueños, ¿sueños míos, sueños del Señor, cambio de planes por la razón que fuera?… En estos momentos de mi vida, sigue muy dentro de mí aquel viejo sueño, pero soy feliz sirviéndole, y donde quiera que me guíe y mande, ¡le seguiré!

Os dejo un preciosa canción que hago muy mía cada vez que la escucho, es Julissa cantando Te prometo.

Yo te lo vuelvo a prometer, mi Señor, como tú quieras… ¡hasta el fin de mis días!

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Follas novas - Sueños