Nada sin Dios

Ni el más grande hombre o mujer en la historia de nuestro mundo, es capaz de absolutamente nada desconectado de Dios.

31 DE OCTUBRE DE 2020 · 12:00

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Foto de Zinko Hein en Unsplash.

Hace unos cuantos días recibí un mensaje del que entresaco un poquito, desconozco de quien es…

“Cuando DIOS quiso crear peces, le habló al mar.

Cuando DIOS quiso crear árboles, le habló a la tierra.

Pero cuando DIOS quiso crear al hombre, se volvió hacia SÍ  mismo.

Así que DIOS dijo, "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza"…………..

Si sacas un pez del agua, morirá; y cuando sacas un árbol del suelo, también muere.

Del mismo modo, cuando el hombre se desconecta de DIOS, muere.

DIOS es nuestro entorno natural. Fuimos creados para vivir en SU presencia.  Tenemos que estar conectados con Él porque solo en Él existe la vida.

Permanezcamos conectados con DIOS.

Recordamos que el agua sin peces sigue siendo agua, pero los peces sin agua no son nada.

El suelo sin el árbol sigue siendo suelo, pero el árbol sin suelo no es nada...

Dios sin el hombre sigue siendo Dios, pero el hombre sin DIOS no es nada….”

Cuando es mañana, mañana temprana gris y lluviosa en mi  tierra, viene a mi pensamiento de forma recurrente la preciosa y vieja canción de Marcos Vidal que os he dejado al principio; la he cantado unas cuantas, cuantas veces, y la he hecho mía cientos de veces... a  cualquier hora, podemos ver en los telediarios o en cualquier fuente de información, todo lo que estamos viviendo… el enfrentarnos a la segunda ola del virus que más ha diezmado nuestro mundo en este siglo y si seguimos así, camino llevamos a la del pasado; no sé cuando terminará esta pesadilla, pero si sé que el Señor regresa pronto; no sabemos lo que va a pasar con nuestra salud, nuestra economía, ¿nuestras navidades?, nuestros seres más queridos que están lejos... el panorama es desolador. Nunca puedo olvidar la estrofa de la preciosa canción... "Nuestra barca, hizo agua tantas veces en la noche, y si no se hundió jamás fue por tu mano, no por nuestra habilidad; sino por tu compasión, ¡aquí estamos! Sabedores de que sólo fue tu gracia y conscientes de que siempre habrá un mañana, en tu nombre y por la fe, ¡aquí estamos!

Permitid que vaya por un momento a la vida de Jacob, todo parte con Abraham, Isaac está en medio y su vida queda un tanto también en medio y en todos los sentidos, entre la de su padre y su hijo Jacob, más tarde Israel.

Jacob era el elegido, pero su madre... nunca he podido explicarme como pudo cambiar tanto desde que era la encantadora Rebeca, respuesta a la oración de Eliezer, en la mujer que terminó siendo. Hicieron las cosas demasiado mal; aun así, el Señor siguió adelante con lo prometido.

La vida de Jacob me parece apasionante, huye después de su argucia y mal, tiene su primer encuentro real con Dios en Betel y a partir de ahí su vida está llena de altos y bajos, engaños y respuesta a ellos, errores, aciertos... hasta llegar a Peniel, luchando con Dios hasta el amanecer. Cuando repaso punto por punto la vida de este hombre, entre otras muchas cosas me enseña que sin Dios, ni él ni el más grande hombre o mujer en la historia de nuestro mundo, es capaz de absolutamente nada desconectado de Dios.

Cuando todo va bien es relativamente fácil alejarse un tanto de Dios, pero cuando una prueba dura aprieta, es cuando nuestros ojos miran al Señor con una fuerza muy especial; es por eso que la canción de Marcos toca de un modo poderoso las fibras más profundas de mi alma en estos momentos; primero mira hacia atrás y reconoce todo lo vivido, nuestro Dios con nosotros desde las entrañas de nuestra madre y…. siempre nos ha sacado a flote; aunque algunos ya no están a nuestro lado y hemos superado muchas aguas junto a nuestro Dios; pero luego reconoce que siempre, siempre habrá un mañana ¡un mañana! Mañana que llegará en el Nombre sobre todo nombre y por nuestra fe en el Señor y sustentador de nuestras vidas.

Ha pasado con el Señor una queridísima amiga y hermana de siempre, no a causa de la pandemia, a causa de una de esas enfermedades “sumergidas” bajo ella por motivos sanitarios… sabía que se iba con su Señor, pero cada día hablaba de Él por cualquier medio, recordaba a su madre, vivencias, himnos que formaron parte de su vida, una vida sesgada antes de tiempo… y cuando en esta mañana un tanto triste medito en todas estas cosas, no tengo demasiadas ganas de cantar, pero vuelvo a hacer mías las palabras y el sentimiento de que pasen las aguas que hayan pasado, que pasan y que han de pasar, estoy demasiado segura de que mi barca llegará, sea del modo que sea, al puerto celestial; segura de que siempre habrá un mañana, segura de que no soy nada sin mi Señor, y puedo volver a decir…

¡Aquí estamos, en su Nombre y por la fe, aquí estamos!

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