Fructificando en la gestión empresarial (8): humildad

Esta cualidad es fundamental en un líder empresarial que enfrenta situaciones inesperadas, adversas o incluso de éxito.

07 DE MARZO DE 2023
09:10 CET
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Humildad, mansedumbre o templanza son cualidades que identifican a las personas mansas y que son moderadas en su acción, es decir, las personas que tienen control de sus emociones en cualquier situación que estén viviendo y, en el caso de los cristianos, que además buscan la voluntad de Dios por encima de la propia.

Esta cualidad o penúltimo elemento del fruto del Espíritu Santo en referencia a la gestión empresarial fructífera tiene que ver con la reacción que debería tener un líder empresarial frente a situaciones inesperadas, adversas o incluso de éxito.

Tenemos a Jesús como modelo de mansedumbre y humildad para inspirarnos en nuestra carrera profesional: “Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas” Mateo 11:29.

Todo buen líder empresarial aspira a tener éxito en su proyecto profesional y personal, para lo cual se esfuerza en hacer todo lo que esté en sus manos para lograrlo. Aunque la clave del éxito o de la prosperidad, según Salomón, está en nuestra actitud: “tras el orgullo viene el fracaso; tras la humildad, la prosperidad”. Proverbios 18:12 DHH94. ¡La humildad es la antesala del éxito!

Como dijo Ernest Hemingway: “El secreto de la sabiduría, del poder y del conocimiento es la humildad”.

Mahatma Gandhi lo dijo de otra forma: “Procura ser tan grande que todos quieran alcanzarte y tan humilde que todos quieran estar contigo”.

¡Cuán importante es la humildad en las relaciones personales como cristianos para que Dios pueda bendecir nuestro trabajo! como dice el Apóstol Pedro: “Revestíos de humildad hacia los demás, porque Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes”. 1 Pedro 5:5. Pero además es una característica imprescindible para lograr los objetivos que nos proponemos como empresa y como individuos, “Recompensa de la humildad y del temor del Señor son las riquezas, la honra y la vida” Proverbios 22:4. Jesús va más allá con las promesas: “Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra” Mateo 5:5.

La humildad no es un signo de debilidad. Todo lo contrario: es valentía y coraje

Alguien podría pensar que ser manso o humilde en la gestión empresarial es un signo de debilidad, pero es todo lo contrario. Es un signo de valentía, de coraje, porque ser humilde significa que somos trasparentes, que reconocemos nuestros errores, que tenemos en cuenta a nuestros colaboradores en las decisiones empresariales, que empatizamos, como lo describe Inés Diaz en la revista Forbes: “Con demasiada frecuencia, separamos nuestro negocio de nuestras vidas personales. Mientras que alguien puede ser amable, generoso y misericordioso en privado, a menudo se enfrenta a la presión de comportarse de manera diferente cuando ejecuta sus negocios. Pero no es bueno separar tus personajes personales y públicos: quien eres en privado es quien necesitas ser en público. Eso significa que los conceptos como la empatía pueden y deben abundar en el ámbito de los negocios. El líder humilde es capaz de ser empático con los que están a su cargo. Es decir, siempre debe tratar a la gente de la manera en que desea que le traten”.

Un líder empresarial debería reconocer que el poder que ostenta no proviene de sí mismo, sino de Dios. Es decir: no renuncia al poder, sino que lo pone bajo la autoridad del Padre, como lo menciona Peter Briscoe en uno de sus posts. ¿Qué tal gestionamos la mansedumbre, la humildad en nuestro desempeño empresarial? ¿Ejercemos la autoridad gracias a nuestro cargo o por nuestro comportamiento?

Como dijo Jesús, debemos aprender de él, de su ejemplo en mansedumbre y humildad, aunque para ello debemos pagar un precio, el yugo. Jesús nos invita a tomar su yugo, que, por cierto, nos dice que es fácil y ligera su carga, para que, en esa relación de comunión estrecha con él, el Espíritu Santo transforme nuestro carácter a su semejanza, tomando su ejemplo de vivir bajo el control del Padre. De la misma forma, un líder empresarial cristiano debe ser amansado para que Dios pueda manifestarse en su responsabilidad empresarial.

La mansedumbre, la humildad, son características que sobresalen en un líder empresarial con éxito.

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