El centro histórico de Murcia fue escenario el sábado 13 de diciembre del tercer festival navideño evangélico “Murcia, a una voz por la Navidad”, una iniciativa organizada por el Consejo Evangélico de Murcia (CEMU), la Fraternidad Pastoral (UNEV) y el Ayuntamiento de Murcia, con la colaboración de Pluralismo y Convivencia. El evento congregó a más de 2.000 personas en un acto público de alabanza, proclamación del Evangelio y unidad de las iglesias evangélicas.

Durante más de dos horas, la plaza Cardenal Belluga y las calles adyacentes a la Catedral se llenaron de música, teatro, danza y proclamación cristiana, captando la atención tanto de viandantes como de asistentes que acudieron expresamente para participar en la celebración.

Un mensaje claro: Cristo no es solo una tradición navideña

Uno de los momentos centrales del festival fue la intervención de David de Lago, presidente de Decisión España, quien animó a los presentes a no reducir la figura de Jesús a un símbolo estacional.

 

 

 

 

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“Saca a Jesús de una caja y ponlo en el centro de tu corazón”, exhortó, recordando que el Niño del belén no nació para ser guardado como una tradición, sino para vivir en el corazón de las personas.

El mensaje fue recibido con atención y respeto por el público, que respondió con aplausos y muestras de interés, reflejando la buena acogida del testimonio evangélico en un espacio público y abierto.

Música, góspel y teatro para anunciar el Evangelio en el corazón de Murcia

La alabanza y la música ocuparon un lugar destacado en la velada, con la participación del Coro Góspel de las Iglesias Evangélicas de Murcia, liderado por la cantante zaragozana Débora Romo, cuya dirección cercana, alegre y profesional conectó de forma especial con los asistentes.

Junto a la música, el programa incluyó representaciones teatrales a cargo de la compañía APR, así como intervenciones de los presentadores de la gala, que ayudaron a contextualizar el mensaje del Evangelio de forma clara, comprensible y accesible para todos los públicos.

La climatología respetó el evento tras una semana de incertidumbre

La celebración estuvo marcada por la preocupación meteorológica en los días previos. Benjamín Parra, pastor y productor del evento, explicó que las previsiones de lluvia acompañaron a la organización durante toda la semana.

“Decidimos seguir adelante confiando en Dios. Durante las dos horas del recital el cielo se mantuvo despejado, y fue justo al terminar de recoger el material cuando comenzaron a caer las primeras gotas. Para nosotros, fue un milagro”, señaló.

“Lo más importante fueron las decisiones por Cristo”

Para Carlos Peña, presidente del Consejo Evangélico de Murcia, el mayor impacto del festival fue espiritual. “Más allá de la música y la puesta en escena excelentes, lo más importante fueron las decisiones por Cristo y la gran acogida del mensaje. Lo vimos en los aplausos, en el interés de muchos viandantes y en las conversaciones posteriores”, afirmó.

Peña agradeció también desde el escenario la colaboración del Ayuntamiento de Murcia y de Pluralismo y Convivencia, y subrayó que la unidad del pueblo evangélico se traduce en un compromiso activo con la sociedad. “Las iglesias evangélicas desarrollan programas de apoyo a familias, educación en valores, integración social, rehabilitación y reinserción, así como proyectos para la infancia y la juventud”, destacó.

Un clamor final por la paz y la bendición de la ciudad

La velada concluyó con una oración conjunta, en una imagen cargada de simbolismo: cerca de 2.000 personas tomadas de la mano elevaron un clamor unánime pidiendo paz y bendición para Murcia.

Desde la UNEV y el Consejo Evangélico de Murcia se ha expresado la voluntad de mantener este festival como una cita anual, constatando que cada edición supera a la anterior tanto en participación como en impacto social y espiritual.

El mensaje final que resonó en el corazón de la ciudad fue claro: Jesús no nació para ser guardado en una caja, sino para vivir en los corazones.

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