La Escuela Evangélica de Teología (EET) presenta un nuevo programa de estudios superiores que se pondrá en marcha con el inicio del nuevo curso, el próximo 30 de septiembre. Se trata de una propuesta formativa que ha sido diseñado siguiendo las directrices de la red evangélica europea de acreditación (ECTE, por sus siglas en inglés) y que busca ofrecer una formación adaptada a los desafíos del contexto actual.

“En el intenso proceso de renovación por el que hemos pasado estos tres últimos años como Escuela Evangélica de Teológica, seguimos pensando que la educación teológica es relevante y urgente porque nos prepara para ser mejores discípulos de Jesús”, explica la decana académica de la EET, Edith Vilamajó. “Todos nuestros esfuerzos quieren responder a las inquietudes para la formación de 'ministros piadosos'”, agrega.

El nuevo plan de estudios cuenta con 180 créditos en asignaturas que se dividen en diferentes áreas temáticas, como Biblia, Doctrina, Ministerio y Contexto. También cuenta con espacio para prácticas ministeriales y formaciones complementarias. “Hoy en día nadie pondría en cuestión la importancia de la formación para el buen ejercicio de cualquier profesión, tanto académica como profesional. Esto quizás no nos sorprende, pero quizás sí nos sorprenda saber que cuando nos referimos a la formación teológica, ¡la cosa es distinta!”, dice Vilamajó.

El curso sigue dividiéndose en tres grandes trimestres que abarcan el otoño, el invierno y la primavera. El plazo de matrículas para estudiantes en curso es hasta el 23 de septiembre. 

Una propuesta distinta

El nuevo plan de estudios comienza con asignatura como ‘Islam: dialoga con musulmanes’ o ‘Ética contemporánea’. Desde la EET remarcan que el nuevo programa es “una propuesta que se distingue de una formación teológica clásica y en línea”. 

De entrada, dice Vilamajó, por “un compromiso a la formación integral, que abarca no solamente la preparación académica sino la evaluación del crecimiento espiritual y de la transformación de carácter”. Pero también por situarse en “una colaboración estrecha con la iglesia local, y otras entidades ministeriales, a través de mentores que acompañan al estudiante, así como una inversión elevada en número de horas de prácticas ministeriales”.

Otro aspecto que destacan del nuevo plan de estudios es que responde a “una contextualización profunda de asignaturas ancladas en la Palabra de Dios pero que responden a los desafíos contemporáneos del mundo en el que vivimos para impactarlo de forma relevante”, así como busca “un énfasis en el proceso de aprendizaje que apunta a la transformación y no meramente a la acumulación y saturación de información”. 

El nuevo diseño, añade Vilamajó, es “un reconocimiento de la realidad de que muchos de los creyentes que sirven en nuestras iglesias son bivocacionales y necesitan una propuesta flexible que se adapte a cualquier situación laboral y ministerial”.