“Estar expectantes ante la segunda venida del Señor Jesús es algo que nos da otra perspectiva de la vida”

Federación de Iglesias de Dios España y Federación de Iglesias Betania España han organizado la segunda edición del congreso ‘Hasta que Él venga’, que se celebrará a finales de abril.

Jonatán Soriano

BARCELONA · 28 DE MARZO DE 2024 · 12:16

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Imagen de una de las plenarias del primer congreso, celebrado en 2022. / HQÉLV.

Dos años después de una primera edición que sorprendió a muchos para bien, reuniendo a más de 1.000 personas, Federación de Iglesias de Dios en España (FIDE) y Federación de Iglesias Betania España (FIBE) vuelven a organizar el congreso ‘Hasta que Él venga’, que se celebrará los próximos 26, 27 y 28 de abril en Reus (Tarragona). 

Para esta segunda edición, los oradores principales serán Mariano Sennewald, del Instituto MiSión, Marcos Brunet, pastor de la Iglesia Toma tu lugar, y Benjamín Núñez, miembro del equipo de liderazgo de la Casa Internacional de Oración. El programa también cuenta con la participación de Itiel Arroyo, Jaume Torrado (responsable de FIDE) y Julio Pérez (responsable de FIBE), además de otros músicos que tendrán un tiempo especial en una noche de adoración. 

Otra de las novedades para este año es un pre-congreso que tendrá lugar el 25 de abril y que está orientado a pastores y líderes. “Se trata de un tiempo especial para los pastores y los equipos de liderazgo, algo más íntimo con ellos y de forma directa”, explica Jaume Torrado.

“Estar expectantes ante la segunda venida del Señor Jesús es algo que nos da otra perspectiva de la vida”

Cartel con los ponentes invitados al congreso.

Entrevista con Julio Pérez y Jaume Torrado

Pregunta: Antes de pasar a hablar de la segunda edición de ‘Hasta que Él venga’, ¿cuál es vuestra valoración y las conclusiones que extraéis del primer congreso que tuvo lugar hace dos años?

Jaume Torrado: Creo que lo que recuerdo principalmente es que ha sido una de las actividades y experiencias más impactantes que he vivido. Y lo digo no solamente por lo que representó el congreso en sí, en la cantidad de personas que participaron, sino por el hecho de que era la primera vez que dos denominaciones distintas se unían específicamente para organizar algo que se había iniciado desde la vertiente de una convención a nivel regional y nacional de cada una de ellas, y que comenzaba con la idea sobre todo de aprovechar recursos y compartir una visión común, para luego convertirse en algo guiado por el Señor en una respuesta clara. 

Lo que vivimos en aquel congreso fue muy especial. La presencia del Señor fue muy real. Las personas que asistieron vivieron un impacto concreto. Fue extraordinario ver cómo el Señor fue orquestando todo para que algo que comenzaba desde la idea de compartir y aprovechar recursos en común, se convirtiera en algo mucho más grande.

Nos impresionó mucho el hecho de que algo que nacía de la amistad que nos une desde hace años, como compartir inquietudes personales, después se convertía en una evidencia de que Dios estaba hablando con buena parte del cuerpo de Cristo en su conjunto. En realidad mucha gente comparte esas inquietudes acerca de cómo vivir este tiempo, y eso hizo que todo esto tomase forma y comprendiéramos la responsabilidad de llevarlo más allá de nuestras familias denominacionales. 

Julio Pérez: Nos pusimos de acuerdo con muy poco tiempo. Queríamos que fuese algo abierto a todo el mundo y lo dimos a conocer a hermanos de otras procedencias denominacionales. Nos dimos cita y convocamos a 1.100 personas en el congreso, tanto pastores y líderes como el resto de creyentes, lo cual también nos sorprendió. Tuvimos como invitado al pastor Mariano Sennewald, que es el director del Instituto MiSion y es muy reconocido en Latinoamérica. Él vuelve a estar con nosotros en la segunda edición de este congreso. Sus mensajes en el evento del año pasado fueron excelentes y acabó hablando de la iglesia integral y de la funcionalidad de los cinco ministerios de Efesios 4:11. 

A nivel espiritual fue todo muy renovador. Los tiempos de alabanza fueron de bendición y contamos con grupos muy experimentados, entre ellos Sal150. Todo ello marcó una pauta muy poderosa y, a partir de ahí, evaluamos la posibilidad de realizar una nueva convocatoria para este año, lo cual ya es una realidad.

 

P: ¿Cuál es el propósito de hacer otro congreso evangélico? ¿Qué es lo que distingue a ‘Hasta que Él venga’?

J. P.: Es inusual que dos denominaciones en particular como FIDE y FIBE nos pusiéramos de acuerdo para organizar un evento así teniendo nosotros dinámicas diferentes. Algo que no es fácil de conjuntar. La experiencia ha sido maravillosa y hemos disfrutado de una experiencia fraternal excelente. Sin duda, ha sido algo contrario a la idea que podemos tener todos, a veces, de formar un coto cerrado sobre lo nuestro. Y con esa misma disposición lo hemos abierto a todo el mundo.

J. T.: Algo que ha ayudado mucho es que se han generado una serie de vínculos espirituales, más allá incluso de la invitación. Entendemos que Dios está inquietando a muchos líderes y a muchas iglesias para prepararnos para esta hora que vamos a vivir y para entender los tiempos que se están desarrollando y cómo preparar a la iglesia para todo ello. Al hablar con los oradores a los que hemos invitado, como Mariano Sennewald, Benjamín Núñez o Marcos Brunet, tenemos la sensación de que Dios está poniendo este sentir general en todos, incluso en ellos. Ha sido complejo organizarlo todo pero es como si las piezas que forman parte de este congreso encajasen con sencillez.

 

P: ¿Cuál es la visión tras todo este movimiento?

J. P.: Tiene dos claves fundamentales. Una es desarrollar una verdadera cultura de intimidad y de relación personal con Dios. Esto va más allá del tópico que se repite constantemente acerca de la comunión con Dios. Pasa como con la oración, que muchos reconocen la necesidad de orar, pero luego orar se ora poco. Se trata de desarrollar la cultura de una relación personal con nuestro buen Dios y aprender a vivir en su presencia en medio de los trajines de la vida. Eso es algo que los oradores invitados imparten muy bien.

La segunda clave es en el tema de los últimos tiempos y el tratamiento hasta que Él venga. El tema es estar expectantes ante la segunda venida del Señor Jesús. Y esto, sin ningún tipo de alarmismo ni sensacionalismo, pero sí con la intención de vivir todos los aspectos de la vida cristiana a la luz del regreso de Cristo. Esto es algo que nos da otra perspectiva de la vida. Quizás yo no llego a ver el regreso de Cristo, pero es muy probable que mis hijos o mis nietos sí lo alcance a ver, porque las cosas en general indican la cercanía de su retorno. Se trata de vivir eso y ser intencionales y disfrutarlo, en lugar de estar constantemente con miedo y penuria. Como dice el apóstol Juan al hablar de la segunda venida del Señor en su primera carta, la esperanza del regreso de Cristo es algo que nos purifica.

J. T.: Una de las pretensiones que tenemos con toda esta idea de generar un movimiento es la idea de que Dios está despertando a la iglesia a una cultura: una cultura de iglesia de los últimos tiempos. Una iglesia que se prepara para ser la iglesia gloriosa. Una iglesia que es sobria, y esto no quiere decir que se enajena de su entorno social, sino que es sobria y seria en su espiritualidad, entendiendo que los tiempos no son fáciles pero que la iglesia que ha formado el Señor asegurando que las puertas del infierno no la resistirán no es una iglesia que se prepara para el final escondida y camuflada en locales, esperando que venga una abducción, sino que es una iglesia que va a vivir gloriosa. Entendemos que la iglesia debe desarrollar esa cultura, y esto tiene que ver con un avivamiento. Promovemos un avivamiento y un despertar espiritual que se inicie en el corazón de la iglesia, y para ello es necesaria una cultura familiarizada con la Escritura. Cómo nos dice la Biblia que es la iglesia que vive el fin de los tiempos. Entendemos que Dios nos ha dado el beneficio de poder ser portavoces de esto y llamar a otros a sumarse a ello y sentarnos a la mesa juntos.

 

P: ¿Qué incluye el programa de esta segunda edición del congreso?

J. P.: De los tres ponentes, quizás el más conocido es Marcos Brunet porque canta y es el promotor de lo que él llama como canto espontáneo, aunque también hace composiciones regladas. Con el paso de los años, he visto una madurez en su predicación y su entendimiento en la Palabra de Dios. Yo los catalogaría a los tres (Brunet, Senneweald y Núñez) como tres ‘avivamentistas’. 

Sennewald dirige al Instituto MiSion en Montegrande (Buenos Aires), y tienen un total de 3.000 estudiantes, mil de ellos a nivel presencial. Él ha despertado un gran interés entre el pastorado continental, sobre todo en Latinoamérica. Es un hombre con una palabra muy madura y espiritualmente muy ferviente. 

Y Benjamín Núñez me parece un auténtico maestro de la Palabra, además de buen predicador. Sorprende su planteamiento bíblico de la vida espiritual. Él ha estado vinculado durante años a la Casa de Oración Internacional de Kansas City. Además de ellos, también asistirán al congreso algunos de los músicos que les acompañan, que son realmente buenos. 

J. T.: Aparte de los oradores, pienso que, para mucha gente, este congreso va a ofrecer respuestas a muchas de las inquietudes que tenemos. En la primera edición, una de las cosas que para mí fue reveladora es el hecho de comprender que Dios tiene respuestas a esas inquietudes. Y no son respuestas extrañas, sino una mayor profundidad en el entendimiento de aspectos que estamos viendo a la luz de algo tan profundo como es la Escritura. Creo que esto va a ser algo muy clave para muchas personas en esta segunda edición del congreso. 

Otra cosa que esperamos es que realmente podamos vivir una presencia de Dios que no deje a nadie sin igual. Esto fue algo común para todos en la primera edición del congreso, y fue maravilloso. Salimos con el corazón ardiendo y hambrientos por seguir y continuar. En este sentido, el programa prevé llevar todo esto a una noche de adoración dirigida por Marcos Brunet y en la que van a haber varias sorpresas que se irán conociendo poco a poco. Queremos convocarnos para adorar a Dios. 

 

P: Además, también habéis organizado un pre-congreso.

J. T.: Exacto. Se trata de un tiempo especial para los pastores y los equipos de liderazgo. Algo más íntimo con ellos y de forma directa. No solo conferencias, sino un tiempo para poder compartir, preguntar, ministrarnos, orar unos por otros, etc. Queríamos tener este tiempo más cercano antes de que el congreso se haga grande y sea más difícil tener cercanía con los oradores.

 

P: ¿Cuáles son las expectativas para esta segunda edición?

J. P.: No queremos promover ninguna teología determinada. La visión de fondo es que estemos todos expectantes de que esta esperanza en Él es ya nuestra experiencia en estos últimos años, y es renovadora y nos ha bendecido mucho. Queremos que la gente pueda disfrutar todo esto. La expectativa es que sea un despertar espiritual para muchos.

J. T.: Coincido con todo lo que ha dicho Julio. Mi expectativa es que contemos con el respaldo de Dios y que esto realmente sea una respuesta para muchos y podamos ser instrumentos para lo que Dios está queriendo hacer en nuestro país. 

 

 

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