Eva Díaz, Premio Unamuno´08 por rescatar la memoria histórica protestante

La conocida escritora y periodista sevillana Eva Díaz Pérez, ha sido la escogida por la revista española Protestante Digital para recibir el Premio anual “Unamuno, amigo de los protestantes”. Ha tenido un peso decisivo a la hora de otorgarle el Premio su importante contribución a la recuperación de la “memoria histórica protestante”.

MADRID · 17 DE ENERO DE 2009 · 23:00

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El "Premio Unamuno, amigo de los protestantes" cada año otorga Protestante Digital a una personalidad o entidad que no forme parte del cristianismo evangélico y que haya contribuido de forma significativa a la integración y normalización social de los españoles de fe protestante. Protestante Digital es una revista española que depende de la Alianza Evangélica Española, entidad con más de 135 años de existencia, y que representa a nuestro país en las Alianzas Evangélicas Europea y Mundial (EEA y WEA respectivamente, por sus siglas en inglés). La EEA tiene representación en el Parlamento Europeo (representando a 10 millones de evangélicos en Europa), y la WEA está formada por 128 alianzas evangélicas nacionales que se distribuyen en 7 regiones y 104 organizaciones contando con miembros asociados. Su visión es fomentar la unidad cristiana, para proporcionar una identidad, una voz y una plataforma a cerca de 420 millones de cristianos evangélicos de todo el mundo. Además de su vinculación institucional, Protestante Digital, con casi 6 años de existencia, cuenta con el apoyo de otras importantes entidades evangélicas españolas (unas 20 en total), siendo una referencia del protestantismo en castellano en España y el mundo hispanoparlante (supera el millón mensual de páginas vistas), así como el rostro y la voz del protestantismo español en todo el mundo de habla inglesa con su sección semanal “Spain Today”. Dispone también de una sección en catalán. Protestante Digital engloba un amplio abanico de tendencias dentro del entorno evangélico español, con participación de destacados escritores y pensadores de Latinoamérica, incluyendo así un conjunto de posturas teológicas y sensibilidades sociales que conforman un mosaico de la diversidad protestante española con una gran nitidez y amplitud. El Premio quiere rescatar una "cultura del agradecimiento" frente a la línea habitual de trabajo en favor de la no discriminación, trato justo y reivindicación de derechos, que suelen copar las actividades de una minoría como la del protestantismo español (minoría cada vez más numerosa, también hay que decirlo). El Premio está apoyado por la Fundación Pluralismo y Convivencia, vinculada a la Dirección General de Relación con las Confesiones y el Ministerio de Justicia. EVA DÍAZ, PREMIO UNAMUNO 2008 Este es el tercer año que se otorga el Premio Unamuno, en esta ocasión como hemos dicho a la escritora y periodista sevillana Eva Díaz Pérez, que trabaja habitualmente en el diario El Mundo, en su redacción de Sevilla. Como cada año la plataforma protestante ha valorado aquellas personas o instituciones de la vida social y política española que, sin ser de confesión protestante, han tenido una trayectoria de trato justo y defensa de la libertad de conciencia y la convivencia en pluralidad del conjunto de los españoles, especialmente de los protestantes. En esta ocasión, Protestante Digital ha decidido conceder este premio a la persona de Eva Díaz, por una parte por su trato cercano, empático, y con una información acerca del protestantismo en su trabajo en la sección de Andalucía del diario El Mundo no sólo de forma habitual, sino objetiva y sin prejuicios de los acontecimientos relacionados con el protestantismo andaluz en especial. Pero lo que –junto a lo anterior- ha tenido un peso decisivo a la hora de otorgarle el Premio ha sido su importante contribución a la recuperación de la “memoria histórica protestante”. A raíz de conocer Eva Díaz, de manera casual, el inicio histórico de la Reforma en Sevilla durante el siglo XVI, dedicó tiempo y esfuerzo en investigar y rescatar la memoria de los reformadores protestantes españoles que formaron parte del surgir del protestantismo en la ciudad, uno de los principales “focos luteranos” españoles, junto a Valladolid. Muchos de los conversos a la fe protestante sufrieron la persecución y la muerte, y algunos sobrevivieron a las manos de la Inquisición española, como los monjes Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera, que fueron luego en el exilio los autores de una de las joyas literarias de la lengua española, la primera traducción al castellano de los originales de los textos bíblicos (las conocidas como Biblia del Oso y Biblia de Reina-Valera). El jurado del Premio (el Consejo de Redacción de Protestante Digital) entiende que alejado de odios, exigencia de perdones o el deseo de reabrir conflictos, España tiene una deuda histórica con el protestantismo español. Expresa Pedro Tarquis (director de la publicación) que “este énfasis no es para abrir o cerrar heridas, sino para reconocer que las hubo; ya que en el caso de los protestantes y la Inquisición española, se transita entre un `Alzheimer histórico´ y la `leyenda rosa´, que olvidan o niegan la realidad de una parte de nuestra historia. Y como dijo precisamente D. Miguel de Unamuno, `quien olvida la Historia, está condenado a repetirla”. “Memoria de cenizas” quedó finalista del Premio de Novela Fernando Lara, (Fundación Lara, 2005). Ahora, además, recibe el reconocimiento de una gran plataforma que pertenece y representa a la segunda confesión religiosa más numerosa en España. La entrega oficial del Premio está prevista que se haga a final de este mes de enero. Pueden escuchar aquí una entrevista de Esperanza Suárez a Pedro Tarquis, director de Protestante Digital, sobre la concesión a Eva Díaz del Premio Unamuno, amigo de los protestantes 2008 (audio, 7 Mb).
”MEMORIA DE CENIZAS” “Memoria de cenizas” nos habla de todo aquello que se silenció durante años. Sevilla y Valladolid fueron dos de los pocos lugares donde no sólo crecieron, sino que se pudieron ocultar transitoriamente quienes creyeron el Evangelio que anunciaba la Reforma y formaron parte de los primeros círculos protestantes, la mayoría nobles y eruditos. La historia de lo acontecido en la ciudad castellana fue relatado en forma de novela hace unos años por Miguel Delibes en “El hereje”. Por el contrario, lo acaecido en Sevilla, con epicentro en el Monasterio de San Isidoro del Campo de Santiponce, ha permanecido "silenciado por la historiografía oficial", además de virgen como territorio para la experiencia literaria. La novela de Eva Díaz no sólo no tiene nada que envidiar a “El hereje”, sino que, en muchos aspectos, la supera. Aunque lo cierto es que ambas novelas son distintas o –mejor– complementarias. Y es que mientras la obra de Delibes se puede definir como novela histórica, “Memoria de cenizas” es historia novelada; y mientras que la primera es la novela de un individuo, la segunda es una obra coral, en la que no hay un personaje que destaque por encima de los demás. En pleno siglo XVI, cuando media Europa se encontraba inmersa en luchas intestinas, un grupo de nobles, eruditos y monjes en la cosmopolita y enriquecida Sevilla adoptan una forma de pensar y vivir el cristianismo muy influida por los diferentes movimientos reformistas, que ya hacía algunos años habían cuajado en el centro del viejo continente. A pesar de las dificultades para entrar en contacto con hermanos en la “nueva” fe y para conseguir literatura reformista (sensacionalmente plasmado en el personaje de Julianillo), no fueron pocos los que se sumergieron de lleno en las refrescantes corrientes del protestantismo, muchos de los cuales eran influyentes personajes de la sociedad hispalense. Es el caso, por ejemplo, de Constantino Ponce de la Fuente, canónigo de la catedral de Sevilla y confesor de Carlos V. Ello hizo que el “brote luterano” fuese sorprendente, y aún más soprendente que quedase casi en el olvido, de ser “memoria de cenizas”. Si algo destaca especialmente en la novela (aparte de sus muchas virtudes literarias) es la preocupación por rescatar para la memoria colectiva lo que una vez quedó encerrado en las cárceles del olvido. Quizás la tortura más terrible que sufrieron aquellos que se atrevieron a pensar diferente fue, precisamente, ésa verse olvidados, y ahora rescatados en esta novela: Antonio del Corro, María de Bohórquez, el arriero y traficante de libros prohibidos Julianillo Hernández, el doctor Blanco, Cipriano de Valera, Casiodoro de Reina…, cada uno con sus propias luchas y temores, sus dudas y sus convicciones. La novela tiene, además de los personajes, otro protagonista destacado: la Biblia del Oso, primera traducción completa al castellano de las Sagradas Escrituras, que Casiodoro de Reina publicó en Basilea en 1569, pero que tuvo su germen años antes en las estancias del monasterio de San Isidoro del Campo, donde el grupo de monjes jerónimos que allí residía había asimilado “doctrinas heterodoxas”. Volviendo a “Memoria de cenizas” se destapa como una novela con ritmo, trepidante por momentos; una novela llena de olores y de sabores, pletórica de un lenguaje rico y de gusto renacentista, capaz de trasladarnos, casi sin darnos cuenta, al bullicio de la ciudad bañada por el río Betis, allá por el mil quinientos; a sus fiestas del Corpus, sus barcos recién llegados del Nuevo Mundo repletos de oro y especias, sus autos de fe… Una ciudad de contrastes y contradicciones. Aunque la novela tiene abundantes dosis de ficción, lo cierto es que, en muchas ocasiones, la realidad supera a aquélla. Y éste es uno de esos casos. Mientras uno devora los párrafos, no puede dejar de pensar en cómo fueron los sufrimientos y las angustias de quienes quisieron ir contracorriente y no les fue permitido; y aunque se tengan delante líneas inspiradas e inspiradoras, la realidad tuvo que ser mucho más terrible, difícil de imaginar. Pero es de agradecer que la novela relate en buena medida los crueles castigos que infligía aquella llamada “Santa” Inquisición (como también se agradece que no se obvie que en la Europa reformada se cometían crímenes similares; aunque ésa es otra historia…). Para no volver a olvidar… Lo que Memoria de cenizas nos ilustra es una historia de intolerancia e intolerantes. EVA DÍAZ PÉREZ Nació en Sevilla en 1971. Licenciada en Ciencias de la Información. Finalista del Premio Nadal 2008 con "El Club de la Memoria" (Destino). Finalista del Premio de Novela Fernando Lara con "Memoria de cenizas", (Fundación Lara, 2005). En 2006 publica la novela "Hijos del Mediodía" (Fundación Lara) Premio de Narrativa El Público de Canal Sur. Autora del ensayo "La Andalucía del exilio" (2008) y del libro satírico "El polvo del camino. El libro maldito del Rocío" (2001) y coautora de la biografía "Salvador Távora. El sentimiento trágico de Andalucía" (Fundación Lara, 2005). Columnista de opinión en El Mundo, redactora especializada en temas de cultura y crítica teatral en el mismo diario. Premio de Periodismo Universidad de Sevilla 2008. Premio de Periodismo Ciudad de Huelva (1997), Accésit del Premio de Periodismo Joven Manuel Alcántara (1998). Finalista del Premio de Periodismo Cultural Francisco Valdés de Periodismo Cultural (2003 y 2004). Colabora en "Mercurio", "Sibila", "Andalucía en la Historia" o "Los papeles Mojados de Río Seco". Escribe su próxima novela y prepara una guía literaria sobre Sevilla. Si quieren conocer más de Eva Díaz, tiene su propio blog en: www.evadiazperez.blogspot.com LOS “PREMIOS UNAMUNO” EN AÑOS ANTERIORES El primer año (2006), el premio se le concedió a la exdiputada socialista Henar Corbi, entonces asesora de la Dirección General de Asuntos Religiosos, dependiente del Ministerio de Justicia. El año siguiente (2007) el premio fue concedido al periódico El País, por su lucha en la defensa de la libertad e igualdad de presencia de las confesiones minoritarias, entre ellas la protestante, en la sociedad y en el debate público en sus secciones de Sociedad y Madrid, así como por la figura del Defensor del Lector. ¿POR QUÉ EL NOMBRE DE UNAMUNO PARA ESTE PREMIO? Precisamente la Alianza Evangélica Española, con más de 135 años de existencia, fue una entidad con la que D. Miguel de Unamuno tuvo una continuada relación en su tiempo. Esta relación no es una casualidad. Unamuno, en su inquietud intelectual y espiritual contactó por carta y en persona con varios de los líderes protestantes de su tiempo, llegando a estudiar el danés para leer al filósofo y pastor protestante Kierkegard. Pero el hecho más relevante ocurrió el 12 de Octubre de 1936, en el acto de inauguración del curso académico, cuando se produjo su célebre enfrentamiento con el general Millán Astray. En este conocido acontecimiento influye de manera especial la figura de Atilano Coco, pastor de la IERE (Iglesia Española Reformada Episcopal, Comunión anglicana) que fue fusilado por las fuerzas de Franco junto con el alcalde de la ciudad y dos concejales en 1936, al comienzo de la Guerra Civil. El delito de Coco, íntimo amigo de Miguel de Unamuno quien luchó por salvarle la vida, fue pertenecer a una iglesia protestante y, por tanto, enemiga del régimen; además de ser masón. El fuerte discurso de Unamuno en la inauguración del curso académico –en el que habló de que “vencer no es convencer”, con los gritos de Astray de “abajo los intelectuales, viva la muerte”- estaba garabateado en el sobre de la carta que le acaba de entregar la esposa de Atilano Coco, en la que le anuncia la negativa de Franco de perdonar a su esposo a pesar de la intercesión de Unamuno. MULTIMEDIA Pueden escuchar aquí una entrevista de Esperanza Suárez a Pedro Tarquis, director de Protestante Digital, sobre la concesión a Eva Díaz del Premio Unamuno, amigo de los protestantes 2008 (audio, 7 Mb).

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