Un diácono que funciona con electricidad
Muchas iglesias disponen de conexión a Internet. Durante más del 95% del tiempo, esa conexión está desaprovechada. Con un NAS, podemos sacarle más partido mientras obtenemos servicios muy útiles para diferentes ministerios.
03 DE OCTUBRE DE 2021 · 20:00
Hace muchos años, creamos una empresa de servicios de Internet y le pusimos como nombre Diákonos. Luego, el proyecto ministerial que sirve de paraguas para varias actividades heredó ese nombre.
El juego de palabras era sencillo. Diákonos, en griego, es un siervo o servidor; y nosotros ofrecíamos servicios a través de servidores de Internet para servir a las iglesias.
Por eso, acudiendo al significado de «servidor», hoy podemos disponer de un «diácono que funciona con electricidad», es decir, un servidor de Internet que podemos tener en nuestra propia iglesia para diferentes usos y con un coste muy reducido.
Para empezar, muchos lectores se preguntarán acerca de la utilidad de un servidor de Internet. ¿Para qué sirve? Pues para muchas cosas, pero vamos a enumerar aquí algunas de las más interesantes para las iglesias locales de hoy en día:
1. Tener archivos disponibles para compartir de manera permanente para todos los miembros de un ministerio, de toda la iglesia o incluso hacerlos públicos.
2. Tener una página web, e-mails, etc., con un dominio propio de la iglesia sin pagar un servicio de hospedaje externo.
3. Crear un servicio de nube propio de la iglesia que se pueda acceder y sincronizar desde ordenadores, móviles, tablets, etcétera.
4. Generar álbumes de fotos, música y/o vídeo para que puedan acceder los ministerios, todos los miembros o incluso de manera pública (media center).
5. Crear copias de seguridad de los ordenadores usados en la iglesia.
6. Trabajar en documentos de forma colaborativa.
7. Video-vigilancia.
Estas son solo algunas de las cosas que se pueden hacer con un NAS. En realidad, si resumimos un poco, podemos definir un NAS (o un servidor) de manera muy escueta (e incluso imprecisa pero comprensible) como un disco duro conectado a Internet a cuyo contenido se puede acceder desde cualquier lugar.
Sistemas de almacenamiento como Google Drive, iCloud o Microsoft Drive son, en realidad, servidores de Internet. Nuestras páginas web, nuestros e-mails, todos ellos están alojados (u hospedados) en servidores de Internet. Un NAS realiza esas funciones, pero de manera más sencilla y en nuestras instalaciones (puede ser en nuestra casa o, como venimos diciendo en este artículo, en el local de la iglesia).
Se puede tener un NAS por poco más de 100,00 € (como el modelo Synology DS120j). En nuestro entorno, disponemos de varios NAS de la marca Synology, porque tienen una relación calidad/precio excelente y su software es muy sencillo de aprender.
Dentro del NAS, se inserta un disco duro interno de la capacidad que nos interese. Ese disco ocupa un espacio al que denominamos «bahía».
A la hora de adquirir un NAS, hay algunas cuestiones a tener en cuenta. La primera es que, por un precio un poco mayor, vale la pena adquirir un modelo con dos bahías. De esa forma, nuestro NAS dispone de dos discos. Lo normal es que se escoja un nivel de RAID 1. Esto significa que los dos discos duros están, en realidad, duplicados entre sí. De esa forma, si un disco falla o se estropea, el sistema utiliza el otro de manera inmediata y sin que haya ninguna interrupción. Es decir, de los dos discos, uno es una copia de seguridad del otro, por así decirlo. Esta opción permite, además, que, si más adelante queremos sustituir un disco, podamos hacerlo de manera muy sencilla. Solo necesitamos extraer uno de los que estén en el NAS, sustituirlo por el disco nuevo, y el propio sistema se encargará de transferir la información de uno a otro. Los servidores NAS de dos bahías se pueden encontrar por precios que rondan los 180,00 €–200,00 €. Una opción excelente es el Synology DS218j.
En muchos casos, para estos servidores usamos discos duros internos que «sobran» cuando las personas amplían sus ordenadores instalando un disco de mayor capacidad, y pueden prescindir del disco antiguo. Por supuesto, lo ideal es adquirir discos duros adecuados para este tipo de servidores, ya que serán más seguros y permitirán darles un mayor uso. Pero, en muchos casos, la opción de «reciclar» discos duros que sobren es una forma económica de comenzar. Para el tipo de uso que se le da a un NAS, no es necesario disponer de discos de mucha capacidad. En muchas ocasiones, con discos de capacidades entre 250 y 500 GB es más que suficiente para empezar.
Pero, incluso si quisiéramos comprarlos, se pueden encontrar discos duros nuevos con capacidades como las que citamos y por precios que rondan los 30,00 € cada uno. Y, por poco más, podemos adquirir discos de 1 TB por precios que rondan los 40,00 €.
Es decir, si quisiéramos comenzar con un servidor NAS sencillo, un solo disco de una capacidad de 1 TB, por ejemplo, podríamos adquirirlo todo, nuevo, por aproximadamente 150,00 €. En el caso de querer hacer lo mismo pero con dos discos, tal y como hemos explicado, el presupuesto ascendería a los 250,00€–270,00 €, aunque es un incremento que realmente recomendamos.
En próximos artículos, daremos algunos detalles más sobre cómo utilizar y sacarle buen partido a un NAS para cuestiones que pueden resultar muy prácticas en una iglesia local.
(Algunas de las informaciones de este magacine, así como materiales de apoyo y otras herramientas, están disponibles en www.diakonos.es. Para más información, pueden entrar en contacto con [email protected].)
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