Jezabel

Jezabel es la Herodias del Antiguo Testamento.

15 DE ABRIL DE 2020 · 09:30

Jezabel siendo ejecutada por Jehu, un cuadro de Andrea Celesti. / Wikimedia Commons,
Jezabel siendo ejecutada por Jehu, un cuadro de Andrea Celesti. / Wikimedia Commons

En la historia bíblica Jezabel destaca por su odio contra Jehová, sus profetas y sus instituciones. Era mujer inteligente y ambiciosa. A pesar de ser fenicia e idolatra estaba casada con Acab, séptimo rey de Israel.

Contra la mujer se han escrito los más bellos halagos y las más crueles injurias. Una de ellas, Concepción Arenal, dijo: “La mujer impone su voluntad suplicando, triunfa de rodillas”. El canario Pérez Galdós, a quien se le atribuye varias amantes, llegó a decir que si uno no tuviera que nacer de ella, la mujer debería ser suprimida. El novelista francés Guy de Maupassant escribió que la mujer es una prestidigitadora sutil a la que le atrae el placer de engañar. Fue el dramaturgo español Jacinto Benavente quien se acercó a la figura de la mujer casada, como Jezabel, de la que dijo el marido que lo había convertido de hombre en bestia.

Jezabel es la Herodias del Antiguo Testamento. A través de la hija, esta mujer igualmente cruel pidió a Herodes que cortará la cabeza a Juan el Bautista.

Jezabel no era judía, era fenicia, hija del rey de Tiro y Sidón. Tampoco practicaba el culto a Jehová. Adoraba a Baal, uno de los dioses paganos que abundaban en Siria y Palestina, considerado esencialmente como una divinidad natural. La adoración a Baal iba acompañada de ritos lascivos. Según la Biblia, en ocasiones sus adoradores saltaban en torno al altar y se sangraban con cuchillos Y con lancetas hasta chorrear la sangre sobre ellos (1º de Reyes 18: 26-28).

Acab era entonces rey de Israel. Sucedió en el trono a su padre Omri. Reino durante 22 años. La Biblia no dice donde se conocieron Acab y Jezabel, qué circunstancias determinaron la boda. Sólo tenemos este apunte: “Acab tomó por mujer a Jezabel, hija de Et-baal rey de los sidonios, y fue y sirvió a Baal, y lo adoró”.

¿Pasó Acab del culto a Jehová al culto a Baal antes o después de contraer matrimonio? Acab era un hombre débil, Jezabel una mujer fuerte, que ejercía gran influencia sobre él. Una influencia malévola, que la Escritura define en este texto: “Ninguno fue como Acab, que se vendió para hacer lo malo ante los ojos de Jehová; porque Jezabel su mujer lo incitaba”. A tal extremo llegó el dominio de esta mujer sobre el marido, que lo convirtió en un ser perverso a los ojos de Dios. Dice la Escritura: “Acab, hijo de Omri hizo lo malo ante los ojos de Jehová, más que todos los que reinaron antes de él”.

Entre los sucesos malvados que Jezabel protagonizó en el curso de su matrimonio con Acab sobresalen dos: la amenaza a Elías por la matanza de sacerdotes de Baal y el asesinato de Nabot a causa de un terreno de una viña.

Acab se encuentra con el profeta Elías y lo acusa de alborotar a Israel. Elías responde que Israel está alborotado por causa de él, por haber dejado a Jehová para seguir a Baal. Acto seguido el profeta propone al rey un pacto: reunir en el monte Carmelo al mayor número posible de israelitas y a sacerdotes del culto a Baal, que llegaron a sumar 450. ¡Tan extendido estaba este culto en el Israel de entonces, merced a una gran propagadora del mismo, Jezabel!

Reunido el pueblo judío, Elías inicia su discurso con estas palabras: “¿Hasta cuando claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él”. 

A continuación propone una prueba, matar un buey, colocarlo sobre leña, invocar unos a Baal y otros a Jehová. El que respondiere con fuego y quemare la carne del buey, ese será tenido por verdadero Dios. Todo el pueblo allí congregado aplaudió la propuesta de Elías. El primer turno fue para los sacerdotes de Baal. Tomaron al buey que les fue dado, lo colocaron sobre la leña, cuidando los partidarios de Elías que no hubiera fuego debajo y comenzaron las invocaciones. “Invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: Baal respóndenos, pero no había voz ni quien respondiese”.

Un texto que yo no apruebo, me parece una falta de respeto y de tolerancia con las creencias ajenas, dice que Elías se dirigió a los sacerdotes de Baal diciéndoles: “Gritad en alta voz, porque dios es; quizá está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme y hay que despertarle”.

Llegado el turno de Elías, preparó la leña, cortó al buey en pedazos, lo puso sobre la leña y comenzó la oración invocando al Dios de Abraham. Entonces cayó fuego de Jehová y consumió el holocausto. Todo el pueblo se postró diciendo: ¡Jehová es el Dios!

Inmediatamente Elías ordenó una matanza que tampoco apruebo. Como un Torquemada de su época mandó degollar a los 450 sacerdotes de Baal.

El rey Acab puso a su mujer al corriente de lo que había hecho Elías. Entonces Jezabel envió al profeta hebreo este mensaje: “Así me hagan los dioses y aún me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como las de uno de ellos”.

La amenaza no es un castigo, sino intención de castigar. Aún así, “viendo el peligro se fue para salvar su vida”. Se enfrenta a 450 hombres y huye de una mujer. ¿Cómo sería esta mujer? Elías escapa al desierto y cae en la más profunda depresión que registra la Biblia.

El segundo episodio al que me referí tiene que ver con otra decisión asesina de Jezabel.

Ocurrió así: un hombre llamado Nabot tenía una viña cerca del palacio de Acab. El rey pidió que la cambiara por otra viña mejor o que se la vendiera. Nabot se negó. Aquella noche el rey se acostó sin comer. Jezabel le preguntó qué ocurría y el marido le contó la historia. Se había encaprichado de la viña y Nabot se negaba a cederla. Jezabel reaccionó con furia y con ironía ¿Tú eres el rey de Israel y te niega la viña? “Levántate y come, yo te daré la viña”. Y se la dio: Escribió cartas a los principales de la ciudad, falsificó la firma del rey, selló las cartas con el sello real y las envío. Las cartas decían que Nabot había blasfemado contra Dios y contra el rey. Aleccionó a dos hombres que atestiguaran en falso. Y añadía: “Sacadlo y apedreadlo hasta que muera”.

Así lo hicieron. Hubo una asamblea. Nabot estaba sentado entre los ancianos del pueblo. Los testigos de mentira dijeron a los reunidos: “Nabot ha blasfemado a Dios y al rey”. El tribunal, inclinado a Jezabel como parte acusatoria dictó sentencia. Sin más deliberación “lo llevaron fuera de la ciudad, lo apedrearon y murió”. Sigo en la Biblia: “Cuando Jezabel oyó que Nabot había sido apedreado y muerto, dijo a Acab: levántate y toma la viña… Acab se levantó para descender a la viña de Nabot, para tomar posesión de ella”. 

Quien mal vive mal termina. En una de sus muchas batallas, la última para él, Acab se disfrazó para no ser reconocido y se unió a los combatientes. Un hombre disparó su arco a la ventura e hirió al rey. Estuvo en su carro hasta el atardecer y murió. Lo llevaron a Samaria. Llevaron el carro a un estanque donde solían bañarse las prostitutas. “Los perros lamieron su sangre”. Dice la Biblia que al morir dejó 70 hijos de distintas mujeres.

La muerte de Jezabel no fue menos trágica. Muerto Acab le sucedió en el trono Jehú. Enterada Jezabel de que el nuevo rey se dirigía a su casa para hablar con ella, se pintó los ojos “Y se adornó la cabeza con ricos atavíos”. ¿Pensaba conquistarlo? Lo esperó asomada a una ventana. Pero en lugar de seducción hubo muerte. Por orden del nuevo rey tres eunucos subieron y la arrojaron por la ventana al pavimento. “Parte de su sangre salpicó en la pared y en los caballos… Cuando fueron a sepultarla no hallaron de ella más que la calavera, y los pies, y las palmas de las manos”. Sorprendido, el nuevo rey recordó la profecía de Elías: “En la heredad de Israel comerán los perros las carnes de Jezabel”. (2º de Reyes 9:36).

Así murió la malvada que a tantos quitó la vida.

En el mensaje que el Cristo dirige desde los cielos a la Iglesia de Tiatira, una de las siete en el Asia Menor, se menciona a otra mujer llamada Jezabel. Pero nada tiene que ver con la sangrienta esposa de Acab. La Jezabel de Apocalipsis pasaba por profetisa y probablemente pertenecía a la secta de los nicolaistas. Algunos comentaristas del apocalipsis, Como el profesor de Sagrada Escritura en la Universidad Pontificia Santo Tomás de Roma, José Salguero, cree que los términos “fornicación” y “adulterio”, que se mencionan en el mensaje de Cristo, “pueden aludir a la convivencia con la idolatría, pues en el Antiguo Testamento fornicación es sinónimo de idolatría”.

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