El amor en Cantar de los Cantares (1)

Ha inspirado la poesía amorosa de todas las generaciones y seguirá haciéndolo en tanto que el amor sea la columna vertebral del universo.

08 DE OCTUBRE DE 2014 · 18:06

Book of Love / Jonathan Thorne (Flickr CC BY-NC 2.0),Amor
Book of Love / Jonathan Thorne (Flickr CC BY-NC 2.0)

Entre los libros del Antiguo Testamento hay uno, de tan sólo cinco páginas, que constituye una gozosa sorpresa en las páginas de la Biblia. El tema, el estilo y la forma de este libro contrastan con los de los demás libros del Antiguo Testamento. Es el Cantar de los Cantares, escrito por el rey Salomón hace unos 3.000 años. El Cantar de los Cantares, el libro más literario de toda la literatura hebrea y bíblica, es el poema de amor por excelencia, el más bello poema de amor producido por la mente del hombre.

Los judíos de la antigüedad no consideraban el Cantar de los Cantares como libro inspirado. Los rabinos discutían si al leer el Cantar de los Cantares debían lavarse previamente las manos, como hacían al tocar los demás libros inspirados del Viejo Testamento, o prescindir de este rito. En el curso del primer siglo cristiano, el escriturista judío Rabí Akibá estudió minuciosamente el texto y demostró que era tan inspirado como los demás libros incluidos en el canon del Viejo Testamento. Su famosa frase «Todo el mundo no vale lo que vale el Cantar de los Cantares», dio lugar a una auténtica revolución en la interpretación de este maravilloso libro.

El título del libro, que figura en el primer versículo, dice literalmente: «Cantar de los cantares, el cual es de Salomón» (Cantares 1:1).

Otros textos del mismo libro hacen referencia a la dignidad real y al nombre de Salomón (véase capítulos 1:4; 3:7; 3:9; 3:11, etc.).

El autor del Cantar de los Cantares conocía a la perfección la naturaleza. En el curso de sus breves páginas se revela como un naturalista de extraordinaria sensibilidad. 

Esta característica identifica a Salomón, el hijo sabio del rey David. En otro lugar de la Biblia se dice de él:

Y Dios dio a Salomón sabiduría y prudencia muy grandes, y anchura de corazón como la arena que está a la orilla del mar. Era mayor la sabiduría de Salomón que la de todos los orientales, y que toda la sabiduría de los egipcios. Y compuso tres mil proverbios, y sus cantares fueron mil cinco. También disertó sobre los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que nace en la pared. Asimismo disertó sobre los animales, sobre las aves, sobre los reptiles y sobre los peces» (1º Reyes 4:29, 30, 32, 33).

 

Rey Salomón / Lawrence OP (Flickr CC BY-NC-ND 2.0)

El Cantar de los Cantares puede parecernos un libro enigmático. Pero al leerlo hemos de tener en cuenta que fue escrito hace 3.000 años, para un pueblo cuya mentalidad era muy distinta a la nuestra.

Actualmente puede entenderse como un insulto comparar a una mujer con una yegua. Pero cuando el novio dice a su amada: «A yegua de los carros de Faraón te he comparado, amiga mía» (Cantares 1:9), en realidad está ponderando sus cualidades femeninas. Las yeguas que tiraban de los carros del Faraón egipcio eran muy especiales, selectas, caminaban con trotes de distinción, eran yeguas sumamente atractivas. 

Por otro lado, el lenguaje del libro cuadra perfectamente con la mentalidad oriental de la época. Basta con ojear Las mil y una noches o el mismo Corán para comprender que los orientales son dados a expresiones crudas, rotundas. Lo que escandalizaría a un occidental es perfectamente natural para un oriental.

Al sentido natural del Cantar de los Cantares se han dado varias interpretaciones. En este trabajo prescindimos de un análisis crítico, porque nuestra intención aquí es puramente cordial, amorosa.

La explicación natural y literal más aceptada dice que Salomón, en uno de sus viajes por tierras del reino judío, descubre a una muchacha de belleza insólita. La lleva a palacio con intención de ganar su corazón, pero no lo consigue. La muchacha estaba enamorada de un pastor amigo suyo, compañero de la niñez. Ni la belleza física de Salomón, ni sus grandes tesoros, ni la sabiduría que le era propia, ni la fama de que gozaba logran quebrantar el corazón de la muchacha. Su amor era tan firme como los montes.

Con esta historia Salomón compone un exquisito y delicioso poema de amor. Hay tres personajes principales: ella, él y el coro de doncellas. En este poema han bebido fray Luis de León, san Juan de la Cruz, santa Teresa, Chateaubriand, Bécquer, Espronceda y centenares de místicos, románticos, escritores y poetas de todos los tiempos. El Cantar de los Cantares ha inspirado la poesía amorosa de todas las generaciones y seguirá haciéndolo en tanto que el amor sea la columna vertebral del universo.

Los enamorados del Cantar de los Cantares expresan sus sentimientos con un lenguaje lírico. A fin de facilitar el estudio de sus expresiones amorosas, hemos dividido el Cantar en ocho breves poemas, más un preludio. El orden seguido es el siguiente:

  • Preludio de amor: 1:14. 
  • Diálogo de los enamorados: 1:4–2:7. 
  • Primer monólogo de la enamorada: 2:8–3:5. 
  • Primer monólogo del enamorado: 4:1–5:1. 
  • Segundo monólogo de la enamorada: 5:2–6:3. 
  • Segundo monólogo del enamorado: 6:413. 
  • Requiebro en tres dimensiones: 7:1–8:4. 
  • Último monólogo del enamorado: 8:57. 
  • Tres enigmas de amor: 8:814.

En el lenguaje de las cosas, de las flores y de la música, preludio es tanto el comienzo de una ejecución musical como la anticipación de un requiebro florido o el inicio de una conversación o monólogo. Esta parte ocupa los cuatro primeros versículos del libro.

Evocando al amado ausente, la enamorada ansía sus besos. Los insinúa, los llama, los quiere, porque los besos son hambre de amor: «¡Oh, si él me besara con besos de su boca!» El amor que brota de esos besos es tan natural, tan ardiente, tan alegre como el vino. Y más aún: «Mejores son tus amores que el vino» (1:2).

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